El perol sideralAlfredo Martín-Górriz

El portazo virtuoso (virtuous slam)

La famosa canción de Joaquín Sabina ‘Así estoy yo sin ti’ contiene una larga serie de comparaciones, desde «absurdo como un belga por soleares» a «huraño como un dandy con lamparones», pasando por «violento como un niño sin cumpleaños», ahora que los niños pueden perfectamente ponerse violentos por cualquier cosa y que todos los cumpleaños de la clase se celebran con más importancia que las asignaturas impartidas. Hay padres que tienen más cumpleaños de niños de la clase de su hijo que días laborables. Esta última cuestión muestra quizá la necesidad de actualizar un tema publicado en 1987 con otros versos. Por ejemplo: «Lloroso, como un rojeras en Bluesky».

De esta manera se moderniza tan bella tonadilla y se introduce el nuevo estilo de señal virtuosa (virtue signaling) que se ha puesto de moda: anunciar a bombo y platillo con fingida indignación que se abandona Twitter para pasarse a otra red social. ¿Qué es una señal virtuosa?, preguntamos a Grok, la Inteligencia Artificial de la ahora llamada X:

«Una «señal virtuosa» o «virtue signaling» en inglés se refiere a la acción de expresar opiniones o realizar acciones que pretenden mostrar la moralidad, bondad o superioridad ética de quien las hace, más que por una genuina convicción o deseo de hacer el bien. Es la comunicación pública de opiniones sobre temas sociales, políticos o éticos con el objetivo de mostrar públicamente que uno es una buena persona, en lugar de hacer una contribución significativa al tema en cuestión. A menudo, la motivación detrás de este acto es recibir aprobación social, aumentar la reputación personal, o diferenciarse como moralmente superior dentro de un grupo social o en redes sociales».

Si es que Twitter los tiene calados. Ahora la señal virtuosa tiene una variante: el portazo virtuoso (virtuous slam). Consiste en un enojo resumido en un tuit por el que la persona en cuestión anuncia que se va, ora por los cambios en el logaritmo, ora por la nueva política de la casa. En esta ocasión la novedad está en que el woke común (Commune experrectus) no se impone mediante el acoso, la agresión o la cancelación, sino que abandona el lugar desde donde, mediante la obediencia ciega, ejercía esas acciones. Al abandonar el foro mundial que es X, la acción de superioridad moral se torna en repliegue. De la histeria colectiva en contra del prójimo se pasa a la pataleta grupal en pos de la madriguera.

Meme sobre la marcha de Twitter

Entre los numerosos portazos virtuosos se encuentra en Córdoba el caso de la Universidad*, convertida desde hace años en una ametralladora de propaganda de tal calibre que deja a Goebbels en inocente e ingenuo publicista. Toda su web, acciones lectivas, gran parte de las investigaciones y la labor de sus medios de comunicación, están volcados hasta la obsesión con los valores sistémicos del feminismo, la emergencia climática o la memoria histórica, pudriendo las funciones clásicas de la institución hasta hacerlas papilla desinformativa. No es extraño que este tipo de entidades, dinamitados casi todos sus pilares, huyan de la libertad de expresión. En concreto de la libertad de expresión ajena. Han invertido sus valores originales.

Confiamos en que, dedicando menos tiempo a las redes sociales, la Universidad de Córdoba pueda incrementar su calidad y colocarse por fin donde merece: entre las 10.000 mejores del mundo.

* Cesan la actividad en el perfil principal de Twitter, contando con docenas de perfiles más por áreas o facultades que continúan su actividad. Es un portazo virtuoso suavito (gentle virtuous slam).