Los costaleros del Prendimiento
«Esta hermandad formó su propia cuadrilla de costaleros, que imprimieron un estilo propio y una forma de llevar los pasos que causarían impresión en Córdoba»
Escribíamos hace años que nos gustaba presenciar al Cristo del Prendimiento cuando hacía su desfile por el Realejo. Aquella zona de la calle que se estrechaba requería un mérito importante de los costaleros.
Hay que decir que el trayecto desde San Lorenzo hasta San Pablo era la «carrera oficial» de todos los que vivíamos del Realejo para abajo. En aquellos años de los 50-60 por allí pasaba la mayoría de las procesiones y podemos afirmar que los vecinos sentados en sus sillas respetaban en todo momento la marcha de los cortejos. Sillas que se empezaban a ocupar desde primeras horas de la tarde y te permitían disfrutar de los desfiles a lo largo de ese recorrido con un orden bonito y continuado, casi nunca interrumpido por viandantes.
En aquellos años primeros de desfile del Cristo del Prendimiento recordamos cómo en la estrechura del Realejo (Taberna la Paz hasta salir a la Farmacia de Kindelán) el imponente paso del Señor -obra de los hermanos Valverde Luján- sufrió un gran contratiempo. Al pasar por el citado tramo estrecho el paso se quedó prácticamente encajado a pesar de los esfuerzos del capataz que lo guiaba.
Más tarde, después de esta simpática anécdota, nuestro querido paso del Prendimiento finalmente nuevo y renovado, empezó a desfilar con hermosa fluidez y elegancia. Quizás fuera la presencia de su propia cuadrilla de costaleros a la voz de Manuel Ramírez Calderón -como capataz- lo que marcaría esta bonita época.
Y es que al mencionar a este capataz no tenemos más remedio que acordarnos de cómo en torno a 1978, y bajo el impulso de Francisco Figueroa Cruz, esta hermandad formó su propia cuadrilla de costaleros, que imprimieron un estilo propio y una forma de llevar los pasos que causarían impresión en Córdoba. Además supieron ser solidarios con otras hermandades que carecían de propia cuadrilla. Así podemos recordar el año 1979 cuando ayudaron a la Misericordia, o a la misma Virgen de las Angustias en 1980, eso sin contar las veces que ayudaron al Calvario...
El Bar «Sin Retorno" (hoy La Oficina), que regentaba el popular Andrés así como Paca la “Bombera», fueron también personas que tuvieron mucho que ver con el inicio de esta cuadrilla de costaleros. Todo esto lo podrán atestiguar Manolo Polonio, Sánchez Morales, Jesús Camacho, José Galán, Carlos Vizcaíno, Antonio Luque, Antonio Herencia o Manuel Bonilla, entre otros, quienes fueron una parte de aquella juventud que, a las órdenes de Antonio Roig y luego de Ramírez Calderón, revolucionaron la labor del costalero. Hay que decir que Ramírez está emparentado con la saga o apellido de las «Trujillo» de la Piedra Escrita de San Agustín, familia ésta que lleva en la sangre su gran amor a Córdoba. También hay que significar aquí que Angelita, la más joven de estas hermanas que son ocho, también ha colaborado mucho con Rafael Soto para la vuelta de la Virgen de las Angustias a San Agustín.