De comienzo en comienzoElena Murillo

Con los nervios a flor de piel

Así, con los nervios a flor de piel, transcurren los últimos días de un curso que da sus coletazos finales al tiempo que las temperaturas comienzan un ascenso que ya se augura imparable. Sin remedio llega el tedio de los días de un verano incipiente.

Dice el refrán que «junio soleado y brillante te pone de buen talante». Y no le falta razón ya que la luz invade los días, reina la alegría en los planes que están por desvelar, se multiplican las posibilidades de descanso y el ánimo se eleva en grandes proporciones haciendo crecer la felicidad. Sin embargo, entre los estudiantes, el temperamento florece ante la más mínima dificultad. La congoja se apodera en extremo de aquellos que están sometiéndose a las Pruebas de Evaluación para el Acceso a la Universidad (PEvAU), un momento crucial para el futuro de estos que próximamente se estrenarán como universitarios. Serán muchos los que logren el sueño de entrar en la carrera anhelada, ojalá la mayoría; en cambio, algunos se verán obligados a buscar en la convocatoria extraordinaria programada para dentro de algo menos de un mes, un nuevo intento de rascar algún punto que quizá se escapó en la primera oportunidad. Habrá indecisos y también estarán los que valoren más su vocación y, a pesar de contar con la nota necesaria para elegir como opción formativa cualquiera de los grados ofertados, hagan prevalecer su gusto personal a las recomendaciones gratuitas de quienes ven desde fuera el camino de una mejor salida profesional.

Sea como fuere, los preuniversitarios gozarán del verano de su vida. Y pasarán en pocos meses a experimentar vivencias únicas, las mejores sin duda de su etapa formativa.

También esta semana se ha ido intensificando la inquietud en las aulas para los que concluyen estudios o rematan el curso. La proximidad de los exámenes, las exposiciones finales, los Trabajos de Fin de Grado, la acreditación lingüística, la elaboración de un discurso, la actividad multiplicada que provoca choques entre compañeros…, hace brotar la competitividad, demanda lo razonable y exige la nota merecida. En definitiva, jornadas para considerar el control de las situaciones y tratar de caer en la cuenta de la importancia relativa de determinadas posiciones que llevan al encontronazo.

Ajenos a lo expuesto están los alumnos de niveles inferiores de enseñanza. Sus deseos aún son otros y ansiarán, posiblemente, que el curso no termine o que no tarde en llegar un septiembre con el que sentirse mayores. «Todo pasa y todo queda» que diría Machado.