La aceraAntonio Cañadillas Muñoz

El calvo de Navidad

«El 70 por ciento de los ganadores de una lotería han acabado en banca rota en los primeros cinco años»

Al salir hoy me encontré con un antiguo amigo y compañero de tiempos del colegio salesiano de Córdoba… ¡Hay que ver como pasa el tiempo!. Sí, parece que fue ayer cuando correteamos en el recreo por el patio central y sus porches, las visitas al patio de los gratuitos.

Pero los años habían pasado y en algunas personas el cabello se va cayendo provocando una calva más o menos grande... Y mi amigo estaba como yo, calvo de verdad. Fue aquí cuando me acordé de la Navidad. Dirán ustedes que por qué de estas fiestas tan entrañables. Pues bien, el viernes, cuando se publique esta columna sería día 22 de noviembre y ya solo faltaría un mes para el sorteo de la lotería, ese día que amanecemos con la ilusión por delante de que nos toque el máximo premio, «el gordo», y que tradicionalmente está considerado como el inicio de las Navidades en España.

Y este inicio comenzaba con un calvo que ya en 1998 nos inundaba de espíritu navideño a millones de españoles gracias al actor Clive Arrindell. A pocos les suena este nombre, pero si se habla del «calvo de la Lotería de Navidad», la cosa cambia. Ese año, un extraño personaje oscuro, con pinta de tener poderes mágicos, se colaba en todas nuestras casas para repartir suerte al compás de la que para muchos se convirtió en la banda sonora de estas fechas Café de estudiantes , compuesta en 1965 por Maurice Jarre para el largometraje Doctor Zhivago.

Lo primero que hice es alargarme a la administración de loterías cercana a casa de La Viñuela a comprar mi décimo, ya que aquí se habían vendido importantes premios, no solo de este sorteo, sino de otros que Loterías y Apuestas del Estado pone en circulación durante todo el año. Estaba abarrotada, y eso que los primeros décimos de Lotería de Navidad empiezan a venderse en julio, para aprovechar la movilidad y los viajes de las vacaciones de verano y ofrecer la posibilidad de que los turistas compren boletos en sus lugares de descanso.

Mientras esperaba en la larga cola escuchaba a los allí presentes lo que decían, … que si me toca el gordo me compro un piso con ascensor, … Que yo me jubilo anticipadamente porque me queda poco, … que me voy a un crucero sin mi marido, … Que yo me quito la hipoteca, …Que yo no quiero nada y lo reparto entre mis hijos y nietos, … Que nosotros cambiamos el coche porque ya nos dejó tirados mas de una vez, …Que yo lo que tengo claro es que no compro bonos del estado porque ¿quién sabe si esta gente podrá devolverlos?, … Que…, había para todo. Todo eran ilusiones que habían provocado en algunas familias hasta discusiones por no ponerse de acuerdo en el reparto de los montoncitos de euros y qué hacer con ellos.

Pero no todo eran proyectos de gastos, diversiones y escapadas. La lotería de Navidad también ha estado unida a supersticiones, pequeñas manías que algunos siguen a rajatabla con la ilusión de atraer a la suerte. Mucha gente suele buscar números relacionados con fechas importantes, como cumpleaños, aniversarios, el nacimiento de un hijo o una fecha de boda. También puede tratarse de eventos, como las victorias deportivas, una visita del Papa o la muerte de un personaje famoso.

A algunos jugadores de lotería les gusta mantenerse fieles al mismo número año tras año porque creen que ese número tocará tarde o temprano y otros tienen miedo de que, por mala suerte, toque justo cuando no lo han comprado.

También el gato negro está asociado a la mala suerte: se dice que pasar un billete de lotería por el lomo de uno aumenta las posibilidades de ganar. Hay gente que prefiere frotar el boleto sobre el vientre de una embarazada, una figura de una bruja o sobre la espalda de un jorobado.

Hay quien dice que si no te toca la Lotería de Navidad al menos tendrás buena salud, por eso algunos la llaman la «lotería de la salud», … Hay quien dice que para ganar en la lotería hay que entrar en la administración con el pie izquierdo y asegurarse de que el lotero entregue el billete con la mano derecha, … O que las administraciones de lotería que entregan un Gordo se ven desbordadas al año siguiente porque la gente cree que volverá a repetirse la buena suerte...

Otros piensan que cuando hay una gran cola para comprar la lotería hay que ponerse a la izquierda en los días impares y a la derecha en los días pares.

También hay personas que se desplazan hasta lugares donde ocurrió un gran desastre porque se cree que la buena suerte les recompensará por su desgracia, … O quien cree que la Lotería de Navidad no debe regalarse porque entonces no toca, … O que durante el sorteo, algunos llevan encima una moneda de oro, un alfiler en la chaqueta, una llave antigua de hierro en el bolso, una rama de perejil, una vela amarilla, monedas, una cinta blanca o azul o una maceta. Hay personas para todo.

Igualmente, está el que quema con una vela naranja los billetes de años anteriores mientras se repite tres veces mentalmente: «¡Que tus cenizas vuelvan a mí en forma de premio!».

Sea como sea, te toque el gordo o solo quede en un sueño prematuro, lo que no debemos hacer es gritar que nos tocó a los cuatro vientos, manteniendo el anonimato y la calma, no llamar la atención de ladrones, estafadores, bancos y familiares que llevas años sin ver, no encargar a otra persona el cobro del décimo premiado, no intentar robar a un amigo o familiar un décimo premiado, ya que tiene consecuencias penales. Y sigue trabajando, porque el 70% de los ganadores de una lotería han acabado en banca rota en los primeros cinco años, porque el dinero no es eterno, y mucho menos el premio de la lotería. Así que, aunque te dé una alegría y un respiro a nivel económico, sigue trabajando e invierte el premio con cabeza.

Ya solo faltan 30 días para dilucidar si el sueño es verdad o solo fue un suspiro. En el bombo se introducen 100.000 bolas de números, desde el 00000 hasta el 99.999, por lo que la probabilidad de ganar el Gordo (400.000 euros por décimo) es de 1 entre 100.000, es decir, de un 0,001%. Este ínfimo porcentaje se repite para el segundo y el tercer premio, en los que los afortunados apostantes ganarán, respectivamente, 125.000 euros y 50.000 euros por décimo.

Y que no se te olvide que los premios superiores a 40.000 euros, su 20 % del premio se irá directamente a las arcas del estado. El resto de premios como reintegros, pedreas y otros estarán exentos de pagar impuestos.

El calvo se fue, pero nos dejó su soniquete. «Que la suerte te acompañe».