Antonio Millán y su madre, María Cuevas, en la puerta de Casa MillánJesús D. Caparrós Carretero

Casa Millán: la esencia de San Juan de Letrán inicia una nueva vida

La histórica taberna de San Lorenzo se traslada esta primavera a un local situado a unos metros

La taberna Casa Millán es un bastión en pleno barrio de San Lorenzo de esa otra misión que estos establecimientos tenían, de aglutinante de los vecinos, que han desarrollado hasta hace unas décadas y que se ha perdido a cambio de unos locales en los que ahora manda la gastronomía y se ha olvidado el placer de la conversación pausada entre los clientes de todos los días.

Antonio MillánJesús D. Caparrós Carretero

Casa Millán lleva desde 1934 en la casa de las tres puertas de la plaza de San Juan de Letrán. El edificio va a entrar en obras dentro de poco, lo que ha puesto fecha de caducidad a la taberna tal y como se ha conocido hasta ahora. Lo que ocurrirá la próxima primavera será que el local actual cierre sus puertas y, sin solución de continuidad, vuelva a abrir a escasos metros, en la acera de enfrente, sin salir de la plaza, de su ambiente y de su gente.

Tres generaciones

Antonio Millán es la tercera generación de la familia que está detrás de la barra. Abre el establecimiento y enciende las luces en la misma tarde en que ha nacido un sobrino. Crece la cuarta generación. Los primeros clientes de la sesión vespertina le felicitan, así como muchos de los que pasan por la puerta y se asoman para darle la enhorabuena y demostrar de este modo que las relaciones entre los vecinos en un barrio como San Lorenzo es algo difícil, si no imposible, de trasladar a un bloque de nueva construcción o a una taberna de manteles individuales y platos cuadrados.

Cuando el colaborador de La Voz de Córdoba Manuel Estévez dio la voz de alarma en su artículo 'La otra España vaciada' de que Casa Millán tenía los días contados, se levantó una ola de solidaridad con el establecimiento y con sus responsables. Si cerraba esta taberna, el barrio se moría un poco más y había que hacer algo.

Una mudanza a solo unos metros

Antonio Millán nació un 28 de febrero y el 3 de marzo, según cuenta su madre, ya estaba sobre unos barriles en un rincón de la taberna. Desde entonces ha vivido su día a día y esto ha sido lo que le ha llevado a buscar una solución, a pensar en el traslado, porque «he tenido opción de quedarme, pero el precio de mercado al que está y con la edad que tengo no puedo afrontarlo».

Quiero mantener el modelo porque si es algo que ha funcionado lo mejor es no tocarlo"

El nuevo local es más grande, tiene 70 metros cuadrados, fue la sede de la Federación Andaluza de Fútbol Sala, y abrirá «con el mismo estilo». «Quiero llevarme mis cofradías, mi fútbol sala, mi carnaval, mi gente joven, quiero mantener el modelo porque si es algo que ha funcionado lo mejor es no tocarlo», señala mientras a su alrededor no hay hueco disponible entre fotos, carteles y camisetas enmarcadas.

Decoración deportiva en Casa MillánJesús D. Caparrós Carretero

Las cofradías

En el balcón que hay sobre la puerta, hay una colgadura con la imagen de María Auxiliadora, devoción de toda la familia, aprendida en el Colegio Salesiano. En el interior, además, no faltan fotografías del Cristo de Gracia, al que tan vinculados estaban los padres de Antonio, ni de las demás imágenes del barrio de Córdoba más pródigo en religiosidad popular.

Casa Millán conoció a la mítica saetera María Zamorano 'La Talegona' cuando iba a comprar las granzas del café para hacerlo de pucherillo. Por ahí han pasado generaciones de cofrades y en la actualidad hay una tertulia cofrade todos los jueves a la que acude la gente del costal, ya que, no en vano, la trabajadera de un viejo paso cuelga casi a la altura del techo.

Antonio MillánJesús D. Caparrós Carretero

El barrio de ayer

Pero entre el ayer y el hoy de San Juan de Letrán hay mucha diferencia. Antonio Millán explica que «la sociedad ha cambiado: antes era más vecinal, vivía más gente aquí y había más movimiento en la calle». El tráfico también daba vida, como cuando «aparcaba la gente en la plaza para echar las quinielas en Casa Pepe».

La sociedad ha cambiado: antes era más vecinal, vivía más gente aquí y había más movimiento en la calle"

Casa Pepe ya es historia, como lo son las numerosas tabernas que había en las inmediaciones. O las tiendas de alimentación con nombre propio: Carmeli, Fali, Valle. También daban vida al barrio los plateros, porque «en cada casa de vecinos había uno».

El Carnaval y el fútbol sala

En lo que no tiene Antonio Millán duda alguna es sobre el Carnaval: «Eso sí que se ha perdido; desde que se fueron Chicharito y Caparrín el barrio ya no lo vive». Un parroquiano que asiste a la conversación, que fue platero en el barrio y ahora se dedica a la construcción, le da toda la razón.

Carteles de Carnaval en Casa MillánJesús D. Caparrós Carretero

Otro pilar importante en Casa Millán es el fútbol sala, tan presente en la decoración del local como las cofradías, las reproducciones de Romero de Torres o los toros. «He sido delegado del Córdoba Fútbol Sala y colaborador mucho tiempo, en Segunda, cuando empezó, y aquí se han hecho muchas comidas del equipo hasta que se ha profesionalizado; antes, los jugadores, eran clientes y amigos».

El pilar de la amistad

La amistad es un valor que se cultiva en Casa Millán, una taberna sin cocina pero que en 2022 vendió 412 barriles de Cruzcampo, sin contar los botellines. Antonio suele corresponder entre semana con ensaladilla o pisto, pero los sábados es el día en el que su madre, María Cuevas, echa el resto con un perol de arroz, o un guiso de garbanzos o menudillos de pollo, que están «impresionantes», como rubrica un cliente desde la otra punta de la barra.

Antonio MillánJesús D. Caparrós Carretero

Este ambiente, donde el cliente acaba siendo amigo y cada sábado al mediodía se festeja alrededor de un buen guiso, es el que Antonio Millán quiere generar el día de la mudanza.«Quiero hacer una fiesta grande de despedida y otra de apertura», porque la historia iniciada por su abuelo Antonio Millán hace casi 90 años despachando los vinos de Bodegas Campos, y que luego prosiguieron sus padres, Antonio y María, y desde 1999 continúan él y su hermano, va a tener continuidad en el nuevo local. Claro que sí.