El portalón de San LorenzoManuel Estévez

La batalla perdida de Luis Enrique

«Al final, no hubo tal batalla por incomparecencia por parte de España. Y nos quedamos con cara de tontos»

"El fútbol es bello porque es sencillo”, dijo el gran Vujadin Boskov (1931-2014), trotamundos del fútbol que estuvo como jugador en los Juegos Olímpicos de Helsinki (1952), donde fue medalla de plata, y en los Mundiales de Brasil (1950) y Suiza (1954).

Más allá de sus indudables virtudes como jugador, y especialmente como entrenador, que es de lo que le conocimos más en España, a él se le atribuyen otras frases geniales como la de: «Es mejor perder un partido por nueve goles, que nueve partidos por un gol», y también «Cuando Dios quiere el balón no entra», «En el fútbol se aprende hasta de los recogepelotas» y sobre todo, la de «fútbol es fútbol».

Y tampoco tiene desperdicio el consejo que le dio al presidente Lorenzo Sanz, cuando se llegó a comentar que lo iba a fichar en enero de 1996. «Si quiere usted ganar la Copa de Europa, fiche a un portero bueno y que por su altura, rasque con las manos las telarañas de su área chica». Eso jugando en Europa es muy importante.

Fue todo un caballero del fútbol, calmado y educado, por eso estaba en contra de las situaciones extradeportivas que ocurrieran en los enfrentamientos internacionales. En España aún se recuerda aquel lejanísimo España-Suecia de los Juegos de Amberes (1920), los del «A mí Sabino el peloto, que los arrollo» que acabó en gol... y con unos cuantos suecos atropellados, heridos dentro de su portería. Fue toda una batalla campal donde casi ningún jugador acabó en pie: había nacido la «Furia española», mote que nos puso la prensa belga recordando nuestras andanzas por allí con los Tercios en Flandes.

Por otra parte, no hemos sido los únicos en dar «batallas» en esto del fútbol.

La batalla de Highgury (1934)

Tuvo lugar el 14 de noviembre de 1934 en el Estadio del Arsenal, Londres, entre las selecciones de Inglaterra e Italia. Ganaron los locales 3-2 y fue un partido especialmente violento. Y eso que era amistoso.

La batalla de Burdeos (1938)

El 12 de junio de 1938, en el Parc Lescure de Burdeos, Francia. Fue un partido de los cuartos de final del Mundial de 1938, celebrado en el país galo. Jugaban Brasil y Checoslovaquia. Arbitró el húngaro Pál von Hertzka que se «hizo el loco» ante la dureza de los dos equipos, por lo que se dieron faltas salvajes de todo tipo. Acabó 1-1 y tuvo que jugarse un desempate días después con los que quedaron menos maltrechos.

La batalla de Berna (1954)

Disputado el 27 de junio de 1954 en Berna, en el Mundial de Suiza. Jugaban la gran Hungría de Puskas, favorita en ese torneo, y Brasil. Acabó 4-2, y a pesar de la gran calidad técnica de ambas selecciones el partido se recordó por su gran violencia.

La batalla de Santiago (1962)

2 de junio de 1962, Estadio Nacional de la capital chilena. Se enfrentaban, nunca mejor dicho, Chile e Italia. Ganaron los locales 2 a 0, que avanzaban así en su Mundial. Tuvo que intervenir hasta la policía.

La batalla de Nuremberg (2006)

Mucho más reciente, el 25 de junio de 2006. Octavos de final del Mundial de Alemania, en Nuremberg... Ya el sitio prometía. Portugal-Holanda. Arbitró como pudo el ruso Valentín Ivanov que tuvo bastante trabajo: 4 rojas y 16 amarillas. Ganaron nuestros vecinos 1-0, pero casi todo el partido hubo más jugadores volando en el aire o tirados en el suelo que tocando el balón.

La batalla que no fue: España-Marruecos (2022)

Un gran duelo se preveía, con todas las connotaciones históricas detrás que no hace falta recordar. Veníamos avisados, porque unos días antes los japoneses nos habían hecho su particular «Pearl Harbor» con un 2 a 1, cogiéndonos totalmente desprevenidos al igual que a algunos de los responsables del Estado Mayor norteamericano les pilló jugando al golf en 1941. Mira por dónde, ese día de Japón caímos en la cuenta de que si te dedicas a hacer pases horizontales o hacia atrás, y no tienes arriba a Villa, Iniesta o Messi, al final no metes goles frente a un equipo encerrado. ¿Quién lo hubiera pensado?

Luis Enrique ha sido el único entrenador que sin cumplir el objetivo no presentó su dimisiónAFP

Pasado este «accidente», ahora ante Marruecos los más exaltados sacaban a la palestra que aquello sí que tenía que ser la «gran batalla». Ahora sí se iba a ver a España poniendo lo que había que poner.

A pesar de las alusiones bélicas, afortunadamente el partido contra los marroquíes transcurriría dentro de los lances puramente futbolísticos... Eso sí, en el caso español seguíamos con «lo» del día de Japón, pases horizontales, pases al portero, regates de este, y así hasta «dormir a las ovejas».

Pensábamos: esto del «Tiki Taka» es para desgastarlos, al final cambiaremos la forma de jugar y será como el partido del 9 de marzo de 2022 entre el Real Madrid y el Paris Saint-Germain, en que pudimos ver a Karim Benzemá pidiendo ostensiblemente con la mano, balones directos al área, en vez de tanto «Tiki Taka», para de esta forma, realizar transiciones rápidas hacia el área contraria, y la «furia española» echaría el resto... Pero pasaban los minutos, y nuestro equipo seguía igual, quizás buscando batir algún desconocido récord de número de pases absurdos y sin peligro. Entre otras cosas, porque había que morir sin cambiar el estilo, que eso había dicho Luis Enrique que era «irrenunciable». Al final, no hubo tal batalla por incomparecencia por parte de España. Y nos quedamos con cara de tontos.

Pero no hay que lamentarse, no pasa nada. Salvo el paréntesis de 2008-2012 es nuestro sino habitual en los Mundiales. Quien más lo sentirán serán las televisiones a las que se les han roto las expectativas publicitarias. Ahora podremos echarnos las siestas más tranquilamente. Dejaremos de oír a esos comentaristas tediosos de TVE o de Gol Play, que dejarán de percibir los «vales del Corte Inglés» por sus «conocimientos», que diría ácidamente Supergarcía, y volveremos a echar las frías tardes-noches otoñales viendo antiguos episodios de reposición de «El coche fantástico», «El Equipo A» o «Corrupción en Miami», y los más osados ese programa tan sumamente interesante y cultural que es «Atrápame si puedes», que el amigo Roures produce para nuestro Canal Sur.