Al tenazónRafael del Campo

Supremacía moral de la izquierda: el Errejón de Íñigo Rejón

Andaba yo en el esforzado trabajo de escribir este artículo: bullían en mi cabezorro mil ideas pero, antes de tirarme al volapié sobre el folio en blanco, era necesario afinarlas, depurarlas y razonarlas y, si era posible, interrelacionarlas entre sí y darles una lógica interna. Todo era, en ese momento, algo confuso, porque unas ideas se superponían a otras, unos ejemplos ( ¡ albricias ! ) ilustraban un razonamiento, pero otros ( ¡ desolación !) lo desacreditaban….Hallar argumentos de autoridad contundentes era una labor tediosa y poco fructífera…En fin, se estaba creando en mi cabezorro una especie de ciclo génesis explosiva o, por decirlo de modo más apetitoso, un autentico gazpacho de infructuosos pensamientos…. Todo me resultaba difícil: como la siempre renuente micción de un prostático… pues así. Me satisfacía saber que, al menos, intuía ya un titulo que resumía mi parecer más seguro y que sería algo sobre la supremacía moral de la izquierda.

Y apuntado el título y trilladas las ideas, sabiendo a dónde llegar, me puse a escribir.

Creo que fue a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial cuando se hizo más evidente la separación práctica de dos términos que, si bien conceptualmente eran claramente distintos, habían ido avanzando a lo largo de la historia cogidos de la mano: cultura y moral . Ambos conceptos, cultura y moral, se alimentaban recíprocamente, pero sin imponerse el uno al otro: los avances culturales los recogía la moral y los hacía suyos y viceversa: los avances en ciencias morales se consideraban también avances culturales.

Pero entonces, en esas décadas de post guerra, se hizo la luz : el mundo de la cultura ( escritores, poetas, pintores, actores, cantantes ) irrumpió en la realidad, en la sociedad, en la juventud….en el tiempo de ocio, en los medios de comunicación, en los espectáculos…. Y no lo hizo sólo con su arte, sino también con sus ideas políticas y morales, que devinieron entonces indiscutibles. Y la sociedad comenzó a razonar del siguiente modo, realizando inconscientemente silogismos como el que sigue: «Si Bardem es un buen actor y Bardem es comunista, el comunismo es bueno» . La sociedad había delegado su capacidad de pensar, de crear y de marcar la línea entre el bien y el mal en los representantes del mundo de la cultura ( o, tal vez, del ocio, o del entretenimiento, o del espectáculo ) y así, por ejemplo, para ser un buen escritor e influir en la sociedad no bastaba escribir bien; era necesario, además, ser muy de izquierdas y ser capaz de traspasar tal ideología a la sociedad. Porque si no, nadie te consideraba un buen escritor: serías a lo sumo un señorito que se entretiene en juntar letras. Lo mismo un director de cine: o hacia películas de ideología izquierdista o no era un buen cineasta. E igualmente un cantante. E igualmente un futbolista. Ahí tenemos el reciente ejemplo de Mbappe un mocoso ( sí, un mocoso ) de 25 años que sólo sabe patear un balón pero que ha influido, tras sus declaraciones, en las recientes elecciones de Francia.

Y poco a poco esas gentes manejaron la cultura, el ocio, el entretenimiento y, por ende, sentenciaron lo que estaba bien y lo que estaba mal. Y lo que estaba bien era el pensamiento de izquierdas. Sin más discusión. Y frente a esa dictadura del pensamiento, los que no pensaban como la izquierda, estaban acongojados, como gallinitas en su ponedero: cocorocó, cocorocó , cocorocó….Y rebullendo el plumerío : cocorocó, cocorocó , cocorocó….Y con paz, con mucha paz, porque decían que había que buscar el respeto, el entendimiento, el consenso…Y nunca molestar al adversario, eso nunca…Como gallinitas en su ponedero : cocorocó, cocorocó , cocorocó. Porque, a ver : ¿ Quien contradice a Bardem ? ¿ O quien contradice a esa eminencia llamada Jorge Javier ? Cocorocó, cocorocó , cocorocó.

