El museo que nunca llegó a cuajar
El proyecto era homenajear a los cordobeses que dejaron su huella en hispanoamérica
El patrimonio histórico y artístico de Córdoba da para mucho. La forma tradicional de lucirlo es la del museo, el clásico recinto en el que cabe desde lo más elevado a lo más banal. La ciudad cuenta con varios museos que acogen elementos cuya importancia trasciende nuestras fronteras locales. Ahí están, por ejemplo, el Arqueológico o el Bellas Artes, con lo mejor de nuestro pasado o el Taurino o el Julio Romero de Torres, con un contenido único.
Entre los más recientes está el de Medina Azahara, que sirve de digno complemento a la visita a la ciudad califal y siempre en cartera está el museo cofrade, que no acaba de encontrar su materialización.
A mediados del pasado siglo surgió la idea de crear un museo nuevo. La iniciativa partió del Ayuntamiento y estaba en vías de ser una realidad pero finalmente se frustró el proyecto y, lógicamente pasó al olvido.
Una dilatada historia
La torre de la Malmuerta, una vez perdido su carácter defensivo quedó en el olvido y el abandono. Quedó inmortalizada en la literatura con Lope de Rueda, Juan Rufo y Lope de Vega. A lo largo de los siglos tuvo diversos y singulares usos, como prisión de nobles, observatorio astronómico, sede los exploradores o centro de fumigación de personas en tiempos de epidemias.
Fue en el mandato del alcalde Alfonso Cruz Conde cuando se adecentó la torre de la Malmuerta y se abrió al público. La fecha escogida tenía todo el simbolismo: el 12 de octubre. Este recinto militar, que a partir de ese momento se podía visitar todos los días de 11:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00, se había decorado con mobiliario de época y, curiosamente, estaba decorado con las banderas de todos los países hispanoamericanos.
El regidor anunció que el objetivo era hacer de la torre de la Malmuerta un pequeño museo para recordar a todos los cordobeses que habían formado parte de las diversas gestas hispanas en tierras americanas.
El museo queda en el olvido
A Alfonso Cruz Conde aquel día estaba a poco más de un mes de dejar el cargo. El 19 de noviembre abandonaba la Alcaldía para convertirse en el nuevo gobernador civil de Cádiz. Su idea era concentrar en la Malmuerta el homenaje de la ciudad a cordobeses como los Haranas, que acompañaron a Cristóbal Colón en su primer viaje a América, Fernando Colón, Gonzalo Ximénez de Quesada, el virrey Antonio Caballero y Góngora y tantos otros.
En la Alcaldía le sustituyó su hermano Antonio, pero el proyecto de dedicar la Torre de la Malmuerta en un museo dedicado a los cordobeses que dejaron su huella en Hispanoamérica quedó en el olvido. A lo mejor tuvo la culpa la incómoda escalera de acceso.