Al tenazónRafael del Campo

Erasmus en el Tercer Mundo

La Europa dominante ha perdido el norte y está en crisis vital y más que influenciar debería ser influenciada, renovada y transformada

Mi experiencia como alumno ( en el pasado y en el presente, pues uno no deja nunca de ser alumno ) y ahora como profesor universitario y de postgrados me hacen ser furibundamente crítico con el sistema educativo del pasado…pero aun más con el actual. En ese sentido soy un conservador extraño: no me gusta lo que viví, pero mucho menos lo que vivo. Y es que el conservador no lo es tanto porque se atornille al pasado y se niegue al cambio, sino porque sospecha ( o sabe a ciencia cierta ) que los cambios que se proponen por la progresía van a transformar la sociedad, pero a peor.

Erasmus es un programa auspiciado y financiado por la Unión Europea, dirigido especialmente a estudiantes universitarios para que cursen sus estudios en otro país europeo, de modo que los créditos y calificaciones allí obtenidas sean reconocidos por su universidad de origen.

Desde el punto de vista teórico, el programa me parece sugestivo: se trata de conseguir una formación del alumno que trascienda de lo puramente teórico , facilitando que entren en contacto con otras culturas nacionales, con otras universidades y estimulando, además, la conciencia de una identidad europea común.

Ahora bien, frente a lo anterior, está la realidad, una realidad consolidada porque Erasmus es ya un programa veterano, cuyos resultados son tangibles y contrastables. Estoy convencido que desde el punto de vista académico Erasmus o es indiferente, o es perjudicial o es, simplemente, una absurda pérdida de tiempo. Aunque ciertamente hay disciplinas cuyo contenido es idéntico se imparta donde se imparta ( por ejemplo, en medicina, el estudio un órgano , su funcionamiento y patologías ) hay otras , tan acotadas a un espacio concreto, que estudiarlas en un país en el que no se va a ejercer la profesión es una auténtica estupidez. Muchas veces me pregunto qué utilidad supone para mis alumnos no españoles el estudio de disciplinas tan concretas como los procedimientos tributarios que yo trato, con todo interés, de enseñarles. Me consuelo pensando que podrá serles útil el estudio de conceptos jurídicos si los alumnos provienen de países inscritos en nuestra tradición jurídica. Pero aun así…

Por otra parte, defender Erasmus aduciendo que les permite entrar en contacto con la cultura europea y sus valores parte de un presupuesto ( que algunos ponemos en duda ) de que haya aun en nuestros días una vigorosa cultura europea cuyos valores sean dignos de ser defendidos y de los que sea útil influenciarse. La Europa dominante ha perdido el norte y está en crisis vital y más que influenciar debería ser influenciada, renovada y transformada. Mi experiencia, desde luego limitada, es que el Erasmus es recordado por los alumnos que lo han seguido como un tiempo de limitada aplicación al estudio…y mucha fiesta…pero que por el escaso nivel de algunas universidades les permite sacar varias asignaturas con escaso esfuerzo. Podíamos decir que Erasmus es una especie de vacaciones en Europa parcialmente financiadas por lo público.

Lo anterior no significa, en modo alguno, que yo crea que lo deseable es convertir a los alumnos en ratones de biblioteca que se dediquen exclusivamente al estudio. Muy al contrario: creo que el estudio es una labor constante que no termina nunca, y que exige tanto de la dimensión teórica como de la vital; es importantísima una formación integral que de importancia a tener y compartir experiencias, a la apertura a la realidad, a observar, a asimilar, a experimentar…. En ese sentido soy muy de Descartes que decía : “ Menos estudio y más contemplación “

Un conservador inteligente, afirmaba Malraux, debe ser un reformador y yo, que a lo mejor no soy inteligente pero sí desde luego conservador, propondría una reforma a fondo del Erasmus y, siendo así, si queremos hacer una sociedad y un mundo mejores: ¿qué tal sustituir el actual por un «Erasmus en países del Tercer Mundo» ? Hoy en día, en que los programas académicos dan una cierta libertad en su configuración al alumno (las llamadas asignaturas optativas) qué beneficioso sería incluir asignaturas de libre configuración consistentes en trabajos, experiencias, informes, que relacionados con las propias carreras, exigieran al alumno vivir algún tiempo en esas realidades tercermundistas. El alumno de medicina podría hacer estudios sobre medidas sanitarias a adoptar en determinados entornos, el de Derecho sobre reformas jurídicas a implementar….Y todo ello viviendo, durante algunos meses, en la realidad de esos países.

Estoy seguro de que ese conocimiento de la realidad de los seres más desfavorecidos, que viven en una autentica y vergonzosa ( para nosotros ) pobreza, llevaría a nuestros alumnos universitarios a la madurez personal y a la valoración de los principios judeocristianos que hicieron de Europa el continente que fue. Creo que ese baño de realidad removería la conciencia de nuestros jóvenes, los lavaría de nihilismo y materialismo y los haría conscientes de que el saber, la cultura y el conocimiento, no son sólo un instrumento para ganar dinero, sino una poderosa máquina para cambiar el mundo. Solo así, saber, conocimiento y cultura serían intrínseca, auténticamente, esencialmente, valiosos.

En mi opinión, el Erasmus actual no tiene razón de ser, no es útil a nadie y no tiene valor porque como dijo Descartes ( otra vez Descartes ) : «Lo que no es útil a nadie no vale nada»

Podía ser, esa medida, un primer paso para ir transformando la Europa de los mercaderes en la Europa de los principios pero, para conseguirlo, me barrunto, habrá que ir cambiando antes muchos vicios de nuestros lamentables dirigentes y también muchas cegueras de nuestras tibias conciencias…