El rodadero de los lobosJesús Cabrera

Un hito para recordar

«En el balance de este año hay un aspecto que destaca por encima de los demás y es el del incremento de las ganas de Semana Santa»

A falta de la procesión del Resucitado, cuesta realmente trabajo encontrar en la memoria el dato preciso de cuál fue realmente la última Semana Santa vivida, y disfrutada, en su plenitud, sin pandemias de por medio ni lluvias inoportunas que fastidien uno o más días.

El año pasado, en el que aún se mantenían determinadas restricciones por culpa del covid, llovió y los dos anteriores fueron los de la pandemia pura y dura. Y antes de los confinamientos también hubo agua, que impidió que el discurrir de las procesiones fuera completo, como ha pasado ahora, afortunadamente.

Recordarán que esta Cuaresma no faltaron los clásicos agoreros que, sin mojarse del todo, aventuraban cierta inestabilidad para algunos días de la Semana Santa, dejando entrever que el agua haría su aparición. Un pronóstico con tanta antelación -lo dicen, incluso, los meteorólogos- es una operación altamente arriesgada porque al final se puede equivocar, como así ha sido. Finalmente ha sido una Semana Santa que ha marcado un hito para esos adolescentes que no habían vivido nunca una celebración sin suspensiones.

Salida procesional de la hermandad del DescendimientoLuis A. Navarro

En el balance de este año hay un aspecto que destaca por encima de los demás y es el del incremento de las ganas de Semana Santa, tanto por parte del público que ha abarrotado las calles, como de quienes participan en las procesiones, con un incremento en las filas de nazarenos, algo que hay que aplaudir, reconocer y mantener porque quienes llevan el cubrerrostros son quienes realmente dan sentido a esta fiesta, como así viene ocurriendo desde hace siglos.

Por contra, quedan aún aspectos por pulir y uno de ellos es el de la gestión de las masas. El entorno de la Mezquita Catedral funciona bien, y se puede cruzar de Judería a Céspedes sin mayores problemas que cuando, precisamente, un paso entra por la Puerta del Perdón, alguien se para a echar una foto y la cola se para unos instantes. Lo mismo ocurre en la calle Torrijos y en el Patio de los Naranjos cada uno puede escoger la perspectiva que quiera. Y, encima, gratis.

Al arranque de la Semana Santa alertó la Agrupación de Cofradías de colapso en los pasos situados frente a la Puerta el Puente. Muchos consideran el Puente Romano como un mirador privilegiados y no comprenden que es un lugar de paso, donde estacionarse puede ocasionar problemas. Y los ocasiona.

Donde sí hay que buscar una solución es en el cruce de la Cruz del Rastro. Es éste un punto al que se confluye desde la calle de la Feria y también desde la Ribera, por un lado y por otro. Por si fuera poco, también hay público que llega desde Cardenal González y desde Lucano, por lo que ha habido momentos en los que la densidad ha sido muy superior a la deseada y ha costado realmente trabajo articular el paso de las procesiones sin que una avalancha humana arrasase con los primeros tramos de nazarenos.

El trabajo de la Policía Local en la Cruz del Rastro ha sido meritorio, porque ha conseguido, no sin cierta dificultad, que las procesiones se fueran encadenando una tras otra sin mayores complicaciones. Donde si hay que buscar una solución es en lo que ocurre detrás de las vallas, donde se pueden escuchar unas palabras más altas que otras cuando uno quiere salir de allí y hay quien se lo impide porque tampoco se puede mover de donde está.

Y todo esto sin hablar de los cochecitos. Luego hablan del invierno demográfico, pero ¿quién le pone este cascabel al gato?