Salvador Fuentes, presidente de la Diputación de Córdoba
«Los calificativos que he recibido de la izquierda no tienen nombre»
Fuentes habla en la siguiente entrevista de la actualidad de la provincia
Cuando se cumplen seis meses de que comenzara su mandato, el presidente de la Diputación de Córdoba, Salvador Fuentes (PP), nos recibe para hacer balance. No es un resumen sencillo, porque en ese corto espacio de tiempo, el máximo responsable provincial se ha encontrado con el mayor de los problemas, la falta de agua, especialmente, en el Norte de Córdoba.
A ese contratiempo que depende, casi en exclusiva, de la meteorología, se suma la gestión del PSOE durante dos mandatos en la institución provincial en los últimos ocho años y 40 en la Junta. Lo que ha llevado a que, en la medida de lo que se puede paliar (con infraestructuras), no se haya hecho.
Guadiato - Los Pedroches
Salvador Fuentes visita el avance de las actuaciones iniciadas en Sierra Boyera y La Colada
A su vez, en este tiempo el presidente de la Diputación se ha topado con una empresa pública en quiebra técnica y otra con fecha de estarlo en apenas dos años. De ahí, que este tiempo haya sido intenso, con quebraderos de cabeza, con búsqueda de soluciones responsables, aguantando las críticas de quienes crearon el problema y, de camino, preparando un presupuesto que desarme al mastodonte en que se ha convertido la institución.
De todo ello y más, Fuentes habla en la siguiente entrevista y tiene tiempo para ejercer la autocrítica.
-¿Qué balance hace de estos seis meses al frente de la Diputación?
-Mucho trabajo. Con cierta satisfacción, aunque también hay autocrítica. Pero de mucho trabajo, porque lo que estamos intentando es reorganizar la estructura interna de la Diputación. Nos encontramos una Diputación absolutamente vacía de contenido, era un cajero automático. Hay departamentos que necesitan un protagonismo que no tienen; hay unos niveles de ejecución -en obras y equipamientos- que tienen que ser infinitamente superiores; y unos remanentes de tesorería que se pueden evitar, no podemos tener esos millones que sobran todos los años por falta de ejecución. Tenemos que hacer lo que hacen todas las diputaciones, a través de la economía de escala, prestar servicios básicos de calidad (contra incendios, basura, agua, carreteras), desde Adamuz hasta Zuheros. Todo lo que no sea eso es estar despersonalizando a una institución que tiene su cometido y que presta muchos servicios a la provincia y la equilibra. Nos queda mucho por hacer, ya que tenemos que ir hacia otro modelo mucho más eficaz y eficiente, donde los departamentos sean menos y más resolutivos.
-Dice que no pueden ser un cajero automático, qué significa.
-Son las subvenciones. Solo se la ve para eso y no se le reconoce lo que hace y eso es un demérito de los gobiernos de turno. La Diputación juega un papel vertebrador de la provincia, presta muchos servicios. Es el ayuntamiento de los ayuntamientos, pero a la hora de la verdad nadie quiere reconocer su labor, porque vamos a los localismos. Me he encontrado una Diputación que es solo subvenciones y eso no puede ser. Tenemos el nivel de cualquier administración pública y no podemos ser un cajero automático, donde los alcaldes vienen, cogen la subvención y salen corriendo. Ni tampoco es una asamblea. Somos como la Junta o el Gobierno de España, hay un gobierno que tiene sus competencias y a eso se tiene que dedicar. Con esa falta de reconocimiento, lo que pierde es importancia en favor de otras administraciones.
Esas empresas no tenían que haber dado resultados negativos y han dado pérdidas que son absolutamente inasumibles
-«Vacía de contenido» y con dos empresas (Epremasa y Emproacsa) en estado crítico.
