La poesía, afirma el Quijote, es enfermedad incurable y pegadiza. Y en eso, como en otras muchas cosas, se parecen la poesía y el buen toreo. Si el enfermo de poesía rastrea entre los poemarios en la busca de un par de versos o de un par de palabras bien acompasadas, que sean fogonazos de belleza o que encierren una gran verdad, también el enfermo de buen toreo busca incansable imágenes, aunque sean aisladas, de esa faena soñada.

Por eso cualquier corrida, por plomiza que sea, suele dejar, en el recuerdo del aficionado, alguna memoria aprovechable: un lance capotero, un saber andar a los toros o un acompasado remate para abrochar una serie. Son imágenes que permanecen ya para siempre. Y que uno, si echa mano de la memoria, ese caldero donde se recuecen los recuerdos, puede regustar cuando quiera.

- ¿ Qué tal la corrida ?

- «Na » de «na»…pero el sexto tenía pies…lo recogió el maestro, se espatarró, se estirazó con el capote..uff..las tres verónicas han valido el precio de la entrada.

- ¿ Y luego ?

- - Pues luego lo que tenía que pasar : «na » de «na » .

Y así, el enfermo de buen toreo, va pasando su vida a golpe de verso y de recuerdo, entre detalles toreros que, no se sabe bien, si fueron reales o simplemente imaginados….

En la política pasa otro tanto: hay políticos ponderados y hasta melifluos, prudentes, que te dejan un buen debate, una buena propuesta, una iniciativa aprovechable…pero , tan ponderados y calculadores, tan al hilo del pitón, que no se fajan con su destino, políticos de una melosidad tolerante que no defienden a muerte y con pasión sus ideas ( …a lo mejor es que no las tienen…)

Y llegan las campañas electorales, los discursos y los debates… las elecciones, las urnas y los escrutinios…

- ¿ Y luego ?

- Pues luego lo que tenía que pasar : “«na » de «na » .

En España, ese hermoso país donde parece que no quedan españoles con sentido de patria, con conciencia de unidad y con amor a sus muertos, hubo elecciones el Domingo.

- ¿ Y qué pasó ?

- Pues lo que tenia que pasar: « na» de « na»….