Francisco Rivera `Paquirri´toreando de muleta a un toro en Sevilla.GTRES

Se cumplen 40 años de la tragedia de Pozoblanco

El torero Paquirri falleció tras la cornada que le infligió Avispado por la falta de medios médicos

Fue el 26 de septiembre de 1984. Esa tarde, el albero de la plaza de toros de Pozoblanco se tiñó de rojo. Rojo sangre del torero Francisco Rivera Paquirri, que resultó corneado por el toro Avispado, de la ganadería de Sayalero y Bandrés, y que desembocó en la crónica en directo de la muerte del torero, quien, sobre la mesa de la enfermería del Coso de Los Llanos, comentaba con los cirujanos las trayectorias que presentaban sus heridas con una frialdad que ha quedado en la retina y el recuerdo de todo el país al ser registrado en vídeo. El astado segó su femoral y, tras recibir la primera atención en la enfermería del coso taurino, fue evacuado en una ambulancia que tuvo que recorrer 67 kilómetros por una infernal carretera hasta que llegó al Hospital Militar de la capital cordobesa, donde solo se pudo certificar su fallecimiento. Desgraciadamente, no había ningún hospital cercano. Faltaban meses para que supuestamente entrara en funcionamiento la Residencia de Pozoblanco, de ahí su rápida evacuación a la capital cordobesa. Había muerto el torero, había nacido el mito.

Paquirri dando la vuelta al ruedo tras culminar una faenaLa Voz

Era su última corrida de la temporada

Con 36 años, Paquirri engrosaba la lista de toreros de oro que sucumbieron ante los cuernos de un toro y que forman parte de la trágica historia de la tauromaquia, como asociados están a su destino Barbudo con Pepe-Hillo, Joselito «El Gallo» con Bailaor y Manolete con Islero. Era su último compromiso de la temporada española. Al lancear al astado para ponerlo en suerte para ser picado, este fue al bulto y le hundió el pitón en el muslo derecho hasta la pala. Según el parte médico, presentó una cornada con tres trayectorias que interesaba a la vena safena y a la femoral. «Doctor, la cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias: una para acá y otra para allá. Abra usted todo lo que tenga que abrir, lo demás está en sus manos». Las palabras de Paquirri en la enfermería de la plaza de Pozoblanco, inmediatamente después de la cogida, muestran el carácter del torero en tan grave situación.

Plaza de toros de PozoblancoLa Voz

Las malas condiciones de la enfermería de Pozoblanco, donde no había ni anestesia, y el posterior traslado a Córdoba, a una hora de distancia, fueron fatales para Paquirri. Atendido de urgencia por el doctor Eliseo Morán (fallecido en 2023) poco más que una cura de urgencia pudo hacerse a Francisco Rivera, ordenando el galeno que fuera trasladado en ambulancia hasta el hospital más cercano. Eran otros tiempos, la enfermerías de las plazas de toros no estaban preparadas en su mayoría para proceder a una operación de tal envergadura, las carreteras eran las que eran…todas las circunstancias negativas se aliaron para que Francisco Rivera sucumbiera a la cogida.

Fachada del antiguo Hospital Militar de CórdobaLa Voz

Una tragedia que cambió la normativa

A partir de este suceso, se creó un protocolo de actuación basado en la rapidez asistencial, se mejoraron notablemente las enfermerías y se extendió el uso de instalaciones médicas móviles para las plazas portátiles. Se dictaminó la obligatoriedad de disponer de un quirófano en las plazas importantes y que contara con un equipo médico adecuado para cada evento taurino, compuesto por un cirujano, un ayudante, un anestesista y un enfermero.

Mucha tinta se ha vertido sobre aquella tarde. Se habla de «cartel maldito», ya que, apenas unos meses después, José Cubero «Yiyo», integrante de la terna, murió sobre la arena de la plaza de Colmenar Viejo tras estoquear a Burlero, que hundió el pitón en su corazón tras el embroque. Falleció con solo 21 años, en el tercero de su alternativa como matador. Y Vicente Ruiz «El Soro» se tuvo que retirar en 1994 a resultas de una grave lesión en una rodilla, que le tuvo apartado de los ruedos hasta su reaparición vestido de luces en 2014.

Cartel de la tarde del 26 de septiembre de 1984La Voz

Paquirri recibiendo el Trofeo Manolete en mayo de 1978AMCO

La noticia de la muerte de Paquirri corrió como un reguero de pólvora por el país e Hispanoamérica. Paquirri meditaba retirarse tras su gira americana y retirar también a la cantante Isabel Pantoja de los escenarios, con quien se había casado el año anterior, como ya hiciera Chicuelo con Dora la Cordobesita, la afamada cupletista, tras su boda en 1927. Las inmediaciones del Hospital Militar de Córdoba se llenaron de aficionados, de curiosos, de personas que consideraban a los toreros como héroes hechos de una pasta especial, y de más curiosos aguardando la llegada de la Pantoja a sus dependencias.

De aquella tarde nos quedaron en la retina las instantáneas de la cogida, las palabras de Paquirri en la enfermería grabadas por el corresponsal de TVE en Córdoba, Antonio Salmoral, que, por orden judicial no se pueden emitir; un puñado de canciones dedicadas al torero interpretadas por copleras de diversa trayectoria, y varias publicaciones, la primera de ellas «Córdoba, ascensión y muerte de Paquirri» publicada a comienzos de 1985 por el comentarista taurino de Radio Cadena Española en Córdoba, José Toscano.

Libro sobre Paquirri del crítico taurino José ToscanoLa Voz

Y con el discurrir de los años, la muerte de Paquirri nos ha legado la imagen de la «viuda de España» y de una herencia envenenada, además de dos hijos que se convirtieron en toreros, temas recurrentes para los programas de la prensa sin corazón que acuden como manada de buitres a la hora de conmemorar la muerte del torero.