-Emproacsa al borde de la quiebra, le hemos inyectado casi 15 millones de euros. Iba a unas pérdidas brutas de casi 20 millones de euros, por una mala gestión. No tienen porqué dar pérdidas ni las aguas ni las basuras. Y la culpa no la tienen los trabajadores, la tienen los gestores y tienen mucho de responsabilidad los gobiernos anteriores, ya que técnicamente estaba en quiebra y la hemos salvado, literalmente.
La otra, que nadie esperaba, era Epremasa. Tenía unos resultados negativos de 7,5 millones de euros. No tenía porqué dar pérdidas, pero si no hubiéramos hecho nada nos habríamos ido a una quiebra técnica en 2025. Dice bastante mal de los gestores, ya que por el hecho de ser empresas públicas no tienen que ser menos eficaces que las privadas. Y ese es el dilema de la izquierda, que son incapaces de administrar las empresas públicas. Eprinsa se ha salvado por los pelos. Tenía unas pérdidas de medio millón de euros, pero se ha resuelto también. No tenían que estar en ese estado y no es achacable a la pandemia, porque ha sido un periodo de ocho años (mandando el PSOE), donde ha habido muy poca valentía, porque hay que repercutir el precio de las cosas y gestionarlas mejor.
-Era un problema.
-Le achaco a los anteriores gobiernos esa falta de gestión, porque era un problema muy gordo para los trabajadores, que en el caso de Emproacsa son 300 y Epremasa son 60. Esas empresas no tenían que haber dado resultados negativos y han dado pérdidas que son absolutamente inasumibles.
-¿Esa situación le ha quitado muchas noches de sueño?
-Sin duda. Pero eso es el gobierno. El comportamiento de los trabajadores de Emproacsa ha sido ejemplar. Han estado día a día, con un problema como el del agua en la zona Norte, resolviendo problemas discretamente y teniendo que asumir que eran incomprendidos. Les echaban toda la culpa de la falta de infraestructuras de agua y eso me parece muy injusto. Son los que menos culpa tienen y los que más se han partido el pecho. Y en Epremasa igual, tampoco tienen culpa los trabajadores de la situación en la que se encuentran. Pero lo que más me quita el sueño es no pagar las nóminas y a los proveedores, la gestión se está encauzando, con una buena labor de los presidentes con Andrés Lorite en Epremasa, Sara alguacil en Eprinsa y nosotros en Emproacsa. Se van a tomar decisiones responsables para poner a las empresas en equilibrio contable, y dar garantías para acometer inversiones en el futuro, que son muy necesarias.
-¿Qué siente cuándo les critica la oposición esas medidas que han comenzado a adoptar?
-Los calificativos que he recibido de la izquierda no tienen nombre. No me pueden decir que estoy robando del bolsillo de los ciudadanos de la provincia, cuando han dejado a una empresa en quiebra y a 300 trabajadores a las puertas de la calle. Que te digan eso, por hacer lo que tenían que haber hecho ellos antes me parece fuera de lugar y muy obsceno. Te demuestra el nivel que tiene la izquierda.
Se han planteado actuaciones como la ósmosis (con el agua de La Colada), que es impagable. Es una desaladora. Es una barbaridad que se inventaron para pasar las elecciones municipales
-¿Cómo está viviendo el problema del agua en el Norte de Córdoba?
-Con mucha preocupación, porque la gente lo está pasando muy mal y la situación es muy dolorosa, por una falta de previsión evidente. No se hicieron las cosas como se tenían que haber hecho. Hubo una incomparecencia muy preocupante de la Junta, porque paralizó las obras en el 2088 (con el PSOE en la administración autonómica) de la conexión entre La Colada y Sierra Boyera. Esas obras se retomaron con Juanma Moreno y ahora le están dando por eso. Por eso digo que es muy preocupante el planteamiento que hace la izquierda.
