El fútbol regresaba completo, este fin de semana, a la capital cordobesa. El Córdoba CF y el Córdoba Patrimonio afrontaban -sobre el césped y sobre el parqué- sus respectivos duelos ligueros y los resultados fueron para olvidar, no sin antes reflexionar acerca de lo acontecido.

El equipo de fútbol sala volvía a la competición tras el parón navideño y con la necesidad de comenzar ganando en el primer partido de la segunda vuelta. Los de Josan González marchaban en la zona media de la tabla, con los puestos de descenso acechando y con el triunfo como único b´lsamo para curar los males que lo aquejan.

Pero ante el Noia, el Patrimonio dio una vez más muestra de sus problemas -principalmente de concentración- y comenzó el año, la segunda vuelta y el partido de la peor manera. Los blanquiverdes perdían por 3-0 a los cinco minutos de juego y, a partir de ahí, todo fue un suplicio. El 4-2 final no logró maquillar una situación que empieza a ser acuciante y, en la perspectiva corta, difícilmente mejorable, ante tres rivales de fuste, ya que le esperan Barça, Jaén y Palma.

Por su parte, el Córdoba CF se jugaba un título que no es tal, pero que es el premio al trabajo bien hecho: el de campeón de invierno. El Alcorcón -seguramente el verdadero rival por el primer puesto si la cosa no cambia- venció al Deportivo de la Coruña, dando un golpe sobre la mesa, incontestable. A los blanquiverdes solo les quedaba ganar para acabar la primera vuelta como líderes del Grupo 1 de Primera Federación, pero tampoco hubo suerte.

Primero la Balona con una salida al campo mejor, después las ocasiones no concretadas de los blanquiverdes y, para rematar, un arbitraje muy discutible, que dejó al Córdoba medio partido con diez hicieron el caldo perfecto para acabar perdiendo el partido, el campeonato invernal y descolgarse del liderato.

Lo mejor que tiene el fútbol, ya sea sobre el césped o sobre el parqué, es que vive deprisa y un resultado cambia el ánimo y la perspectiva en apenas una semana.