A mediados de la década de los 2000, un documental titulado Una verdad incómoda sacaba a relucir algo que la progresía ha aprovechado hasta el infinito para someternos con su dogma de la posverdad: el catastrofismo climático.

Al Gore, que había perdido las elecciones en EEUU decidió que iba a ganarse a la sociedad de otra manera, por el miedo y haciendo culpable a cada individuo del presunto cambio del clima (como si el planeta no hubiera cambiado sucesivamente su clima desde que existe y sin el hombre sobre la faz de la tierra).

¿Qué tiene eso que ver con el Córdoba CF? Pues, aunque no lo parezca, bastante. Y es que si algo se repite hasta la saciedad, uno acaba por creérselo -o no-. Y algo de esto ha sucedido con las virtudes del entrenador blanquiverde, Germán Crespo.

Los resultados lo avalan, con un ascenso meteórico a Primera Federación. La otra cara de la moneda es que el Córdoba tenía una plantilla, en Segunda Federación, superlativa. No vale con decir eso de que cualquiera que se hubiera puesto lo habría hecho igual. Demasiado simplista. Pero no deja de ser menos real que con jugadores de la talla de De las Cuevas (al que ya en la nueva categoría se le ven las costuras de la edad) le ganas con el gorro a equipos (con todo el respeto), como el Panadería Pulido o el Tamaraceite.

Distinto es cuando te enfrentas al filial del Madrid, al del Celta, al Deportivo de Coruña o al Alcorcón. Y también es diferente cuando todo va bien, que el mundo es azul y amable, a cuando los resultados se tuercen. Entonces llega la gestión del grupo y, en eso, durante los dos últimos meses, a la del entrenador del Córdoba no parece que le haya salido demasiado bien.

Tampoco le ha ido con algunos jugadores. El caso de Fuentes siempre reaparece con el fantasma de la pasada Navidad, cuando pidió irse, porque no jugaba lo que quería. Si en un equipo que va como un cañón hay jugadores que se quieren ir y salen seis en la ventana invernal, algo no funciona. Si en tres meses de competición vas líder y le sacas cinco puntos al segundo y caes casi fuera de los puestos de play-off, no hay que ser Valdano para darte cuenta de que algo pasa y no es bueno.

El director deportivo del Córdoba dijo hace un par de semanas que el crédito de Germán Crespo es «muy, muy grande, porque se lo ha ganado y lo vamos a aprovechar hasta límites insospechados». La pregunta es, por tanto, dónde está la frontera. Las soluciones son dos: esperar a que escampe o adoptar la medida incómoda.