El semanario de la anormalidadPaco Ruiz

Saturno

«Su Sanchidad ha fagocitado al PSOE como el Saturno de Goya devoraba a sus hijos»

Reconozco que llevo días intentando teclear ideas que a nada me surgen ya han sido trasladadas al público por plumas más versadas y mentes más preclaras que la mía.

Pero esta afición a la escritura que me embarga cada semana no debe conocer obstáculos más allá de la imprudencia que a veces me posee, y el exceso verbal que en ocasiones juega conmigo a modo de diablillo que , aunque no cojuelo, me hace transitar al borde de algún que otro precipicio.

Lo que intento de corazón es no insuflar aire a un hogar ya calentito y por supuesto no elucubrar, más allá del humor y alguna que otra ucronía, sobre hipótesis que no por pensadas, quede aún algún dato que las corrobore.

Venía hoy escuchando una tertulia radiofónica en la que uno de los interlocutores afirmaba, sin grandes dudas, que el llamado proceso de independencia de Cataluña no encontraría el apoyo del Gobierno de SS (Su Sanchidad), tal y como habían dejado claro las distintas intervenciones del presidente y sus acólitos ministros a lo largo de estos días pasados, una vez congelada la mesa de negociación del gobierno de SS con el republicanismo catalán (un intento más de hurtar a la voluntad popular las decisiones que a todos nos afectan), y dicho hasta la saciedad que no se puede autorizar un referéndum por la independencia, pues sería contrario a la Constitución.

Y ciertamente que a todos nos viene a la mente ( al menos a los que tenemos mente crítica, que no servil), las negaciones de dimensiones bíblicas de sus pactos con los filoetarras, o los sueños, que al final resultaron ser húmedos, con Podemos.

Y cómo no, ese intento frustrado ( por ahora) de asalto al Tribunal Constitucional, que se encontró con una respuesta tan clara como evidente en la decisión del propio Órgano, pausada, reflexiva y alejada de las estridencias políticas, como por otra parte corresponde al Poder Judicial, reflejo del nivel nada despreciable de preparación de nuestros jueces y magistrados.

De ahí que cuando una batería de negaciones desde el ejecutivo circunda una cuestión como la del independentismo catalán ( y vasco), pensar mal no sólo no es de ingenuos, requiere de un análisis acompasado de los hechos coetáneos y precedentes al tiempo de su proclama y también, por qué no, de un análisis de los intereses en juego, los réditos y las expectativas políticas detrás de todo ello.

Que SS necesita del independentismo catalán y vasco para mantener el poder, es una realidad incontestable a estas alturas. Que lo que hoy es no mañana es tal vez y pasado se convierte poco menos que una reivindicación histórica de los más demócratas del mundo, tampoco, visto lo visto. Que el año que viene es electoral y que conviene ir cortando el lazo de la flecha de cupido que les ha estado llevando a la felicidad hasta ahora , por mor de la distinta piel con la que han de presentarse a los electores, pues también.

Pero no nos equivoquemos. SS ha fagocitado al PSOE como el Saturno de Goya devoraba a sus hijos, hasta el límite de que algunos de sus líderes históricos y recientes hayan tenido que salir de esa merienda al paso, reivindicando una esfera propia que, por otro lado, es la auténtica del socialismo, no del Sanchismo, de la social democracia europea que tanto beneficio trajo al continente y que aún mantiene líderes capaces de distinguir la autocracia de la democracia, la meritocracia del enchufismo, y la realidad de la ficción o, mejor aún, la verdad de la mentira.

Por eso las declaraciones de esos socialistas frente a la barbarie de la modificación del Código Penal en la esfera de los tipos de la sedición y la malversación, ha tenido un nivel que ya lo hubieran querido para sí los populares, enfrascados en dejar estar a un sanchismo que (piensan), caerá por su propio peso, cuando la realidad muestra que carece de límites en su voracidad.

Hoy es, o ya ha sido, el PSOE. Pero es que mañana mucho me temo que sea España, una de las naciones más antiguas de Europa, cuya unidad está proclamada constitucionalmente como algo indisoluble pero que, a la luz de esta cohorte de delincuentes que abanica al sanchismo ni es nación ni nada que se le parezca. A lo sumo una nación de naciones, como ya aventuró Zapatero o, y esto es lo que me temo, una república de estados independientes asociada a Cataluña y al País Vasco, cuyos nacionalismos son los auténticos artífices intelectuales de lo que está por venir.

Si a ello le sumamos esta magnífica ley electoral por la cual el voto de un independentista catalán vale más del doble que el de un andaluz, y el independentismo acaba de nuevo sosteniendo al sanchismo, vayan todos ustedes a saber dónde acabamos, pero seguro que en ningún escenario de concordia.

PDA: Bajo tus alas protégenos, San Rafael.