Pedro Sánchez celebra uno de sus goles en El Molinón en la 13/14Archivo LFP

Y de repente… vuelve El Molinón

Con el Córdoba en zona de descenso y un panorama desalentador, el cordobesismo se aferra a romper los pronósticos como aquella tarde en Gijón de la 13/14

Es una evidencia que muy pocos creen en el que Córdoba pueda sumar a domicilio en los tres partidos que restan para acabar el año 2024. Entre los aficionados los hay que tiran de esperanza y los hay que desisten, pero la situación no es más halagüeña si nos atenemos a los mensajes mandados desde el vestuario. El propio Iván Ania habló de manera tácita de falta de aptitud en sus jugadores. Poca calidad para ganar fuera de casa. No lo gritó a los cuatro vientos, pero sí que lo describió con una sentencia que queda para el que la quiera recoger. «Ojalá fuera una cuestión de actitud porque eso se puede corregir», dijo nada más acabar el duelo en Almería.

En la misma línea fue el capitán Carlos Marín, que también lanzó un mensaje con el mismo destinatario que tenía el efectuado por el técnico ovetense minutos antes. «Fuera de casa no nos da», explicó el portero, que reclamó movimientos en el mercado de invierno para corregir una temporada que se está manteniendo por el gran nivel exhibido por los blanquiverdes en El Arcángel. Lejos de casa el desastre es absoluto: solo un punto de 24 y, lo que es peor, la sensación de que nada va a cambiar en las salidas a Gijón, Valencia (Levante) y Oviedo. Pero… llega El Molinón.

El escenario en el que todo cambió la temporada del ascenso

Porque es tal la desesperación por conseguir algo de fe para lograr puntos fuera de El Arcángel que hay que tirar de hemeroteca. Y, en una situación parecida a la actual, aunque todavía más grave, el Córdoba logró revertir la tendencia cuando absolutamente nadie lo pensaba. Era la temporada 2013-2014 y el cisma en el cordobesismo era evidente con la figura de Carlos González en la diana. Una semana antes, en El Arcángel ante el Murcia, se registró una protesta contra la propiedad que juntó tan solo a unos 4.000 aficionados en las gradas. Aquel duelo lo empató el equipo dirigido por Albert Ferrer, que acudió a aquella cita en Gijón una semana después con el agua al cuello.

Y no solo porque el Córdoba lo afrontara en zona de descenso, sino porque una derrota habría supuesto su destitución. Pero, sin saber muy bien cómo, el conjunto blanquiverde cuajó un buen encuentro, se impuso 1-2 a un Sporting que peleaba por ascender a Primera División y se armó de confianza hasta facturar 21 puntos de los últimos 30 que había en litigio en esa 13/14 que concluyó con el salto de categoría en Gran Canaria. De aquello hace ya más de diez años, pero El Molinón, al menos esa tarde, se convirtió en el escenario en el que todo cambió.

Claro que, a tenor del resto de precedentes, no parece el lugar más propicio para invertir una tendencia dramática. Porque, salvo en esta ocasión, el resto de resultados han sido para echarse a temblar. 14 duelos disputados y un balance de solo una victoria, cinco empates y ocho derrotas. A ver el domingo…