Embalse de Iznájar, Cordoba, Andalucía, España.Greenpeace

Aprender de la escasez: cómo debería Córdoba enfrentarse a las próximas sequías

Hablamos con varios expertos para conocer qué medidas deberíamos tomar para minimizar los efectos de la falta de lluvia

Tras las incesantes lluvias de Semana Santa, Córdoba cuenta con una excelente reserva hídrica que le permitirá abastecer a la ciudad durante los próximos seis años. Estas lluvias han llegado en un momento en el que la escasez era latente y las restricciones una realidad.

Aunque los cordobeses han ido transformando drásticamente la forma de consumir agua con el paso de los años, « Córdoba en verano ha llegado a tener un gasto de 400 litros por habitante y día. Actualmente no llega a los 200 litros por habitante, entre 150-160», no hay que olvidar que hay que seguir «bajando la demanda», explica José Roldan, Catedrático emérito de ingeniería hidráulica de la Universidad de Córdoba.

Infraestructuras

«Podemos hacer embalses, pero más agua va a ser difícil que recojamos», apunta el catedrático. Córdoba tiene un clima semiárido y un régimen de lluvia Mediterráneo lo que le impide tener una previsión y contar con una «variabilidad muy grande durante todo el año». Desde que en 1953 se comenzaran a cuantificar las precipitaciones en la ciudad « la cantidad recogida en un año tiene un mínimo de 200 mm y un máximo de 1.200. Tenemos una variabilidad tremenda, independientemente del cambio climático».

« De embalses Córdoba está bien dotada. Hay que tenerlos llenos, gestionarlos bien», afirma José. Es imprescindible desembalsar agua como se ha estado haciendo recientemente del Guadalmellato al Navallana « porque cuando un embalse ostenta unos porcentajes de llenado altos tiene que soltar por sí volviese a llover de nuevo». Su misión es «retener e impedir que las avenidas de agua causen daños porque si llega y está lleno, no tendrá capacidad para retenerla. En los traspasos no se pierde agua».

Zonas de riego

Este tipo de espacios consume actualmente el 80-85% de las reservas de agua, haciéndose casi mandatorio « una reducción de las demandas cambiando el sistema de riego, pasando de a manta a goteo, cambiando los canales por tuberías para que no haya perdidas» o sustituyéndolo por el riego inteligente «con sensores para darle a la planta justo lo que necesita cuando lo necesita», indica el experto. Todo ello, para «no perder ni una gota de agua», así como no ampliar más zonas en riego aunque « cualquier alcalde quiera hacerlo porque es una riqueza y genera empleo», pero hay que « ponerlo en contexto global. Si hay agua o no hay agua es la clave».

Agricultura

Los agricultores y ganaderos son los principales afectados en épocas de sequía. Cuando el agua escasea sus grifos son los primeros en ver reducido su caudal y las cosechas comienzan a disminuir o, directamente, a perderse.

Fernando Márquez, director gerente del despacho SMJ abogados, especializados en dominio público hidráulico, aboga por poner en marcha una serie de medidas que maximicen la recogida de agua, ya que se trata de «no hacer grandes presas, pero si hacer grandes sistemas de acumulación de agua que beneficie a los agricultores». Que se les permita «construir balsas para que puedan acumular el 80% del volumen y todo eso lo quitamos de los pantanos en verano».

«Hay que ir a cultivos más resistentes a la sequía, variedades que aguanten mejor estas épocas y fomentar los sistemas inteligentes de riego e invertir en nuevos sistemas de acumulación de agua», apunta Fernando.

En Andalucía, somos «pioneros», el 80% de las explotaciones agrarias «están modernizadas y el riego por goteo es el predominante en la cuenca del Guadalquivir. Somos adelantados a otras cuencas con respecto a sistemas de riego». Y, por suerte, al riego ilegal « se le ponen las cosas más difícil gracias a los medios de teledetección».