De comienzo en comienzoElena Murillo

Vuelta al cole

Es el momento del encuentro y del reencuentro; de conocer las nuevas incorporaciones y de volver a ver a los que continúan

Actualizada 05:00

Está recién estrenado el nuevo curso académico. Un año más colmado de esperanza. Con la energía renovada y la necesidad de ir adquiriendo una rutina, que es buena para nuestras vidas, los centros han abierto sus puertas a los alumnos de los niveles inferiores de enseñanza. No ha faltado alguna que otra lágrima derramada en los primeros pasos dados por los chicos de Infantil en las aulas, porque aunque ellos ya presumen de ir al colegio «de los mayores», les resulta inevitable sentir la separación de sus seres queridos. A los que debutan en la Educación Primaria les invade un sentimiento superior, más importante; ellos sí que se creen grandes, aunque no les falta razón puesto que cuentan con tres cursos en su haber y eso ya es hablar de palabras mayores.

El primer día de clase viene a ser como la noche de los Reyes Magos, esa noche en la que el gusanillo entra dentro del cuerpo, con la inquietud del que espera un momento mágico, una ilusión desbordada que se traduce –aunque ellos no lo sepan- en el mejor regalo que un niño puede tener, la posibilidad de recibir o seguir recibiendo una educación. En casa han tenido el olor a libros nuevos, el material preparado, la indumentaria lista…, las cosas propias del que se dispone a vivir un gran acontecimiento; en el colegio, todo dispuesto para ofrecer la mejor acogida.

La expectación domina a todos los miembros de la comunidad educativa, sin importar la función que cumpla cada uno. Es el momento del encuentro y del reencuentro; de conocer las nuevas incorporaciones y de volver a ver a los que continúan. Alegría por desvelar lo desconocido y alegría transformada en abrazos con los amigos. Risas contenidas de satisfacción ante uno de los días más bonitos en el campo de la enseñanza.

Ya ha quedado atrás el «dolce far niente», esa dulzura que según la locución italiana provoca no hacer nada. En pocos días la actividad seguirá su cauce en un curso que se desea fluido y productivo.

Con un año por delante

que se debe aprovechar,

se van llenando las aulas

tras el periodo estival.

Que septiembre es mes de estrenos,

nadie lo puede dudar:

brota la ilusión del niño

que se comienza a formar,

unida a la del maestro

con vocación de enseñar.

En ambos está la esperanza

de toda la sociedad.

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