Muchos españoles no logran subirse a la moto de la economía
210 días al año destina el ciudadano español para cumplir con los en torno a 100 impuestos que tenemos
Los días van pasando y sigo con asombro la actualidad política en lo que respecta a cómo los distintos partidos afrontan los próximos comicios del 23-J. Y me asombra, porque tras escuchar innumerables entrevistas e intervenciones de los diferentes líderes políticos, ninguno de ellos, -y recalco, ninguno-, está abordando en materia económica los problemas reales que afectan y afectarán a los españoles en el corto y medio plazo. Algunos economistas internacionales se quedan estupefactos al ver los datos de la economía española y que no haya «contenedores ardiendo» o miles de manifestaciones por todos los rincones del territorio nacional. Y la verdad es que ya no sé si la economía va como una moto. Lo que sí sé es que muchos españoles no logran subirse a la moto de la economía. ¿Hay alguna explicación económica a este fenómeno? Rotundamente, sí.
¿Qué propicia que no haya millones de españoles haciéndose notar, en las diferentes calles de España, con sus quejas y protestas por la situación de nuestra economía? Tres factores explican todo esto y son los siguientes:
Factor familia
Factor coberturas sociales estatales
Factor economía sumergida
En lo que respecta al factor familia, somos una economía-sociedad latina, del sur de Europa donde la familia, todavía, sigue siendo muy importante y valorada. Es tan así que todos conocemos familias que han podido salir adelante en estos momentos gracias a la pensión del abuelo, por ejemplo.
Por otro lado, el factor coberturas sociales del Estado hace que muchas familias complementen con ayudas sus salarios y no sufran directamente el impacto de la realidad económica que les rodea. Y ojo, que esto, como podemos observar, genera desequilibrios importantes en la economía ¿A que me refiero? Me refiero a que en España ya hay miles de personas que no es que no encuentren trabajo, no, lo que les ocurre es que no están dispuestos a aceptar un trabajo por voluntad propia. Las coberturas sociales son un arma de doble filo y, como comentaba, ya estamos comenzando a palpar sus consecuencias negativas.
Y, por último, el factor economía sumergida también ha propiciado que muchas familias consiguieran ingresos en momentos delicados a lo largo de los últimos 10 años. Las brutales subidas del SMI, de las cotizaciones sociales o de las condiciones laborales de los autónomos han «empujado» a muchos trabajadores y profesionales a luchar y conseguir ingresos por otras vías.
Los intereses de la deuda que pagamos ya ascienden a 44.000 millones de euros y representan el tercer gasto más importante de nuestro presupuesto general, y teniendo en cuenta lo que han subido los tipos de interés es matemático que seguirá incrementándose dicha cifra. Tela. La tasa de desempleo duplica la media europea y con respecto a algunos países la triplica. Más tela. El dato de empresas que entran en concurso de acreedores ya está a niveles de 2008. En lo que va de año 2023 la inflación acumulada ya sobrepasa el 4% para nuestra economía y esto sabiendo que España ha topado e intervenido varios precios y que, además, contamos con los «vientos de cola» del desplome de los precios de materias primas y más concretamente del gas. Somos una de las economía de Europa donde el ciudadano se esfuerza más para cumplir con sus obligaciones tributarias; 210 días al año destina el ciudadano español para cumplir con los en torno a 100 impuestos que tenemos. Mucha más tela.
La gran mayoría de españoles no perciben en su día a día que la economía este mejorando. Por lo tanto, señor Feijoo y señor Sánchez, déjense de debates y programitas y convoquen una rueda de prensa donde expliquen de forma conjunta qué van a hacer con la economía, donde expliquen cómo van a acometer las exigencias impuestas por Europa, donde expliquen cómo van a paliar los enormes desequilibrios económicos que arrastra nuestra economía desde hace décadas. Déjense ambos de cambios de postura política y pongan postura política de una vez.