Y así hemos estado décadas. Y décadas. Y llegó el 15 M. Y surgieron unos jóvenes contestatarios, de brillante dialéctica, ocurrentes, cercanos…Diciendo sus verdades. Diciendo que iban a asaltar el cielo. Que iban a cambiar el mundo. Y también irrumpió el actual Presidente del Gobierno con su voz de niño bueno y su moral de serpiente ( de serpiente venenosa , quiero decir ) Y todo el mundo de la cultura, del espectáculo, de la farándula, en aluvión apoyándolos: el poeta, gran poeta, Luis García Montero; la cantante Rozalen; ese manchego gordinflón que hace películas…Almodóvar creo que se llama. Y tantos…y tantas…y «tantes»…Y muchos…y muchas….y «muches» ¡ Qué bonito ! Todo el mundo de la cultura, del espectáculo, de la farándula, alineados con la izquierda. Consecuentemente gran parte de la sociedad se alineó con el mundo de la cultura...Los más cultos: «Como García Montero, que es gran poeta, los apoya, pues yo también». Los socios del Cineclub: «Como Almodóvar los apoya, pues yo también».Los de la interpretación: « Como Antonio de la Torre es de Sumar, pues yo también». Los viejos rockeros : «Como Miguel Ríos es de izquierdas, pues yo también ».

Ahí sólo había dos posibilidades: si eras de izquierdas, eras moralmente respetable. Si no lo eras ya se sabe: fascista, xenófobo, homófobo, fanático…..Pero como decimos los taurinos ( perdón, señor Urtasun ) el toro pone a cada uno en su sitio. Y esos chicos fantásticos que se arrogaban la supremacía moral están hocicando. Pablito iba a vivir siempre en un pisito de Vallecas. Pues no: chalet en Galapagar. Y además el pillín lo ha justificado todo de « putamadre». Y los tontos de sus votantes que amen Jesús, si lo dice Pablo, está bien dicho, que la verdad habla por su boca, y bla, bla, bla...

Y Pedro con su cantinela de que nunca pactaría con los separatistas: «Con Bildu no vamos a pactar; si quiere se lo repito veinte veces» Pues va a ser que no…Pero Pedro no miente, él sólo cambia de opinión. Y su señora una santa, todo el día trabajando la pobretica para labrarse un futuro…Y si la han imputado es por culpa de un juez que es malo malísimo….Un juez que seguro que no ve los programas de Jorge Javier ni las películas de Almodóvar…

Y así hasta el infinito, un ejemplo tras otro, de la miseria moral de esa izquierda que huele a pescado podrido: tito Berni, Koldo, Abalos… Hasta llegar en estos días a la traca final ( que no última ) : al bueno de Iñigo. Un chaval estupendo, oye, feminista pata negra, abogando sin descanso por las protección de las mujeres, porque sólo si es sí, ¿ verdad Iñigo ?...¡ Cómo te admiro Íñigo !... Ya sé que te inhabilitó la Universidad de Málaga por temas de dinerillos…cosillas sin importancia…lo relevante es cómo defiendes a las mujeres del intolerable patriarcado… Ahh ¿ qué ya no ? Ahh vale, que ya lo sé, que la carne es débil, tú no te preocupes…sólo te pido que por un tiempo te enfundes el sable, la espada , el florete… el aguijón, el pincho, la alabarda …la lanza, la pica, el dardo….mejor aun que te guardes el rejón. Y que tú y tus «coleguis»: Yolanda, Urtasun, Sánchez, Iglesias…Irene, Belarra, la Montero…y todos los «culturetas» y demás compañeros mártires que levitáis en vuestra grandeza ética, me contestéis: ¿ dónde queda ahora la superioridad moral de la izquierda ? No hay más preguntas, Señoría.