El perol sideralAlfredo Martín-Górriz

El cartel de la Feria y la mujer cordobesa

Ahí va una pega: María José Vázquez es mucho más guapa en persona

Tras la popularización de las críticas de cine con páginas como Filmaffinity, las de lugares de hostelería con Tripadvisor, y otro sin fin de webs al respecto dedicadas a libros o discos, quizá los análisis valorativos populares estén derivando hacia un campo cultural insospechado: la cartelería. En efecto, desde hace muy pocos años, cada vez que se expone un cartel anunciador de un evento, cientos o miles de personas acuden a las redes sociales para desmenuzar sus méritos y deméritos. De esta manera se mide su adecuación al carácter del evento, el uso o no de Inteligencia Artificial, los colores, los ornamentos, el estilo del autor, su relación con la tradición pictórica o la armonía entre todos los aspectos anteriores. Si Twitter convirtió inopinadamente al aforismo como el género de escritura más popular del planeta, ¿es la cartelería esa parcela del arte que consigue avivar la parte íntimamente conectada con la creatividad de las almas que contemplan una obra?

Así se puede suponer por la controversia generada a raíz de la presentación del cartel de la Feria de Córdoba, que cuenta con una modelo mejicana, María José Vázquez, esposa del propio pintor, Fernando García Herrera. La supuesta falta de «cordobesidad», «cordobesismo» o «cordosincracia» de ella ha propiciado una riada de comentarios acerca de la conveniencia de la elección, acumulando más intervenciones en las redes que cualquier asunto de actualidad local. Lo curioso es que la modelo, como tantas hispanoamericanas, tiene raíces españolas y andaluzas, por lo que si no se hubiese mencionado su lugar de procedencia nada habría ocurrido. Y posiblemente hubiese pasado menos si un gobierno municipal de izquierdas te planta a un aborigen australiano vestido de flamenca en el Látigo Macareno que se auto perciba como albina nacida en la Puerta del Colodro.

No obstante, las tertulias internáuticas sobre el cartel, de tan encendidas, conectan con numerosos casos recientes en toda España, donde esta forma de expresión y promoción publicitaria resulta examinada y comparada hasta puntos muy superiores al de otras formas en las que se plasma la estética e imaginación humanas. Los carteles están dejando en nada las charlas sobre el monolito de 2001. Son fenómenos difíciles de asumir todavía, en los que movimientos complejos de interacción hacen renacer géneros o formas de comunicación que pensábamos caducas. Volvemos a recordar el increíble éxito del aforismo. O las radionovelas de nuevo cuño en los podcasts. Pero también al del debate en Youtube o la conferencia (una persona hablando a cámara durante horas, sin más). En tiempos donde la tecnología ofrece todo tipo de posibilidades, están triunfando categorías que pensábamos menores o superadas. Ahí las tenemos más vivas que nunca. Y, entre ellas, el cartel, motivo ahora de las más profundas discusiones y polémicas. Esto no se vio ni en la academia de Platón.

Les recomiendo, a aquellos que desconozcan lo sucedido, que se asomen a la disputa acerca de la cartelería de Feria, donde la esencia de la mujer cordobesa sirve de pilar para las críticas. Remite ésta, evidentemente, a la que se asocia a Julio Romero de Torres, lo cual no deja de ser una visión particular, aunque haya trascendido hasta símbolo. Hay que recordar además que las modelos más célebres del artista estaban indisolublemente ligadas a la moda de la época, procedentes del cine y el cabaret, esto es, pelo corto o recogido, muy a lo garçon, y labios finos, por lo que aquella «musa gitana» o «mujer morena» que rezan las populares canciones lo eran de piel, sí, pero con matices y en comparación con las naranjas que salían en los cuadros. Esto habla, sin embargo, de la calidad del linchamiento: es una persecución con fundamento. Incluso el propio García Herrera ha tenido que salir al paso, interviniendo en algunas páginas. ¿Qué más se le puede pedir a este jaleo?

¿Y sobre el cartel? Pues ahí va una pega: María José Vázquez es mucho más guapa en persona. Así que no es descartable que sea la misma modelo la que se una también a las protestas. Esto no ha terminado aún.