Final de curso
«Sólo queda hacer balance del curso que termina y que debe suponer una nueva esperanza ya que cada una de las promociones graduadas acoge a los profesionales de mañana»
Final de curso. Sentimientos encontrados. Rutinas repetidas al albor del verano, preludio del periodo vacacional. Estudiantes de todas las edades que van cerrando unos ciclos para estrenar otros. Los más pequeños, hayan tenido contacto o no con escuelas infantiles, están deseosos de ir al que denominan «colegio de los mayores». Aquellos que acaban la Educación Infantil se muestran ilusionados porque ya alcanzan la Primaria. Y, así, año tras año, se renuevan los anhelos por ir creciendo y consiguiendo sueños. Todos forman parte de la generación Alfa, una generación hiperconectada y que ya ha experimentado una pandemia mundial con las consecuencias que ello trae aparejadas.
Subiendo al siguiente eslabón se sitúan aquellos que llegan a la Educación Secundaria y que ya están a caballo entre la generación nombrada anteriormente y los centennials o generación Z. Unos y otros son sensibles, frágiles, de fácil frustración, nacidos de pleno en un mundo tecnológico en torno al que gira la vida.
Una etapa superior viven los que cursan Bachillerato. Un momento que alcanza su cumbre en la Prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso y la Admisión a la Universidad (PEVAU) y que justo se desarrolla estos días. A propósito de esta cuestión y confirmando la importancia de la tecnología en nuestro tiempo, ayer mismo, la prueba de Lengua y Literatura proponía en una de sus opciones un texto publicado en El País el pasado mes de enero con el título «Tropieza la digitalización»; en él se recoge una reflexión sobre el impacto digital y la brecha generacional que éste supone. Quizá este grupo de edad sea el que vive con más incertidumbre, pues su futuro está en juego: entrar en la carrera de sus sueños, en la que sueñan sus padres, en la que marca una tradición familiar o en aquella que la nota de corte les deje emprender; la recompensa a un esfuerzo que a veces queda a merced de una calificación que puede ser considerada como subjetiva. Escalando peldaños pasarán la mejor etapa de su vida en la universidad, formándose y adquiriendo habilidades antes de su incorporación al mundo laboral.
Desde esta perspectiva, desde la experiencia personal que vivimos cada año como profesores de estos jóvenes que forman parte de distintas realidades sociales y tienen unas necesidades concretas, sólo queda hacer balance del curso que termina y que debe suponer una nueva esperanza ya que cada una de las promociones graduadas acoge a los profesionales de mañana.
En lo que resta de mes, seguirá el ambiente alegre en excursiones, graduaciones, fiestas de fin de curso y eventos variados que aún están por celebrar. Feliz descanso. Felices vacaciones.