El cine de verano más caro del mundo
Se emiten en el exterior dependiendo del ocaso solar, lo cual añade al conjunto un poso espiritual difícil de aprehender
Una de las grandes maravillas de Córdoba es contar con el cine de verano más caro del mundo. El museo C3A, llamado contenedor (cultural) quizá por un lapsus, se convierte durante el estío en una sala más para estar al fresco al otro lado del río. Costó 30 millones de euros y tardó ocho años en construirse. Tiene igualmente millones de euros de presupuesto para su mantenimiento. Su esencia queda definida por el siguiente suceso. Una vez fui a una rueda de prensa y, cuando iba a colgar mi abrigo en el perchero, el de seguridad me dijo que no lo hiciera, que era una obra de arte. Me sentí como la clásica señora de la limpieza que hace desaparecer con la fregona la creación de un poeta visual torturado. Entonces había también, en medio de una sala, una escalera de caracol que conducía a ninguna parte, fruto de la mente de Yoko Ono y que a mis ojos explicaba la separación de los Beatles. Yo soy Paul McCartney y subo a la japonesa a la parte de arriba para indicarle que haga parkour a continuación mediante una cabriola, a ver qué ocurre. Por aquel lugar no pasaba nadie, eso sí, contaba con los funcionarios más felices del universo. Para llenar las horas debían desayunar 28 veces, lo cual a su vez era otra obra de arte añadida, sólo que en movimiento y con aceite de oliva virgen de la tierra. Viendo que incluso el Museo Taurino, con toda su mala prensa, tenía más visitas, decidieron tener una tormenta de ideas en el desayuno número 17 de aquella jornada:
- Aquí no viene ni el Tato. Tenemos que hacer algo. Me estoy poniendo como el Virolo de tanto desayunar. Es que voy a reventar un día. Empecé a trabajar aquí y me ponía el sexto agujero de la correa y voy por el segundo… y apretao. ¿Qué se os ocurre?
- Pues podíamos convertirlo en un bar, lo mismo los del Sojo están interesados. El Sojo Museum.
- Demasiado cantoso.
- Una piscina pública, que cada vez hay menos, se llena esto de agua y ponemos una parte muy honda para el submarinismo. A lo mejor cabe una orca.
- Interesante. Pero el presupuesto se nos va en socorristas.
- Una verbena típica de estas fechas. Pero en plan artístico. Le decimos a Yoko que la organice.
- No me fío de la china. Mira lo de la escalera. Yo soy Paul McCartney…
- Encierros de vaquillas. Las vaquillas irán pintadas con diseños de Palomo Spain. Se las soltamos a gente de la cultura de Córdoba. Del pequeño porcentaje capaz de correr.
- Me gusta. Arriesgado. Pero excesivo. Los cogen a todos.
- Un cine de verano.
- ¿Puedes repetir?
- Sí, un cine de verano…
Y así, desde hace varios años, Córdoba tiene el cine de verano más caro del mundo, para ver películas pasadas por el mismo filtro que llevó al lugar aquel perchero. Se emiten en el exterior dependiendo del ocaso solar, lo cual añade al conjunto un poso espiritual difícil de aprehender que conjuga perfectamente con el tamiz feminista de las propuestas. La oferta es tan irresistible que ni requiere de palomitas, son ellas las que brotarán del alma acongojada del espectador.
- ¿Y si ponemos al otro lado un tobogán kamikaze como el del Aquasierra?
- ¿Puedes repetir?