Opinión
Finanzas insostenibles: Desempleo
Son necesarias políticas de empleo de largo plazo, que dinamicen el sector privado
Hablar de desempleo en España, es hablar de la debilidad crónica de la economía española, la que con desdén han maltratado los sucesivos gobiernos, a izquierda y derecha. Gentes que, en su mayoría, ignoran lo que significa creación de valor para la sociedad en el ámbito del sector productivo privado, el que, con su trabajo, nutre las arcas de la hacienda pública común.
Dos enfoques
La medida del desempleo, deriva de dos enfoques con diferentes metodologías. El INE elabora su Encuesta de Población Activa (EPA), y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la conocida como Paro Registrado.
El cuadro 1, presenta ambas estimaciones, con las que el lector podrá apreciar diferencias significativas, siendo la EPA la que aporta resultados más elevados.
Los años 2020 a 2022, muestran los datos relativos a las personas en situación de Expediente de Regulación de Empleo (ERTE), causada principalmente por la irrupción del COVID. El paro imputable a la pandemia, ha sido añadido a los valores de desempleo tanto de la EPA como del paro registrado.
Comentario aparte, merece atención la cuantificación del número de asalariados con contratos fijos-discontinuos cuya situación, cuando se encuentran inactivos, no figura registrada en las estadísticas suministradas por el SEPE, ni tampoco analizada en la EPA. Por tanto, podemos concluir que las cifras publicadas, podrían implícitamente ofrecer un sesgo a la baja.
Imagen ésta - paro bajo -, que sin duda gusta a cualquier gobierno, y más a quienes por su propia conveniencia, recurren a artificios estadísticos para maquillar situaciones desfavorables. Y es que, ya lo dice el refrán, aunque la mona se vista de seda…
El desempleo, 14 años después (2022) se resiste a bajar, al menos, al nivel registrado en 2008 – fecha de la anterior crisis económica ---, con 2.596.000 de personas en paro. Eso sí, la tendencia a la baja, parece llevar buen camino, acaso nublada por proyecciones recientes, que no concuerdan precisamente con el optimismo gubernamental.
Paro juvenil
El paro juvenil -cohorte de edades entre 16 y 24 años -, muestra una recuperación continua desde su nivel máximo en 2012 con 956 mil jóvenes en paro (EPA), si bien la brecha EPA-SEPE, viene marcando una notoria distancia, de aproximadamente un 52% más baja en paro registrado respecto al resultante en EPA.
En tasa porcentual, el paro juvenil según EPA, se mantiene en 2022 con un 29,9% (promedio de tres trimestres), 2,6 veces por encima del registrado por el grupo de edad entre 25 y 64 años (11,7%).
Cabe destacar positivamente la reducción del paro de 467 mil jóvenes en el período 2012-2022. Y junto a ella, añadir tres factores que, parcialmente, pudieran contribuir a explicar la evolución descendente del paro juvenil: a) la reducción en el período 2001-2022, de 655 mil personas de la población total juvenil (encuesta INE); b) la reducción de 855 mil jóvenes ocupados en el mismo período; y c) la tasa de ocupación juvenil respecto a su población activa – factor fundamental en la creación de riqueza y empleo -, que se ha contraído desde su nivel más alto en 2007 con un 39,5% hasta el 23% en 2022.
En resumen, población juvenil en descenso que provoca una menor tasa de ocupación aumentando el desempleo, restando creación de riqueza estimada en 10.800 millones anuales de PIB, y añadiendo un gasto por vía de las prestaciones sociales relacionadas, estimada en 1.438 millones para el año 2022.
Ocupación
El cuadro 3, ilustra acerca de la ocupación total que, con 20.307.000 individuos, alcanza prácticamente los niveles conseguidos en 2008, anotando un descenso de 103 mil personas.
El grupo de mayores de 25 años, se anota una recuperación de 588 mil empleos, superando con 19.221.000 la cota de 18.633.000 lograda en 2008, y con tendencia de recuperación ascendente desde el año 2014. Por su parte, la cohorte de menores de 25 años, acusa una caída de 691 mil empleos hasta 1.146.000 que queda lejos de los 1.837.000 registrados en 2008, si bien con una tímida tendencia al alza a partir de 2015.
El coste del desempleo
Las prestaciones por desempleo, suponen una partida relevante en el capítulo del gasto asistencial, tal como se refleja en el cuadro 4.
