Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

China y Taiwán, claves en una posibleTercera Guerra Mundial

Un país que exige la perfección moral en su política exterior, no logrará ni la perfección ni la seguridad”Henry Kissinger

El pasado 7 de octubre estalló el conflicto entre el Estado de Israel y los terroristas de Hamás, conflicto que cualquier persona puede tildar de cotidiano teniendo en cuenta que ambos bandos llevan en guerra desde el año 1948, casi nada. Sin embargo, el trasfondo del asunto es mucho más preocupante e inquietante ya que de el subyace todos los males e incertidumbres que ciernen la coyuntura económica, política y geopolítica actual.

Nos encontramos inmersos en un panorama económico que literalmente se encuentra a punto de «saltar por los aires», un panorama políticamente ingobernable y geopolíticamente de conflicto en conflicto y tiro por que me toca. ¿Se puede afirmar que nos encontramos ante el panorama internacional más dañado de los últimos 60 años? Probablemente si, en mi opinión creo que el mundo en su historia reciente jamás había sufrido tal desorden y había sentido estar tan cerca del propio abismo, y no lo digo yo, lo dicen voces tan autorizadas en el asunto como la del famoso periodista y antiguo director del diario El Mundo David Jiménez, que afirma que solamente el 8% de la población mundial viven actualmente bajo sistemas políticos de democracias plenas.

Por otro lado, somos testigos de una época huérfana de liderazgo internacional sumada a los innumerables problemas que atraviesan cada país tanto en materia económico-financiera como política. Los días posteriores al estallido del conflicto observamos como EE. UU. acercaba a Israel parte de su potencial militar mandando así un mensaje a Irán (actor secundario de la película del conflicto entre Israel y Hamás) advirtiéndole de que no le interesa entrar en la guerra, ya que la entrada de Irán tendría como consecuencia el más inmediato desencadenamiento de un conflicto de dimensiones estratosféricas. Y no sólo eso, sino que podría ser aún más grave ya que empujaría a Rusia a situarse a su lado, (recordemos que los drones de guerra empleados en la guerra de Ucrania son iraníes).

En definitiva, la falta de liderazgo internacional tan fuerte coincide con una coyuntura en la que Estados Unidos se encuentra demasiado débil, con un presidente a la cabeza verdaderamente carente de aptitudes para el cargo, Europa que no se pone de acuerdo en nada. Por otro lado, nos encontramos con un psicópata con armas nucleares como Putin al frente de Rusia, también Irán inmersa en una teocracia absoluta y, por último, toda Latinoamérica atravesando un resurgimiento del autoritarismo y de las dictaduras.

El mundo se encuentra en una fase muy arriesgada en la que se oyen palabras como tercera guerra mundial, quizás pueda ser exagerado, pero describe a la perfección el punto en el que se encuentra la geopolítica internacional. Y como es público y notorio, todas las miradas están puestas en los conflictos entre Rusia y Ucrania e Israel y Hamás. Sin embargo, la verdadera clave del enigma geopolítico actual y que sin duda generaría un conflicto sin precedentes la tiene China y Taiwán. Si China aprovechara el momento de desorden y caos actual para invadir Taiwán podríamos hablar de una perfecta antesala de la tercera guerra mundial, ya que obligaría a Estados Unidos a intervenir lo que haría ponerse a Rusia automáticamente al lado de China y como consecuencia, todos los países se sentirían forzados a posicionarse en un lado o en otro. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) obviamente serían un gran bloque frente al bloque occidental compuesto básicamente por EE. UU. y la Unión Europea.