Suecos en el «infernio» cordobés

Después de tres canciones Joey Tempest dijo «Esto es un infernio», algo más propio de un rockero woke que de uno bragado. Pero ya en la prueba de sonido, por la tarde, los suecos de Europe fliparon con los 42 grados cordobeses y me cuentan que fue un «vámonos que nos vamos». De todas maneras el infierno de los heavies, según el chiste, es aquél en el que tienen a su disposición todos los amplificadores Marshall del mundo y las mejores Ibanez pero no pueden nunca, eternamente, hacer un punteo. Anoche hubo punteos y rock sin artificios en La Axerquía, que abrió su 43ª edición de manera brillante con el veterano grupo de rock y un público incondicional que casi llenó el reciento.

Una banda que ha emprendido The Time Capsule 40th Anniversary Tour con Córdoba como primera escala y haciendo honor a esa cápsula del tiempo en la que se viaja a lo largo de los 16 temas que interpretaron. Abrieron de forma potente con On broken wings, Rock the night (claro), Walk the Earth y ya no dieron respiro a un público venido en gran parte de otros puntos de Andalucía y otras comunidades. Una tribu heavy que sigue ahí a pesar de que las tribus urbanas prácticamente se han diluido a estas altura del siglo entre el chonismo urban y el hipterismo reciclado. Unos heavies fieles, con relevo generacional entre sus filas - más de un chiquillo hubo- y que demostraron como siempre que el hábito no hace al monje, que son los que menos ensucian y que saben realmente pasárselo bien.

Sobre el escenario cinco músicos veteranos que ejecutaron con profesionalidad y de manera efectiva un setlist donde reinaron las canciones de los álbumes de los 80 (Out of this world, The Final Countdown y Wings of Tomorrow ) y algún apunte a su carrera retomada desde 2004, con un último sencillo, Hold Your Head Up, que nos muestra a unos Europe más alejados del sinfonismo casi pop de sus comienzos y más curtidos en el rock que es, a fin de cuentas, lo que tocan sobre un escenario sin pantallas de video, hologramas, ovnis ni rayos láser. Una lona con su nombre y ya está. Lo demás es farfolla y artificio.

El momento Carrie fue saludado con grititos sobre todo de ellas, una balada incrustada en el disco duro de muchos de los presentes y que nos transportó al pasillo del instituto, entre las horas de matemáticas y latín. Porque no nos engañemos: la nostalgia es la gran aliada en esta gira y por supuesto para la banda, consciente de que forman parte del recuerdo colectivo de mucha gente que creció a base de radiofórmulas y cardados.

La recta final, antes del único bis, supuso una descarga eléctrica con Last Look At Eden, Ready or Not y Superstitious, ésta última aliñada con algunos acordes del No Woman, No Cry de Bob Marley.

Faltaba el postre, un bis que iniciaron con la batería de Ian Haugland - hacía tiempo que en un concierto no se pegaba el sonido del bombo al estómago- marcando los primeros acordes de la mítica Cherokee para cerrar a lo grande con la inevitable The Final Countdown. Y para el hotel en la furgo.

Es la segunda vez que Europe visita Córdoba y de nuevo un Festival de la Guitarra que no escapa a las críticas pero que ha dado un golpe de efecto con esta inauguración. Una noche de rock sin trucos, con un público numeroso y entregado y con un concierto finalizado a una hora prudente porque ya, a ciertas edades, encaramos el final de la cuenta atrás y no estamos para muchos trotes.

Pero tan estupendos en actitud como los chicos de Joey Tempest.