Procesión del Beato Nicolás María AlbercaJ. Prieto

El Papa firma el decreto de canonización del aguilarense Nicolás Alberca

El nuevo santo fue martirizado en Damasco en 1860

Este jueves el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia al cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y lo ha autorizado a promulgar los decretos relativos a las causa de canonización de Beato Emanuele Ruiz y siete Compañeros, de la Orden de los Frailes Menores, de la que forma parte el beato aguilarense Nicolás María Alberca , uno de los franciscanos martirizados en Damasco en 1860.

Como informa la Diócesis de Córdoba en su página web, con este decreto, se aprueba la canonización del mártir cordobés que fue solemnemente beatificado junto a siete compañeros por el Papa Pío XI el 10 de octubre de 1926, dentro de las fiestas conmemorativas del VII centenario de la muerte de san Francisco de Asís. El papa convocará un consistorio para fijar las fechas de las canonizaciones aprobados.

Historia de un martirio

Los días 9 y 10 de julio de 1860, un grupo de milicianos drusos, animados por un odio radical antirreligioso, llegó desde el Líbano directamente a Siria, devastando la ciudad de Damasco y extendiendo la causa de destrucción y muerte. El objetivo principal del 'odium fidei' era toda la comunidad cristiana residente en la ciudad, y en particular el convento y la iglesia francesa de San Paolo.

Nicolás María Alberca Torres. Nacido el 10 de septiembre de 1830 en Aguilar de la Frontera, había ingresado en 1856 ingresó en los Frailes Menores Observantes y fue ordenado sacerdote el 27 de febrero de 1858. Llegó a Damasco en 1859, donde fue martirizado.

A principios de 1859, el beato Nicolás María Alberca recibió la noticia de que tenía que partir a Tierra Santa. Por la premura de tiempo, no pudo ir a despedirse a Aguilar de la Frontera de su madre y familiares. De Priego salieron los misioneros en dos grupos los días 11 y 12 de enero. El día 25 embarcaron en el puerto de Valencia, y el 19 de febrero llegaron al puerto de Jaffa y dos días después entraban en la ciudad de Jerusalén.

Recorrió, según costumbre, los santuarios confiados al cuidado de la Orden franciscana. Pasada la Semana Santa fue destinado a Damasco para estudiar la lengua árabe, junto con dos compañeros de navegación: Nicanor Ascanio y Pedro Soler. Allí se encontraban sus futuros compañeros de martirio: los padres Manuel Ruiz, superior; Carcelo Bolta, párroco; Engelberto Kolland y los hermanos Francisco Pinazo y Juan Jacobo Fernández. Todos españoles, menos el padre Engelberto que era austríaco. La persecución comenzó en las montañas de Líbano con bandas fanáticas que entraron en los poblados cristianos y amenazaban a los cristianos de Damasco. Los religiosos rubricaron con el martirio la doctrina que habían enseñado. Nicolás María era el más joven de todos los religiosos. Le faltaban dos meses para cumplir los treinta años.

Biografía del nuevo santo

El beato Nicolás María Alberca nació en Aguilar de la Frontera el 10 de septiembre de 1830, en el seno de un hogar profundamente cristiano. Cursó las primeras letras en su pueblo, pero terminada la instrucción primaria se puso a trabajar, ya que la economía familiar era precaria. Comenzó de dependiente de un comercio, pero tal menester no le permitía atender sus prácticas de piedad, y lo dejó y se dedicó a las tareas agrícolas, ayudando a su padre y luego a un tío suyo.

Frecuentaba los sacramentos y leía asiduamente el Año Cristiano, se entusiasmaba por las vidas de los santos, y especialmente por las gestas de los mártires. Deseaba ser sacerdote, pero la situación económica de la familia le impedía cursar los estudios eclesiásticos. Tampoco podía ingresar en una orden religiosa, ya que estaban suprimidas en España a raíz de la Ley de Desamortización de Mendizábal.

Por consejo de su confesor ingresó en el noviciado de los Hermanos del Hospital de Jesús Nazareno de Córdoba. En atención a sus relevantes cualidades profesó antes del tiempo reglamentario y poco después el mismo Hospital lo envió a Madrid, a representar sus intereses. Allí vivió algo más de dos años. De principios de 1854 hasta julio de 1856. El 22 de julio de 1854 fue admitido en la Escuela de Cristo, institución que tenía como fin promover la santificación de sus miembros, mediante el cumplimiento de la voluntad de Dios.

Durante su estancia en Madrid se estaba gestando el abrir un convento franciscano para surtir de religiosos a Tierra Santa. El 13 de julio de 1856 se tomaba posesión del convento de Priego (Cuenca). Entre los asistentes se encontraba Nicolás María Alberca. Al día siguiente comenzaba el noviciado con otros cuatro compañeros. Al año siguiente hizo la profesión religiosa. En noviembre de 1857 empezó los estudios de Filosofía. Recibió el subdiaconado en septiembre de 1857; el diaconado en diciembre del mismo año y el presbiterado el 27 de febrero de 1858. El día 19 de marzo inmediato celebró su primera misa.