En el Cuartel del Imperio Romano

Puente Genil

Miguel Romero y el espíritu de La Judea

Su obra contiene un claro eco autobiográfico

El cuartel de Puente Genil es la casa del «manantero» o hermano. («Mananta» -deriva de Semana Santa- es el término que empleaba Eduardo del Castillo y Parejo, «El Nene»). La foto de cabecera es en el cuartel del Imperio Romano.

La Judea es una de las asociaciones cívico-religiosas de Puente Genil que se reúnen en sus cuarteles principalmente durante la Cuaresma y la Semana Santa. Esta tradición se remonta al siglo XVIII según la documentación existente.

Este contexto religioso y asociativo, con un fuerte sentido de comunidad y hermandad, es proclive para un poeta como Miguel Romero Carmona (1861-1916).

Cuarteleras y poesía

Precisamente en La Judea (Corporación Bíblica Las autoridades Judaicas de Jerusalén) he podido «conocer» y escuchar la declamación de algunos versos de Miguel Romero, gracias a la generosidad de Justo de Paz Estrada y de sus hermanos, en el seno de nuestra Sociedad Gastronómica.

En estos lugares tan entrañables los hermanos comparten su fervor religioso a través de las saetas cuarteleras y la poesía, en sus reuniones amicales en torno a la mesa o en sus cabildos.

Es gratificante vivir el ambiente en este lugar de reunión y convivencia, pleno de fraternidad, aprecio y respeto. Esta sala, en el caso de La Judea, se conoce como «sinedrio» (del griego συνέδριον y del latín synédrion).

La Judea, en una foto de archivo

El libro a 1 peseta

¡Cuántas veces habrá declamado Miguel Romero sus poesías en el sinedrio! En 1911 publicó Semana Santa en Puente Genil donde la prosa poética y descriptiva se trenza con sus versos. Costaba 1 peseta.

Santiago Reina López edita el libro más completo con la obra conocida de Miguel Romero. Le precede una biografía del poeta al cuidado de Carlos Delgado Álvarez de Sotomayor.

Luego está el estudio preliminar, escrito por Santiago Reina, en el que clasifica el legado de Miguel Romero en varios grupos bien definidos semánticamente.

Taracea vital

1905 señaliza un punto de inflexión en su vida, cuando decide marcharse de Puente Genil, una vez perdido su trabajo como funcionario en el Ayuntamiento.

Intenta subsistir como veterinario particular pero no tiene mucha clientela. Le falla el modus vivendi.

Entonces, se instala en la provincia de Málaga, en Sierra de Yeguas, ejerciendo como veterinario municipal. Buen reflejo de este momento es «Mucho te quiero, perrito: pero pan…, poco… poquito».

Desde la provincia de la comarca de Antequera se muda a Herrera. Luego se instala en Alcaracejos, a bastante distancia de su añorado pueblo natal.

Las vicisitudes que amargan la alegría y la dicha del poeta están integradas en sus versos. Ahí está «El proscrito». Su desencanto y abatimiento, lejos de esfumar su quehacer literario, modelan y resuenan en su escritura.

Mi calvario sea Moriles

Me quedo con el tono emanado de esta estrofa compuesta en su destierro en Sierra de Yeguas, concretamente el domingo de Pasión de 1907.

Se titula «Viva mi Judea»; reproduzco los cinco primeros versos entre el centenar que articula la poesía completa: «¡Disponed de mi persona / Autoridades Gentiles: / y si un sayón me pregona / mi Calvario sea Moriles / y mi muerte una gran mona!...».

La Judea, en torno a los años 70

«La letra con sangre entra» es una pieza de tono jocoserio que acaece en una barbería. El barbero imparte una clase a su cliente, procedente de Pedrera, sobre Juan Valera y Pepita Jiménez. Conjuga dialogismo y polifonía.

La faceta más desenfadada de Romero hay que buscarla en piezas como «A las estepeñas» donde la brevedad del arte menor se trenza con el ritmo y la rima de la canción. La cara chistosa está en «La cagomanía», verbigracia.

Jornadas

La Real Academia de Córdoba ha celebrado las Jornadas «Escritores cordobeses de ayer y de hoy», coordinadas por Manuel Gahete Jurado, durante los días 7 y 8 de junio de 2023.

Entre los autores estudiados en las mismas está Miguel Romero, juntamente con Manuel Reina y Antonio Almeda.

También se presentaron trabajos sobre el montillano José Ponferrada Gómez y el castreño afincado en Madrid y luego en América Rafael Millán Pinillos, además del lucentino Luis Barahona de Soto.

Dos han sido los escritores nacidos en Córdoba estudiados en este encuentro: Juan Bernier y Juan Luis González Ripoll.

Los trabajos han sido elaborados, entre otros, por Santiago Reina López, José Antonio Ponferrada Cerezo, Antonio Cruz Casado, Juan Antonio Bernier Blanco, José Carlos Aranda Aguilar, Antonio Varo Baena y Blas Sánchez Dueñas, todos miembros de la Real Academia cordobesa.