La aceraAntonio Cañadillas Muñoz

Una ciudad para vivirla

Son muchas circunstancias, normas, objetivos y medidas, las que hay que tener en cuenta para que las ciudades se hagan para vivirlas y no para usarlas

Dicen los expertos que las aceras son esenciales para la vida de las personas, por lo que hay que diseñarlas con especial cuidado. Deben garantizar la accesibilidad, la seguridad y el confort para caminar y estar. Las buenas aceras promueven la movilidad a pie, la cohesión social, ayudan a mitigar el cambio climático y a dinamizar la economía, favoreciendo la salud pública y la seguridad ciudadanas. Cuando paseamos, debiéramos hacerlo por lugares hechos a medida de las necesidades. Ahí el arduo trabajo que a los responsables de las ciudades les queda aún por diseñar, ejecutar y terminar.

La pasada semana les contaba algo sobre la Sala de Al Baile del Arenal, ubicada en el amplio recinto ferial en las parcelas de las casetas de «Unión General de Trabajadores (UGT)» y «La Asociación Andaluza de Doma de Campo y Enganche», y que ocupando el resto del año el espacio de ambas, permanece abierta bajo la denominación de Sala de Baile para personas mayores.

Pensando en el excelente funcionamiento de este lugar, la función social que hace, los objetivos que consigue y los cómodos servicios que ofrece en su conjunto, me acordé de algo que viene runruneando años atrás sobre el recinto ferial como la polémica nacida a raíz del coste del montaje y desmontaje de las casetas, y la idoneidad o no de mantener levantadas las mismas.

El Arenal, ciudad fantasmaAncamu

Por hacer un repaso les comentaré que allá por el año 1993, cuando la Feria se celebraba en el paseo de la Victoria, llegaron a concurrir cerca de 175 casetas. Es en 1994 cuando viendo que este recinto se había quedado pequeño, se decide crear un espacio más amplio para este tipo de celebraciones dando vida al recinto ferial de El Arenal. Pero a los pocos años, lo que en un principio parecía acoger una gran participación, fue en declive la misma hasta llegar este pasado año a tener tan solo 84 casetas. ¿En qué quedara el macro proyecto que en un principio llegó a bautizarse «La ciudad del Ocio», si no se actúa?.

Los dueños o titulares de las casetas, nada más finalizada la feria, señalaban como uno de los principales motivos, los costes. Y es que tanto la asociación de Casetas Tradicionales como la de Populares coinciden en que montar y desmontar una caseta, cada año, puede tener unos costes aproximados de más de 50.000 euros, como mínimo. Y ese dinero hay que recuperarlo al final, aún contando con que las cuentas no salgan por las posibles inclemencias del tiempo y la consiguiente falta de asistencia. Por eso también su petición de que los servicios básicos como la instalación eléctrica, el servicio de agua, el alcantarillado, etc. se contemplen como instalaciones fijas.

La idea es que la infraestructura se quede hecha a cota cero. Es decir, que haya una losa de hormigón sobre un lugar de registro de conexiones eléctricas y conexiones a la red de saneamiento, ahorrándose un coste enorme de montaje a todas las casetas.

Casetas de El ArenalAncamu

Ya se creó una Comisión para mejorar la cita del mayo Festivo cordobés. En dicha comisión, además del Ayuntamiento, están el Consejo del Movimiento Ciudadano, la Federación de Asociaciones de Vecinos Al-Zahara, la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba y los titulares de las casetas.

Desde el ayuntamiento, recién terminada la pasada feria, se planteaba algo que se expuso hace tiempo en la Comisión de Feria. Es un modelo de recinto ferial con características de parque, y eso es lo que se quiere avanzar. Se ultimará con un diseño definitivo del reparto de espacios del ferial para un tiempo concreto.

El movimiento ciudadano también ha manifestado sumarse al cambio, estando dispuesto a llevar propuestas como modificación del Plan Especial de El Arenal, que se siga invirtiendo anualmente en el ferial, en arboleda y toldos, el soterramiento eléctrico, la pavimentación de nuevas calles y el acerado, entre otras muchas. A pesar de todo el espacio del Arenal destinado a casetas es cada vez más reducido ante la disminución de las mismas y la ocupación de estos espacios por zonas de descanso, verdes o de expansión.

Parece como si el próximo mes de mayo, que está a la vuelta de la esquina, todo vaya a ser diferente. A todo lo anterior habrá que añadir la accesibilidad del recinto de las casetas y atracciones, el transporte público y zonas de aparcamiento, la presencia del caballo con zonas bien definidas y cuidadas, en la que pueda transmitir su elegancia, comodidad y vistosidad.

Pero mientras todo esto llega, esta humilde pluma, vuelve al principio de estas líneas y se para a pensar. Y se plantea, mientras toda esta Ciudad de Aladino, con lámpara maravillosa incluida, llega y podamos disfrutarla, ¿Por qué no, con el ejemplo de El Baile, probamos a que las casetas, de la calle Cristo de los Faroles, es decir las pegadas al rio, se les ofrece la oportunidad de estar abiertas todo el año?. Se le podría dar un uso muy diverso. Unas para restauración, otra para jóvenes, otras para juegos y actividades infantiles, y para música de los 70/80 con orquesta, … Todo es cuestión de dejar suelta la imaginación. Todo es cuestión de dar vida a un espacio, que salvo la semana festiva y los días de mercadillo, solo acoge algún perol de convivencia de la Federación de Peñas, algún acto esporádico más minoritario, y los días de fútbol, el espacio para aparcamiento.

De esta forma no habría que «poner y quitar» la caseta cada año, solo alquilarla a un tercero sin muchas exigencias, solo usarla, mantenerla, cuidarla y vigilarla. Al estilo de Al Baile. Quizás de esta forma se podrían evitar algunos botellones o reuniones ruidosas y generalmente nocturna al aire libre de jóvenes, en la que se consumen en abundancia bebidas alcohólicas. Quizás un lugar donde los ilusionistas, mimos y artistas puedan arrancar una sonrisa a un niño. Quizás ese grupo de amigos que terminaron la carrera de arte dramático y música tengan un lugar donde ofrecer su arte en una actividad ordenada en una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Quizás los viejos roqueros de Córdoba puedan organizarse y preparar actuaciones para ese público que tuvieron y que cada día se hace más mayor. Quizás ese grupo de jóvenes restauradores pueda tener la oportunidad de unirse y ofrecer a los cordobeses todo lo aprendido en una tierra que cada día se presume más de las estrellas Michelin.

No olvidemos que son muchas circunstancias, normas, objetivos y medidas, las que hay que tener en cuenta para que las ciudades se hagan para vivirlas y no para usarlas.