Nadie pone en cuestión que en esta época del año surgen multitud de iniciativas y campañas en pro del beneficio de los más desfavorecidos. Me gusta hablar de ello porque es una labor que creo que debe ser reconocida por pequeña que sea; no en vano traje a estas páginas en mi publicación anterior otro ejemplo. Siempre hay alguien atento a percibir las necesidades de colectivos vulnerables y a moverse con el objeto de ayudar en mayor o menor medida a paliar esa posible escasez.

Desde hace casi treinta años hay una campaña que creo que llama la atención en nuestra ciudad por la sencillez con la que está planteada. No es otra que la «Operación potito» que, organizada por Salesianos, pone en acción a toda la comunidad educativa y hace partícipe a una localidad completa. El propósito es recoger productos de alimentación infantil, y en ello se afanan un número considerable de alumnos de este colegio que, supervisados por profesores y otros cooperantes, conocen la misión a la perfección e implican a otros jóvenes con sus mismas inquietudes.

Un video de sensibilización circula desde hace varios días en las redes dando difusión a la operación de este año. Desde los más pequeños, que con su inocencia van recibiendo la semilla de la bondad, hasta los mayores del centro que ya cuentan con la experiencia de años anteriores. Es una llamada para recordar que se vuelven a poner en movimiento.

Si durante los días 15, 16 y 17 (jueves, viernes y sábado) próximos ves a unos chicos apostados a las puertas de una farmacia o de un supermercado, identificados con petos de voluntarios y con una mesa llena de alimentos propios de la infancia, no lo dudes; tienes la ocasión de colaborar en un proyecto que con pequeños granitos va sumando montañas. Un euro no supone nada a nivel individual y en esta idea se convierte en una gran cantidad que obtiene como resultado esa nueva multiplicación de panes y peces transformada en un preparado en forma de puré que todos conocemos.

Todo lo recaudado repercutirá en distintas entidades que centran su atención en la ayuda a los más pequeños. Lo mejor de todo es que tú también puedes ser parte de esta propuesta con tu humilde colaboración, porque cada euro cuenta, cada potito depositado en una mesa es una oportunidad de alimento. Y no creas que es un gesto de apariencia insignificante, considéralo una sonrisa en el rostro del niño que lo recibirá y llévate también la expresión agradable de esos jóvenes voluntarios que se sienten útiles y demuestran su satisfacción al contribuir a engrandecer una causa tan honrada.