Se lo merece
Uno llega a casa con el cuerpo cortado. Le duele la cabeza y las articulaciones empiezan a notarse más de lo que debieran. Por el camino va pensando que una gripe está llegando y, nada más entrar, casi sin tiempo para saludar (cuando hay alguien para hacerlo), se toma un paracetamol.
Pasada una media te sientes mejor, pero sabes que es una sensación efímera porque tu cuerpo está tocado. La alegría, por tanto, es moderada, responsable y dependiente de una pastilla, que tendrás que volver a ingerir a las ocho horas.
En el caso del fútbol esa pastilla es la victoria, aunque también ejercen de paracetamol quienes marcan los goles y el gol es, a su vez, el mejor analgésico para cualquier delantero o media punta que se precie. Y el triunfo, los tantos y la alegría moderada han regresado al Arcángel.
El partido frente a la Cultural fue una inyección de ánimo para la afición del Córdoba CF; supuso un espaldarazo para el entrenador; y reforzó una idea que viene de atrás y que no es otra que lo desaprovechado que ha estado Kike Márquez.
Su irrupción en los últimos partidos demuestra que su fichaje, el pasado verano, era estratégico y venía a subir el nivel de la plantilla. Si bien, en lo que va de temporada la continuidad y, por ende, la confianza del entrenador en el ex del Albacete no han sido el eje de su estancia en el equipo.
El buen gol que hizo ante la Cultural más que una prueba es un alegato de autodefensa y que debería bastar para percatarse de que el de Sanlúcar debe seguir siendo protagonista, si el Córdoba quiere aspirar a lo máximo.