El obispo invita a los nuevos sacerdotes a «proponer la fe con alegría»
Demetrio Fernández: "Estad seguros que vuestra vida es enormemente fecunda por el ministerio que hoy recibís en miles de personas que llevarán vuestro influjo visible»
Monseñor Demetrio Fernández ha ordenado en la mañana de este sábado, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, a ocho nuevos sacerdotes en la Santa Iglesia Catedral. Francisco Solano Aguilar Tejada, Álvaro Fernández-Martos Yáñez, Francisco Salvador Flores Hidalgo, Javier González Martínez, Juan Yersin Méndez Ozuna, Javier Montes Jiménez, Miguel Ángel Moyano Estepa y Javier Rodríguez Calmaestra forman desde hoy parte del presbiterio cordobés.
En su homilía el prelado ha recordado a los ordenandos que el Espíritu Santo vendrá sobre cada uno de ellos y se producirá «en vuestro corazón una transformación misteriosa, seréis hechos hombres nuevos para prolongar a Jesucristo donde seáis enviados». Él os ha llamado y os ha consagrado para enviaros a algunas tareas, «guardaos de caer en el funcionarismo», ha pedido el pastor de la Diócesis a los nuevos presbíteros.
A partir de ahora, veremos en cada uno de vosotros a un ministro de Cristo, «una prolongación personal de Cristo para que podáis bendecir, perdonar, consagrar y hacerle presente en la vida de la Iglesia», ha proclamado el obispo, que prosiguió afirmando que hoy todos los fieles cristianos nos damos la enhorabuena unos a otros, porque todos somos agraciados, el presbiterio, cada familia y amigos, el Seminario. Todo el pueblo cristiano se alegra de tener ocho nuevos sacerdotes al servicio de la Diócesis y de la Iglesia universal, concluyó.
El sacramento del Orden «os hace otros, sois capacitados para la celebración de la Eucaristía», no dejéis ni un día de vuestra vida sin Eucaristía, - ha recomendado el obispo -, porque la vida de un presbítero vale para la Eucaristía. Un día sin Eucaristía es un día vacío, añadió monseñor Demetrio Fernández, que les trasladó a los nuevos presbíteros que se les confía conducir la comunidad cristiana al frente y han de servir de modelo con su ejemplo y celo apostólico, 'intentad ganar para Jesucristo a muchísimos«, ha pedido. La fe “no se impone, se propone pero con alegría y con el ejemplo suscitaréis en muchos el acercamiento a Jesucristo. Estad seguros que vuestra vida es enormemente fecunda por el ministerio que hoy recibís en miles de personas que llevarán vuestro influjo visible».
A las religiosas ha pedido el obispo que sigan rogando a Dios para que no nos falten sacerdotes porque «la Iglesia no puede vivir sin presbíteros». Por su parte, a las familias cristianas que hoy han hecho la ofrenda de sus hijos al Señor, lo que supone también un sacrificio, el prelado ha alentado al recordarles que Dios las ha sorprendido «con algo mejor, que será poder dar al hombre contemporáneo la vida eterna, que la da Dios a través de sus ministros».
Ha terminado su alocución dando la enhorabuena al Seminario, a los sacerdotes y formadores, pero especialmente a los ocho ordenandos porque «ha llegado la hora, es la hora de Dios, de la ofrenda, de la Pascua, de la cruz y de la glorificación».
Durante el rito de ordenación los candidatos se han postrado ante el altar donde ha tenido lugar el canto de las Letanías; a continuación, el obispo, el Cabildo Catedral y concelebrantes les han impuesto las manos, como señal de recepción en el ministerio. Posteriormente se les ha colocado la estola y la casulla, ha seguido la unción de las manos con el Santo Crisma y ha terminado el rito con la entrega de la patena y del cáliz.
Ocho vocaciones para la Iglesia cordobesa
Los ocho nuevos sacerdotes han sido formados en el Instituto de Estudios Teológicos «San Pelagio». Recientemente, han explicado como su vocación les llama a servir a la Iglesia.
Para Francisco Solano Aguilar Cristo es «el único modelo válido en el que se mira todos los días» y ha asegurado que a partir de ahora toda su voluntad estará puesta «en dejar que el Señor haga su obra» y pueda configurarse con Él.
Álvaro Fernández-Martos considera que el Señor se va a servir de él para ser su prolongación, fundamentalmente «para que las almas se salven» y da este paso confiado en el Señor y en abandonarse en sus manos.
Francisco Flores espera del sacerdocio una configuración con Cristo, «una expropiación del corazón para ser por completo de Jesucristo y que sea el comienzo de una fidelidad renovada».
Javier González ha resaltado que llegar al sacerdocio es «saberse muy en manos del Señor», que nos llama a prolongar su misión en medio del mundo y a estar muy cerca de Él.
Juan Yersin Méndez ha reconocido que si algo quiere en su vida es «no verme a mí mismo, sino mirar al otro y donarme». Siente que es a eso a lo que el Señor lo llama y espera «ser fiel y dar la vida por los demás».
Javier Montes espera ser un sacerdote fiel y cada día le pide al Señor «esa fidelidad y esa entrega generosa para servir a Dios, a la Iglesia y al prójimo» allí donde Dios lo mande.
Miguel Ángel Moyano espera después de su ordenación «no estorbar mucho al Señor» y seguir contento y agradecido como lo están sus formadores y los sacerdotes que ha tenido cerca en este tiempo.
Javier Rodríguez ha confesado que ha afrontado su ordenación «con miedo» pero con «ilusión, dejando que el Señor sea el protagonista de todo» y con la certeza de que la «única esperanza que no defrauda es Jesucristo».