Alfonso Serrano y la bofetada sin mano al Córdoba

Han pasado tres años desde que Alfonso Serrano se despidiera de la Dirección Deportiva del Córdoba y lo que -a las primeras de cambio- pareció un acierto, pasadas tres campañas los resultados han demostrado que resultó todo lo contrario.

Serrano llegó a la entidad blanquiverde en 2019, en la etapa final de Jesús León como dueño del club. Los problemas que se encontró no fueron pocos en sus primeros meses, cuando el club fue intervenido judicialmente y tuvo que hacer confeccionar una plantilla sin dinero para, con posterioridad, trabajar para los nuevos y actuales propietarios de Baréin.

Sin embargo, con la situación económica ya estabilizada, desde la propiedad no se confió en su trabajo (pese a su exitosa trayectoria) y se apostó por dar la Dirección Deportiva a Juan Gutiérrez Juanito, que en su primer proyecto al frente del Córdoba en Segunda B (en la 2020-2021, aunque llegó en enero de 2020) descendió al equipo a la cuarta categoría del fútbol español.

Esa misma campaña, Serrano recaló en el Deportivo de la Coruña, pero su proyecto no cuajó y en 2021 llegaba en el Albacete, donde formó por tres temporadas. En la primera (2021-2022) Serrano subió al cuadro manchego al fútbol profesional (curiosamente dejando en el apeadero al Deportivo), mientras Juanito se resarcía del descenso del Córdoba a Segunda Federación con un obligado ascenso directo a Primera Federación.

Fue el mayor logro del actual director deportivo del Córdoba, ya que pese al fulgurante comienzo de la campaña que acaba de terminar, desde la jornada 16 el Córdoba cayó en picado, con media docena de jugadores pidiendo salir en el mercado invernal y ganando solo tres partidos en casi seis meses de competición.

Éxito y fracaso

Entre tanto, Serrano proseguía con su proyecto en Albacete en Segunda División, categoría en la que logró meterse en el play-off de ascenso a Primera División con el segundo presupuesto bajo de los 22 equipos de La Liga Smartbank y recién ascendido. Cayó contra el Levante, pero el trabajo del que fuera el director deportivo del primer ascenso a Primera del Numancia o del Málaga de la Champions League, entre otros, ha sido sobresaliente.

Tal vez, en algunos cordobesistas resuene aquella afimación cuando se marchó del club blanquiverde, al reconocer que con la llegada de Infinity (Baréin) tuvieron «una reunión en mi despacho, Jorge y yo con un miembro del consejo, y nos dicen que ambos vamos a tener las mismas competencias que teníamos antes, cuando por detrás tenían apalabrada otra dirección deportiva».