Fernando Adell, nuevo presidente de Asaja Córdoba
«Ni agricultores ni ganaderos, somos fabricantes de alimentos básicos»
Entrevistamos al flamante presidente de la patronal Asaja Córdoba
Está un poco abrumado por la atención mediática. Desde que a finales de junio fue elegido para el cargo- su candidatura fue la única que se presentó- el nuevo presidente de Asaja Córdoba no ha parado de realizar entrevistas y declaraciones a distintos medios. El sector primario ha adquirido más interés en los últimos años y Fernando Adell Martí (Tortosa, Tarragona, 1960) es consciente de que además encabezan una lucha que no solo defiende los intereses de agricultores y ganaderos, sino de todo un país.
Adell llegó a Pozoblanco con tan solo unos días de vida. Sus padres, ganaderos catalanes, hicieron el viaje a la inversa que muchos andaluces. Se licenció en Derecho por la Universidad de Córdoba y es ganadero de porcino ibérico y de vacuno, vicepresidente de la DOP Los Pedroches, y presidente de la Cooperativa Ganadera Cordobesa.
Los últimos 17 años ha ejercido como vicepresidente primero de Asaja Córdoba, pero siempre desde un discretísimo segundo plano. Ahora los micrófonos le apuntan directamente a él.
- ¿Ganadero de cerdo ibérico es una de las mejores cosas que se puede ser en esta vida?
- Pues casi que sí (ríe). A lo mejor suena un poco frívolo, ¿no? , pero una de las cosas que me encanta de un cerdo ibérico es verlo en invierno en el campo comiendo bellota y andando. Los andares que tiene un cerdo ibérico cuando está gordo son, a mi modo de ver , preciosísimos. Me encanta. Y es uno de los espectáculos, para mí, más bonitos de la dehesa en España.
- ¿Y no tiene usted bastante lío de ganadero como para presidir ahora Asaja?
- Bueno, yo llevaba aquí 17 años de vicepresidente y, la verdad, no me había ocupado demasiado tiempo. Me convencieron principalmente Ignacio y el resto del comité ejecutivo. Me eché al ruedo y no pensaba que me diera tanta tarea como me está dando. Rafa Navas [Secretario General] me dice que esto solamente son los primeros días (ríe).
- Esta misma semana, por cierto, se anuncian nuevas movilizaciones.
- Sí, el miércoles estuvimos en una reunión en Antequera. La reunión fue de Cooperativas, de COAG y de Asaja. Y como el ministro de Agricultura no nos hace ni mucho ni poco, sino que ningún caso, pues cuando llegue septiembre volveremos a exponer lo que demandamos del ministerio. Y si no nos hacen caso, pues ya tendremos que ir a las movilizaciones, porque el ministro se llevó a firmar una especie de acuerdo con UPA, que UPA es exactamente UGT. Y luego el ministro dio su apoyo a una organización que se creó y que se llamó Unión de Uniones, que es una excisión de COAG. El ministerio los apoyó porque necesitaba más interlocutores para que firmaran lo que ellos les pusieran por delante. Y para no tener solamente a UPA, pues apoyó la creación de Unión de Uniones. Así tendría dos interlocutores el ministerio. Pero vamos, son dos interlocutores que son lo mismo. Y entonces a los que mayor representatividad tenemos, que desde luego sin duda somos Asaja, Cooperativas y COAG, nos dejó fuera. Nosotros tenemos nuestras demandas y queremos que nos escuchen, y que en la medida de lo posible, apoyen nuestras reivindicaciones. Y en eso estamos.
- ¿La polarización también ha llegado al campo?
- Bueno, si miras la reunión de los que nos juntamos el pasado miércoles, somos o comprendemos todos los ámbitos políticos que tenemos en España. Creo que este tipo de reuniones más que polarización significa que hay profesionales que solicitan al ministerio que tome unas medidas para que podamos seguir adelante,porque todos somos profesionales o empresarios. O sea, aquí la mayoría somos autónomos y de ellos la mayoría son pequeñas empresas agrícolas. Y entre autónomos y pequeñas empresas agrícolas somos los que estamos en el sector primario español. Y somos necesarios. Yo digo muchas veces que nosotros no somos ni agricultores ni ganaderos: somos fabricantes de alimentos básicos. Y alimentos que tenemos muy controlados y con mucha exigencia sanitaria y de una grandísima calidad. De tanta calidad que producimos alimentos para casi toda Europa. Entonces solamente necesitamos un poquito de apoyo. O, si no nos apoyan, por lo menos que nos pongan cortapisas.
- No se suele dudar de lo justo de las reivindicaciones del sector, pero ¿no temen que tanta protesta les afee la imagen?
- Yo creo que no. Cuando hubo manifestaciones en Madrid, la gente de la calle apoyaba aquella manifestación. Y siempre tenían palabras cariñosas. Creo que es que la opinión pública, los consumidores, tienen que entender que cuando se meten con los precios del campo, el de un kilo de naranjas en la tienda, por ejemplo, el agricultor ha recibido muy pocos céntimos de euro por kilo. Aunque luego aquello valga un euro y pico o dos en un punto de venta, la mayor parte del coste está desde que sale de las manos del productor hasta que llega al consumidor. Y solamente se preocupan de ver si le bajamos el producto en origen. No saben que eso lleva muchos impuestos, muchas manos de obra añadidas, muchos pasos, muchos transportes. En fin, infinitas manos que tocan ese producto. Y solamente se acuerdan del productor. Y nosotros aquí, en la mayoría de los casos, estamos produciendo casi por debajo de coste. Bien es cierto que los costes no son iguales para uno que para otro, pero los precios son muy bajos en el campo. Y solamente se acuerdan del agricultor, del productor básico, cuando hay una mayoría que está detrás del coste.
