Firma invitadaAgustín Alonso Asensio

Miércoles Santo

Actualizada 04:30

Queridos hermanos, el Miércoles Santo es la puerta que nos introduce en el Triduo Pascual. En la proclamación de la lectura de hoy el Profeta Isaías, nos describe el sufrimiento del Siervo de Yhwh en manos de sus enemigos y el Evangelio nos muestra como Jesús sabe que se acerca su Pasión anuncia algo impensable: uno de vosotros me va a entregar (Mt 26,21). Es la presencia del enemigo entre los amigos. Judas por iniciativa propia, por libre opción, fue a proponer a los sumos sacerdotes la entrega del Maestro. Pero este hecho inconcebible ¿Qué significado tiene para mí?

Puede que en las perspectivas de Judas de cómo tendría que ser el Mesías con la situación socio-política que había en su tierra, junto con el abierto enfrentamiento con las autoridades religiosas, no encajaría en sus pensamientos oscuros que le atormentaban. En este sentido, en mi vida puede que nos cueste trabajo descubrir la mano de Dios y no comprender, desde nuestra entendimiento humano, qué quiere de mí, cuál es su proyecto y la misión a la que me llama. Entonces se hace presente las dudas, la incertidumbre y el miedo.

Siempre que soñamos con el futuro lo hacemos a lo grande. Nadie piensa en el sufrimiento, la enfermedad, la derrota o la muerte. Eso denota que hemos sido creados en la bondad, como bien dice el Génesis: y vio Dios que todo lo que había hecho era bueno (1,10). Los mismos discípulos en el anuncio de la Pasión del Señor no entendían o no querían comprender de qué les hablaba. En la oscuridad podemos pensar: ¿Dios se ha equivocado conmigo? ¿Soy un capricho o una casualidad? Y andamos perdidos buscando compensaciones para acallar nuestro dolor, mirando que otros tienen muchas y buenas oportunidades y yo no.

Hermano, Dios no se equivocó contigo. Dios no te creó como un capricho y no apareciste en el mundo por casualidad sino por Amor. Es este amor que se deja traicionar por uno de sus amigos para salvarnos y nos da a cada momento de nuestra existencia una nueva oportunidad. Si mi vida es un fracaso, si estoy herido y roto en lo más profundo de mi ser, si dudo incluso de ser objeto de amor y de compasión, mira al que sufre la infamia del que se sienta en su misma mesa y se deja entregar para redimirnos. Él sufre contigo y tú sufres con él y llevará nuestro dolor y pecados a lo más alto del Calvario para exponerlos en público escándalo. Ahí en el mismo lugar de la apostasía – no te queremos por Rey, no eres nuestro Mesías – Dios nos salva. En el mismo lugar de tu pecado, Dios te tiende la mano.

Si Judas traicionó a Jesús, no lo hagamos nosotros por una ilusión de grandeza y perfección, porque el Eterno e igual al Padre por quien todo existe, se revistió de mi pobreza para hacerme rico a mí. El Omnipotente se hizo debilidad para sanar mis heridas y tenderme la mano en mi necesidad. El que fue traicionado y abandonado por todos, jamás romperá su promesa: Porque yo se los planes que tengo para vosotros, dice el Señor, planes de bienestar y no de desgracia y de daros un porvenir de esperanza (Jer 29,11).

Hermanos, estamos en el año Jubilar de la Esperanza, vivamos este Triduo Pascual con renovada Confianza, porque Aquel que nos Ama, nunca nos defraudara y solo en él encontraremos nuestro descanso. Dios os bendiga a todos.

Agustín Alonso Asensio es sacerdote y párroco de El Salvador y San Luis Beltrán, de Peñarroya-Pueblonuevo.

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