Un déjà vu que sabe a gloria (1-2)
El Córdoba, tras una primera mitad nefasta, se hace con los tres puntos en el último segundo gracias a un gol de Carlos Albarrán
Dicen que uno siempre vuelve a donde fue feliz. Por otro lado, hay quien apunta que, donde lo fuiste, mejor no volver. Pero al Córdoba no le quedaba más remedio que visitar Castellón. Así lo marcaba el calendario. Mucho se había hablado durante la semana de todo lo que rodeó esta visita la temporada anterior, pero lo que nadie se hubiera atrevido ni siquiera a fantasear es que la experiencia se iba a repetir. Castalia, definitivamente, entra en el lugar de los templos sagrados del cordobesismo. Y eso que el equipo blanquiverde mereció mucha peor suerte de la que obtuvo en la primera mitad, pero el volantazo de Iván Ania y una actuación sobresaliente en la segunda, sirvieron no solo para remontar sino, de paso, para dar un paso de gigante en la pelea por la permanencia. La distancia con el Eldense es ya de 9 puntos.
Una primera parte para olvidar
Mal. Muy mal. Horrible. Pongan el calificativo que quieran a la primera mitad de un Córdoba inexistente. Ya desde un dibujo totalmente inexplicable. Ania decidió colocar a Albarrán en la izquierda y a Marvel en el eje de la zaga. Hoy, cuando podía volver a lo que tan buen rendimiento dio en Valencia y Oviedo, planteó una revolución de tres centrales y el catalán en la izquierda. El experimento salió fatal. El Castellón atacaba en oleadas y jugaba fácil. Muy fácil. Los pasadores del cuadro orellut tenían todo el tiempo para hacer lo que les daba la gana. Y eso se tradujo en que la primera mitad acabó 1-0 como pudo terminar 4-0. El Córdoba volvió a su peor versión.
Ya desde el inicio, Jesús de Miguel se pudo plantar mano a mano ante Carlos Marín, pero una gran intervención de Xavi Sintes evitó lo que parecía un gol cantado. Desde ese momento solo existió un equipo en Castalia. Los blanquinegros hacían y deshacían a su antojo. De hecho, consiguieron el 1-0 por mediación de Suero en el 22’, aunque esa diana fue anulada por un claro fuera de juego previo de Raúl Sánchez. Era el segundo aviso de los de Schreuder, que se encontraron con un soberbio Carlos Marín pasado el 35’. De nuevo el almeriense sacó una intervención magistral del repertorio para que el duelo siguiera en empate. Eso sí, y como antes, la acción también estaba invalidada.
La que no la estuvo fue la que se produjo al borde del minuto 40. El cuadro orellut, que lo merecía sobradamente, dio en el clavo tras una acción en la que encontró todas las facilidades del mundo por parte de la zaga blanquiverde. Nadie presionó al pasador y ni Albarrán, Marvel ni Lapeña se enteraron de que desde segunda línea entraban jugadores. Uno de ellos, Lottin, quien solo ante Carlos Marín y con todo el tiempo del mundo, sellaba el 1-0. Un resultado tan justo como corto al término de la primera mitad.
Del Moral lo cambia todo en el segundo acto
Como no podía ser de otra manera, Ania metió el bisturí tras el paso por vestuarios. Recondujo su propio error y sacó del campo a Marvel para dar entrada a Alberto del Moral. El equipo lo notó de inmediato y, fruto de ello, apenas tardó cinco minutos en lograr la igualada. Un claro penalti por manos de Suero lo tradujo en el 1-1 Álex Sala. Con confianza y golpeando a la escuadra. Imparable para cualquiera. Empezó entonces un nuevo partido en el que el Córdoba dominaba. Pasaba, ahora sí, lo que querían los blanquiverdes. Y esto dio paso a un carrusel de ocasiones en las que el 1-2 no llegó de milagro. Gonzalo Crettaz se puso el traje de héroe para sacar un disparo centrado de Isma Ruiz, primero, y un desvío de Casas después de un centro lateral que ya se cantaba como gol en Castalia.
Entraron entonces los nervios a los pupilos de Dick Schreuder, que vieron cómo el delantero de La Rambla no acertó a hacer el segundo tras un tiro escorado que se marchó desviado. El campo estaba claramente inclinado hacia la portería castellonense, pero como suele pasar en estos casos, el partido dio una segunda oportunidad al equipo local. Dio un paso adelante y, si antes había sido Gonzalo el héroe de los suyos, ahora le tocó hacer su intervención milagrera a Carlos Marín, evitando con una parada sensacional un disparo a quemarropa de Calatrava.
Schreuder y Ania parecían firmar la paz y un punto que, a la vista de los resultados de los rivales directos, era más que positivo. Sin embargo, una buena acción de Obolskii cerca del córner y un regalo inesperado en forma de falta innecesaria de Alberto Jiménez terminó con esa bendita locura vivida hace casi un año en el mismo escenario. Del Moral la ejecutó y Albarrán, como en Ponferrada, sentenció. El VAR valoró un posible fuera de fuego para darle todo el suspense del mundo a un guion de película, pero, como suele ocurrir en estos casos… el resto es historia. Otra vez subidón en Castalia.