-Esta semana el Seprona ha detectado tres pozos ilegales y una balsa no autorizada en una finca cordobesa. Ustedes solicitan que la normativa sea más flexible, sobre todo en el almacenamiento del agua.
-Nosotros lo que solicitamos es que haya más agua para todo el mundo, para los cultivos. Si queremos una agricultura productiva y competitiva, el agua es imprescindible. Y si queremos aumentar también el número de trabajadores en el campo, tenemos que tener cultivos que exijan precisamente más mano de obra. Y todos los cultivos que exigen más mano de obra son cultivos que hay que regar. A nosotros nos da igual que el agua venga de un sitio como de otro. Queremos agua. Y que hagan más embalses, que nos dejen hacer pozos, aunque lo fundamental son embalses, porque los pozos, quieras que no, sacan mucha agua. Hay épocas del año en las que llueve como en este, que en primavera ha sobrado mucha agua. De hecho, en la zona norte de Córdoba de la que yo vengo, llevamos dos años prácticamente que no había agua. Y el pantano de Sierra Boyera se llenó en dos noches, que cayeron 200 litros y el embalse pasó casi de cero hasta arriba. Entonces, si hubiera más pantanos, pues habría más agua para todo el mundo. Cuando llegó Zapatero al gobierno, había un plan hidrológico nacional proyectado que hubiera resuelto todos los problemas, pero se lo cargaron. Tengo bastante relación y visito con mucha frecuencia Navarra. Donde empieza la provincia pasa el Ebro, que divide Navarra, Logroño y Aragón. En esa zona, el Ebro se desborda todos los años. Cuando llueve en primavera y viene el deshielo del Pirineo, haya o no sequía, se desborda todos los años ese río ahí. No entiendo por qué no podían poner unos embalses que, por decantación, cuando el río sube a un determinado nivel, en lugar de que se desparrame por toda aquella zona no se recoge en esos embalses. Tan fácil que cuando sube de un nivel, el agua pase a otro lado. Y se podrían regar muchas zonas. Pues no, todos los años se tiene que desbordar el río, algo que también le ha pasado al Guadiana. O sea, hay que hacer obras hidráulicas y acometer reformas en la forma de distribuir el agua, porque también se pierde mucha a través de las vías que conducen el agua de un pantano hacia los riegos.
Si queremos aumentar el número de trabajadores en el campo, tenemos que tener cultivos que exijan precisamente más mano de obra. Y todos los cultivos que exigen más mano de obra son cultivos que hay que regar.
- ¿Peligra la despensa europea?
- Si tengo que ser sincero, creo que no, porque si no estuviéramos nosotros, están los marroquíes y otros países de Europa. En la reunión de Antequera también comentaron que en Marruecos se están construyendo alrededor de treinta plantas desalinizadoras, y no sé cuántos embalses.Y hay muchas hectáreas de Marruecos que se están poniendo en riego. Todo eso lo está financiando, parece ser, el Estado español. Y digo yo, ¿por qué en vez de financiarlo allí, no lo financian aquí?. Porque a nosotros ¿qué más nos da el agua de una desaladora que de un embalse? Lo único que necesitan los marroquíes es tecnología y agua. Y le estamos llevando tecnología, agua e inversión. Hay fondos de inversión, parece ser, que invierten en Marruecos en grandes superficies que van a dedicar para invernaderos. Y todo eso con el beneplácito y la colaboración española. Cuesta trabajo asimilarlo.
- ¿Los jóvenes siguen dando la espalda al campo?
- Están forzados a ello. Los jóvenes, hijos de agricultores, ven las fatigas que se pasan en su casa, lo que cuesta salir adelante. Y por eso buscan otra salida. Si el campo estuviera más apoyado y tuviera una imagen mejor eso es algo que nos ayudaría mucho. Que vean que aunque dura, es una oportunidad laboral digna.
- ¿Qué ha supuesto para usted suceder a una persona como Ignacio Fernández de Mesa?
- Bueno, pues un reto personal muy grande. Porque Ignacio cogió esta casa hace 24 años, en una situación muy lamentable y prácticamente ha hecho de Asaja Córdoba una institución en Córdoba, desde luego. Y es una asociación que dentro de la propia Asaja nacional está muy reconocida Aquí trabajan cuarenta y tantas personas, durante todo el año y fijos. Entonces, de coger una cosa que no era nada a lo que esto es ahora, ha habido un largo camino y a mí me ha encantado poder acompañarle durante 17 años que he estado de vicepresidente primero. Ahora intentaré mantenerlo e ir creciendo. Porque cuando ya estás muy arriba, el subir todos los días cuesta trabajo. Pero por mi parte no va a quedar y creo que todos vamos a hacer un esfuerzo, el que podamos, y llevar esto adelante..