Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

La destrucción creativa

La única alternativa para no padecer las crisis económicas

La caída de Sillicon Valley Bank no es casualidad. Muchos economistas y analistas llevamos varios meses, incluso años, advirtiendo que las políticas llevadas a cabo por los distintos bancos centrales, más concretamente, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, nos podían conducir a una situación delicada en la que repetir los mismos errores del pasado. De hecho, me parece absolutamente demencial que los responsables de las decisiones referentes a la política monetaria no hayan aprendido nada, porque claro, ¿No se podía saber, verdad?

Como decía, muchos llevamos advirtiendo que la economía estaba dopada y sobrecalentada desde hace tiempo, pero en lugar de analizar fríamente los datos, lo fácil es llamarnos agoreros, pesimistas y un largo etcétera de calificativos. ¿Se podía saber? Por supuesto que sí, claro que se podía saber. En las últimas crisis («punto.com en 2001, “Subprime» en 2007 o la del COVID en 2020) se han llevado a cabo las mismas políticas de las que se esperaba, o eso creo, solventarían todos los problemas. Y de forma sorprendente todas esas políticas han obtenido los mismos resultados, oh sorpresa.

Lo que tienen en común ambas crisis es que en todas ellas las medidas ejecutadas fueron las de manipular de forma artificial los tipos de interés y generar un impacto comunicativo negativo (los tipos de interés son el precio del dinero, y como precio, el hecho de que suba o baje hace que la información de la oferta o la demanda sea una u otra) y falsas expectativas entre los agentes económicos que, en última instancia, lo que consiguieron fue confundir a la población. La Reserva Federal y el BCE llevan más de una década inundando, de forma irresponsable, el mercado de crédito barato y ejecutando unas políticas monetarias ultra expansivas que nos han llevado a un momento de sufrimiento e incertidumbre fruto de una borrachera de dinero barato sin precedentes en la que nos encontramos.

No saben qué hacer, no saben qué camino tomar, están entre la espada y la pared. Los que toman las decisiones en la FED y el BCE se encuentran en una encrucijada histórica de la cual no es posible salir de forma ilesa. Tras la caída de SVB y el efecto dominó que ha parecido tener en el sentimiento inversor de medio mundo, no hay mucho margen con el que encontrar la salida de emergencia. Créanme, no lo hay. Si siguen con la senda de subidas de tipos de interés asestarán un duro golpe al sistema financiero. Si deciden rebajar los tipos de interés las presiones inflacionarias pueden volver a dispararse y generar un problema mucho mayor. En definitiva, llegan tarde, muy tarde y cualquier decisión que tomen irá acompañada de daños colaterales.

Para terminar, quiero compartir un concepto que dejó el economista austríaco Joseph Schumpeter que es el concepto de «Destrucción creativa» pero ¿en qué consiste este concepto? En una economía como parte de la destrucción creativa, las empresas deben adaptarse a la nueva dinámica del sector. Así, pueden llegar a cerrar líneas de negocio para abrir otras nuevas. Aquellas firmas que no se adecúen deberán cambiar de actividad o simplemente desaparecer. En otras palabras, se ‘destruye’ algo para ‘crear’ algo nuevo y, habitualmente, mejor.

El incansable afán por intervenir la economía y sus precios no permite que la misma se recupere totalmente y mucho menos que las transformaciones estructurales necesarias para adaptarse a la nueva realidad se den. Mientras que no se permita que la destrucción creativa haga su trabajo, seguirá habiendo crisis económicas de forma continuada y previsible, dejando palpable la urgente necesidad de que se produzca la destrucción creativa