Así, la crisis financiera de 2008, entre otros factores adversos, disparó el gasto por desempleo a €22.183 millones, siguiendo su ruta ascendente hasta €34.561 millones en 2012, y a partir de 2013 en senda descendente hasta los €20.085 millones en 2019.
La aparición del COVID en 2020, causó, entre otros efectos de naturaleza humana, un gran desembolso de ayudas por ERTEs y otras prestaciones asociadas a la pandemia, por valor de €17.959 millones, partida que no entraba en las partidas de los Presupuestos Generales del Estado para dicho año. Así mismo, en 2020 la prestación por desempleo, neta del efecto COVID, aumentó en €3.109 millones hasta €23.194 millones.
En 2021, la factura asociada a prestaciones por ERTE y COVID, se reduce en un 76% hasta €4.371 millones, y las correspondientes a desempleo, retroceden ligeramente en €600 millones hasta €22.593 millones.
Así nos comparamos
Al comparar los datos de desempleo de nuestro país con los de las principales economías desarrolladas, España consigue la primera posición de un podio que, por sus características, muestra los peores registros tanto en paro total como en el juvenil, posiciones que parecen retratar a un país que, a pesar de sus muchas virtudes, parece conformarse hoy con la subvención y la paga gratis, olvidando su genio creador y el carácter emprendedor que un día sirvieron a otros de ejemplo y codicia.
España lidera en solitario la tasa de desempleo juvenil más alta entre los analizados. En 2022 registra un 32,1%, 1,9 puntos porcentuales respecto del año anterior, detrás le sigue Italia con un 23,6% y Francia el 15,6%.
Por la parte mejor valorada, el paro bajo, destacan Alemania, USA y el Reino Unido, con tasas de desempleo total de 3%, 3,5% y 3,7% respectivamente, que pueden considerarse como situaciones de pleno empleo (rango que numerosos economistas hoy conceden entre 3-5%)
Con respecto a los promedios en la Zona Euro, España supera en 2,2 veces en paro juvenil, y el total, en 1,3 puntos porcentuales.
¿Es sostenible el desempleo?
Todo buen gobernante y quienes aspiren a ello, probablemente responderían que el desempleo en España resulta insostenible en los niveles en que se viene manteniendo a lo largo del S.XXI. Pero hacen poco por remediarlo, con políticas erráticas, de corto alcance, populistas las más de las veces, que estorban más que ayudan a mitigar el problema.
España, por propia autoestima, no debiera permitirse tasas de desempleo tan elevadas que causan un gasto recurrente en prestaciones, amén de su impacto negativo en la creación de riqueza y con ella, la recaudación tributaria, que no necesita de mayores subidas de impuestos, si no de tasas de ocupación más elevadas, que llevan a mayor actividad económica, menor desempleo y mejoras en la estructura de los factores de producción.
Conclusión
Desde el desempleo a la pobreza apenas un paso, que tristemente acucia a un creciente segmento de la sociedad española.
¿Cuándo veremos un paro comparable al registrado por las economías desarrolladas con quienes nos gusta compararnos?
¿Cuándo también, veremos a nuestros jóvenes con mayores opciones de trabajar, ser productivos y más independientes, más allá de las ilusorias rentas mínimas vitales, pagadas generosamente, con cargo al contribuyente y a cambio de nada?
¿Cuándo, finalmente, lograremos reducir la pobreza que, progresivamente, se está introduciendo en los hogares españoles?
Las anteriores preguntas, demandan respuestas urgentes y decididas por parte de los poderes públicos.
La respuesta es política, son políticas que deben ser dedicadas a la mejora del bien común, la creación de riqueza y su justa redistribución, ajena a sesgos ideológicos que todo lo contaminan, con daño irreparable a la sostenibilidad de la sociedad y del planeta Tierra, con su pretendida configuración de un nuevo orden, en el que se asiente una nueva especie humana, más pobre, más ignorante, más débil y más obediente a los nuevos poderes que, con paradigmas viejos y fracasados, pretenden imponer su doctrina y el disfrute de la vida servida por nuevos esclavos.
Son necesarias políticas de empleo de largo plazo, que dinamicen el sector privado, con una administración pública más pequeña, que gaste menos y mejor.
Un hombre es pobre no ya cuando carece de todo, sino cuando no trabaja.
Miguel Sánchez de Pedro es consultor internacional