De lo que tiene la culpa (y de lo que no) el entrenador del Córdoba CF

Puede que en las próximas horas el Córdoba CF anuncie la destitución del entrenador del primer equipo, Germán Crespo. Puede, porque en esto del fútbol nada se corresponde con la realidad cotidiana, cuando de tomar decisiones se trata.

Y es que si se implantara un criterio de responsabilidad, el entrenador puede que no tuviera que hacer las maletas y sí una parte importante de la plantilla. Sin valorar a los que han llegado (tiempo suficiente para juzgar no ha habido) la realidad es que el grueso del equipo es el mismo que ascendió de forma meteórica y dejó tres meses de competición para enmarcar.

En casi otros tres meses, los mismos jugadores han embarrado de tal manera la situación que, de ser líderes destacados, ahora están a menos de un partido de caer fuera de los puestos de play-off. Y lo peor es que la imagen dada en los últimos partidos es paupérrima. Ni capacidad, ni ganas, ni físico. Algo debe pasar por sus cabezas para que se les haya olvidado el trabajo realizado en año y medio y, probablemente, la imagen es la de Germán Crespo.

Si le están haciendo la cama se intuye y se palpa, pero nunca lo reconocerán. Aunque también ay que reconocer que el entrenador no está mostrando capacidad de reacción para controlar al grupo, ni táctica para crear superioridades en los partidos. Cuando todo va bien en nada se profundiza, pero tampoco hay que olvidar que, por aquel entonces, se empató en Ferrol y en Valdebebas por falta de ambición del técnico, con planteamientos demasiado conformistas. Y, cuando vienen mal dadas, tampoco se ve que sea capaz de hacer algo por revertir la situación. De hecho, cuando las primeras sombras se cernieron sobre el equipo, en la sala de prensa del Arcángel a Crespo no le dolieron prendas en culpar a Fuentes y, eso, normalmente no se perdona en un vestuario porque el siguiente puedes ser tú.

La culpa va por tocas alícuotas /también para la dirección deportiva), pero el que paga primero suele ser el entrenador.