Y no se ha pensado en los vecinos. Se han planteado actuaciones como la ósmosis (con el agua de La Colada), que es impagable. Es una desaladora. Es una barbaridad que se inventaron para pasar las elecciones municipales. Como la ultrafiltración que no ha dado los resultados que se esperaban, para bajar la cantidad de carbono orgánico del agua al 5%, que es la cantidad que puso el Gobierno de España antes de que entrásemos nosotros. Una desaladora allí hubiera sido la peor solución, aparte dl impacto ambiental que tiene.
Nosotros hemos hecho lo que nos han dicho los técnicos. Y estamos pendientes, a día de hoy, de que Acuaes -la agencia de cuencas del Estado- nos autorice la línea de media tensión de Los Pelayos, para aliviar el ritmo de los dos grupos electrógenos (del trasvase de La Colada a Sierra Boyera), que llevan trabajando seis meses de manera ininterrumpida, seis meses que llevamos esperando a que el Ministerio nos dé la autorización. Nos la dio, después de cinco meses, Patrimonio, y ahora estamos esperando a Acuaes.
-Dijo que si hacía falta se iba a La Moncloa ¿Va a ir?
-Sí. Si es preciso iré a La Moncloa o a donde haga falta. Tenemos un problema con el agua que tenemos que resolver de manera estructural. La hoja de ruta está hecha. Tenemos que buscar la conexión con Los Pelayos; salir al paso de la conexión que está haciendo la Junta de Andalucía de La Colada con Sierra Boyera; las conexiones -que son cuatro millones, más cinco que vendrán después- de la potabilizadora de Sierra Boyera, que será para toda la zona Norte; y, por supuesto, pedir el trasvase de Puente Nuevo a Sierra Boyera. Lo pidió el PSOE y ahora dice que no ¿Para qué lo prometieron, técnicamente, en una comisión? Ahora hay que pedirle al Gobierno de (Pedro) Sánchez que cumpla su palabra.
No me esperaba encontrarme la Diputación así, con esas situaciones contables en algunas de las empresas
Esos tres embalses y una gran depuradora es la solución para la zona Norte. Sobre todo, para cuando llegue otra sequía no sufran como lo están haciendo los vecinos. Si a eso le sumamos la propuesta de Juanma Moreno a la Unión Europea, para que se considere a Andalucía un territorio singular, sería susceptible para que se recibieran ayudas para obras hidráulicas. Pero necesitamos, en este mandato, como mínimo una inversión de 20 millones para la red de abastecimiento de aguas en toda la provincia.
El segundo gran desafío es la luz, en la zona Norte y en algunas partes de la Sur tenemos un problema de potencia energética, que tenemos que resolver porque en ello se nos va la vida. Y si hay que ir a La Moncloa, iré a La Moncloa. Donde haga falta, porque son decisiones estratégicas para la provincia y nos va el futuro.
-¿Cuántos pueblos lleva visitados?
-Esa es la autocrítica. Tenía previsto ir a todos antes de que acabara el año y no he podido. No me esperaba encontrarme la Diputación así, con esas situaciones contables en algunas de las empresas. Me he tenido que quedar en la casa organizándola y no he tenido vida social. La idea era visitar todos los pueblos en cuatro meses y no he podido porque no he salido de aquí. He visitado puntualmente la zona Norte, a Lucena, Puente Genil y a Iznájar. A este último porque el problema del agua nos va a consumir y lo va a hacer más, porque es una prioridad y un desafío. Intentaré cumplir ese compromiso a primeros de año, una vez que saque el presupuesto.
-¿Qué le pide a los Reyes Magos?
-Lo que pide cualquier familia. Lo primero, salud; después trabajo para la gente y que pongamos todos los medios nosotros, tenemos que hacer nuestros deberes. El desafío demográfico con la despoblación, que la gente pueda vivir y trabajar en sus pueblos. Agua, tiene que llover, porque si no se llenan se nos va la vida y vamos a hacer las obras sin perder ni un minuto. Y acordarnos de los que menos tienen y les ayudemos.