Parece ser que los Ecologistas en Acción de Córdoba le han concedido el premio Atila a Salvador Fuentes y el Caballo de Atila a Miguel Ángel Torrico, ambos tenientes de alcalde del PP y por tanto, peligrosos neoliberales empeñados en destruir el planeta Tierra. Que a uno le hayan concedido el Atila y a otro el Caballo del ídem no significa que haya un destructor jefe – Torrico- con un escudero- Fuentes- recorriendo en plan rematador lo que el líder deja medio vivo, sino que más bien quieren redundar en la maldad intrínseca que toda derecha – o centro derecha- porta casi genéticamente en sí misma desde que comenzaron a domesticar el fuego en el pleistoceno inferior. Ya entonces los ecologistas en acción eran meros recolectores veganos y conservadores de marsupiales y los sapiens, seres incendiarios, amantes del lechón a la brasa y el lomo de vaca asado, vinieron a aguarles la fiesta y a comenzar a destruir la capa de ozono. Quiero decir que estamos vivos de milagro si no fuera por los ecologistas y sus premios.

Sospecho que tanto a Fuentes como a Torrico estos galardones negativos les suponen solo la incomodidad de hacer un hueco en la agenda para recogerlos de democráticas maneras como corresponde. He visto una foto haciendo mención a los galardones en la que sale el señor Torrico en la Casa Ciudadana (oh) junto a Andrés de Gracia, ese alcalde bis que nadie ha elegido y que nunca tendría en unas urnas el número de votos no ya de Bellido, sino del Pacma. Lo del Consejo del Movimiento Ciudadano tiene su gracia- claro- cuando celebran sus reuniones plenarias con puntos del día para la transformación de la ciudad. Suena hasta entrañable. El Consejo del Movimiento ciudadano es el consistorio de Famobil, y se nos antoja innecesario, superfluo y de izquierdas, con ánimo intervencionista, pero este es el punto de vista de un liberal que nunca ha estado en asambleas ni del COU. Si yo fuera alcalde los pondría a recoger naranjas de forma sostenible y a los de Sadeco a transformarlas en mermelada o en compost. El premio Atila se lo han otorgado a Fuentes por conceder la licencia para un nuevo campo de golf porque los ecologistas tienen fijación con los campos de golf, que los ven cosa de señoritos y burgueses. Lo suyo es un sesgo verde de clase. A Torrico el premio le ha sido dado por saltarse la obligatoriedad establecer Zonas de Bajas Emisiones, eufemismo normativo europeo de la Agenda 2030 para no dejarte coger el coche. Una zona de bajas emisiones es como las zonas 30: fruto del pensamiento mágico. Solo se pueden conseguir prohibiendo. Y eso a los ecologistas les pone siempre en acción. Si por ellos fuera viviríamos como en el pleistoceno inferior, cuando los sapiens de derechas comenzaron, con la domesticación del fuego, a construir un mundo que nos ha permitido llegar a esta ociosa sociedad de ofendidos, profetas laicos y salvadores metomentodo, que si tuvieran un Atila de verdad a mano lo emplearían no para premiar, sino para perseguir conductores y toreros.