La verónicaAdolfo Ariza

Poesía espiritual cordobesa

En la inveterada y universal singladura con destino al Misterio, como Dante, se evidencia con una mayor o menor fuerza la necesidad de un «prontuario» como el que Virgilio brinda al poeta.

Allá por el no tan lejano 25 de marzo de 2021, conmemoración del VII centenario de la muerte de Dante Alighieri, el Papa Francisco invitaba a descubrir en el irrepetible poeta la capacidad para «leer el corazón humano en profundidad», «aun en las figuras más abyectas e inquietantes» así como la capacidad en el poeta de «escuchar a las almas que encuentra». De este modo, «el poeta, partiendo de su propia condición personal, se convierte en intérprete del deseo de todo ser humano de proseguir el camino hasta llegar a la meta final, hasta encontrar la verdad, la respuesta a los porqués de la existencia» (Carta apostólica Candor Lucis aeternae, 4). En este orden de las cosas no puedo dejar de citar la reflexión del filósofo Josef Pieper al describir «el caso del amor cuando está en manos de poetas»: «El verdadero poeta no es el que, cándido o retorcido como el sofista da cuerpo a un sueño. Tampoco es que el poeta pinte pura y llanamente la realidad cotidiana de ti y de mí y del vecino; pero saca a la conciencia lo que tú y yo y el vecino reconoce y confirma cuando lo oye como una cosa presentida y ya largo tiempo sabida» (Virtudes fundamentales, 558).

En estos parámetros se encuentra, sin lugar a dudas y en gran medida, la fuerza de esa poesía capaz de «un deseo interpretado», al modo del grito de Catón, apremiando a la purificación y al silencio puesto que no en vano «hay que entrar al desierto / a sus estigmas / a respirar: Él es, / perfundir santidad / azar ilimitado». Es el verso y solo el verso el que puede susurrarte: «Cuanto te atrae el silencio / su igualdad, / Tú apacientas desierto: / las letras invidentes, / el inmolado adentro» (María Luz Escuín).

En la inveterada y universal singladura con destino al Misterio, como Dante, se evidencia con una mayor o menor fuerza la necesidad de un «prontuario» como el que Virgilio brinda al poeta. En lo conciso del prontuario descubrirá el peregrino «no un Dios quieto y teológico, sino muy andariego». Lo volátil de la experiencia, aún así, lo pertrechará con el más logrado de los argumentos frente al ateo o indiferente: «Si así no hubiera sido, / mereciera haber sido…». Claro que para el que suscribe el argumento tumbativo tiene un nombre: «Si Dios no hubiera nacido aquella noche en Belén […] No hubiéramos gozado del humor confortable / y optimista de Chesterton, / hecho fresca oración de ortodoxia y sonrisa en palabras inglesas» (Carlos Clementson).

La poesía que procura ver en el paulino «como en un espejo» se atreve incluso con el diagnóstico, certero o no tan certero, de la más profunda razón del deseo humano aun cuando en no pocas ocasiones se experimente como ante un espejo opaco: «Permaneces hierático, como si no existieras, / con toda la agonía de los siglos /resbalándote lenta en la memoria» (Juana Castro).

Solo lo osado de la poesía se atreverá incluso a pergeñar un «plan para enredar a Dios» – «cogeré a Dios a parte» – por el que «cazado por sus propios argumentos, / e igualito que un padre / que no sabe decirle no a su hijo, / dirá extendiéndonos el doble pase: / -Que lo que Dios ha unido, / que Yo no lo separe» (Daniel Cotta). Es el mismo poeta ladino para Dios quien exclamará: «¡Con lo bien que me enamora!» (Daniel Cotta).

Esta es la aventura a la que dos entusiastas – en este caso el mismísimo Dante hubiera tenido que vérselas con dos «Beatrices» - como Mercedes Castro – «anduvo, como sobre las aguas / para explicarme / lo que no cabe más que en Su voz» y María Luz Escuín – «parenquima le pido yo a sus letras» (Poema inédito) -, junto con quince poetas de nuestra también lorquiana «Córdoba. Lejana y sola», nos invitan a través de una difícilmente superable Antología de Poesía Espiritual titulada Como en un espejo (Ediciones Endymion). Por cierto, y dicho sea de paso, la presentación de la antología tendrá lugar el próximo lunes 15 de mayo en el salón de actos del Palacio Episcopal.

Lector inquirat.