Pilar JuradoJesús D. Caparrós

Pilar Jurado, psicopedagoga

«No podemos llamar crisis de ansiedad a preparar un examen»

A pesar de las campañas para fomentar la convivencia, coexistir con la diversidad, aceptar la supuesta variedad de géneros y combatir el cambio climático, lo cierto es que, según la mayoría de las encuestas, la paz está muy mermada en las aulas, y los profesores bastante quemados. Un estudio del sindicato CSIF publicado esta semana nos ha dado pie para charlar con Pilar Jurado (Córdoba,1977), psicopedagoga, graduada en psicología y empresaria. Hace veinte años que decidió abrir su centro ‘Aprender pensando’ y durante esos años, a fuerza de tesón y mucho trabajo, Pilar tiene un nombre conocido y reconocido en el ámbito de la educación, de la ayuda a niños con problemas y a padres preocupados.

Hablamos con ella en la hora en la que hay menos actividad en el gabinete, con paredes adornadas por los dibujos de los hijos de Pilar , paredes que guardan invisiblemente los testimonios, inquietudes y esperanzas de muchos chiquillos y padres que a diario pasan por allí. Es como una tregua antes del trajín de la tarde, cuando Pilar se coloque de nuevo su bata blanca.

Pilar JuradoJesús D. Caparrós

- Esta semana hemos conocido que el 82% de los profesores de la enseñanza pública denuncian problemas de convivencia en las aulas ¿Qué está pasando?

- Creo que nadie se plantea que podemos estar haciendo algo mal en nuestra casa. Siempre se buscan explicaciones en la sociedad, y como la sociedad es un ente que parece que está fuera de nosotros nadie se mira en uno mismo, en qué es lo que está haciendo en su casa. En los hogares está la explicación de muchas de las situaciones de interacción agresiva que se dan en las aulas. También en el sistema educativo, en las leyes y en los que deciden los programas.

Muchas veces me pregunto para qué hacen leyes unas tras otras. Aparentemente se legisla para mejorar el sistema educativo, pero los índices de fracaso escolar no mejoran.

- La solución que proponen los profesores es una bajada de ratio y más contratación de docentes.

- Porque se ven sin recursos para abordar la problemática del alumnado. Pero esa problemática no se reduce a que se haya desarrollado una falta de vergüenza y decoro. Hay un problema de valores y de modelos de gestión. También de historias de fracaso que se fundamentan, pienso, en que no tenemos unas buenas leyes educativas que ayuden a que el alumnado sienta que aprende, cada uno desde sus necesidades, y sientan que pueden conseguir una meta personal y profesional. Cuando estudié magisterio mi promoción se especializó en la Logse, que estaba recién salida del horno y con muy buenas intenciones enfocadas a evitar los abandonos de estudios que había entre los que nos escolarizamos con la ley del 70. Parecía que los 13 años era una edad muy temprana para iniciarse en el mundo laboral. Los chicos de entre 13 y 16 años se quedaban como en terreno de nadie y se rellenó ese espacio haciendo la educación obligatoria hasta los 16. Creo que ahí empezaron las dificultades que hoy estamos recogiendo, que arrastramos. Obligar a los chavales a estar en el instituto, por narices, dentro de un sistema que no consigue rescatarlos del fracaso escolar, genera mucho malestar personal y mucha frustración. Y de la frustración nace la ira.

- Niños frustrados pero sin embargo, criados entre algodones frente a una vida que siempre es dura.

- Los padres aprenden que los hijos no se pueden frustrar. Hay mucha divulgación al respecto. Y resulta que los metemos entre algodoncitos. Que no llore, que no lo pase mal, que no tenga ansiedad, que no se bloquee… En las familias no se exponen a los niños a situaciones de dificultad, con lo que no se desarrollan mecanismos de afrontamiento, y cuando llega la edad en la que tienen que hacer cosas, empezamos a exigírselo. Muchas veces de manera muy punitiva.Y se comienza a generar el conflicto en casa. Los niños sin recursos encuentran horroroso levantarse para ir al colegio cada mañana, por ejemplo. He tenido niños en consulta que les pasa eso.

Pilar JuradoJesús D. Caparrós

- La última vez que hablamos fue antes de la pandemia ¿Ha notado cambios desde esa circunstancia hasta ahora?

- Todos los hábitos de prevención de la enfermedad, de higiene y de cuidado, precipitó que todas las personas que tenían en su condición biológica el rasgo de personalidad obsesivo-compulsiva se desarrollara o, en algunos casos, se afianzara más. También fue un contexto en el que se empezaron a desarrollar hábitos nuevos, muchos de ellos relacionados con el uso de la tecnología, que parecía la vía de escape. Eso tuvo una proyección en la infancia y en la adolescencia. El contenido que empezó a entrar por ahí es algo que los padres quizá no tuvimos en cuenta. Hablo de juegos de contenido agresivo o series para adolescentes en las que se cuida muy poco la estética del contexto, con un trato tan coloquial que, a mi juicio, raya la falta de respeto. Son modelos que van construyendo la escala de valores de nuestros hijos.

- ¿Está haciendo daño la tecnología en la población infantojuvenil?

- No lo puedo cuantificar de manera estadística, pero es verdad que trabajo con trastornos. Nosotros trabajamos aquí analizando los factores que construyen una situación. No puedo hablar desde una perspectiva causal, porque no creo que sea el modelo que no ayude a trabajar en psicología. Pero un factor de mucho peso es el uso tecnológico. El contenido y la manera en que se consume hace mucho daño. Altera hábitos de conducta, construye personalidades y comportamientos desajustados , y cuesta muchísimo sacar a los chiquillos de ahí.

- ¿Existe, por cierto, un sobrediagnóstico de trastornos?

- Si y no. Yo soy de las que opino que cuando hay una situación de desajuste y esa situación tiene un nombre clínico, hay que ponérselo, porque eso nos ayuda a todos a saber lo que tenemos delante. Y a los padres, la necesidad de aprender cómo tratar a su hijo. Un ejemplo puede ser la sintomatología de un trastorno obsesivo compulsivo. Ahora, de manera general, ¿situaciones que son abordables con unas buenas pautas educativas se están distorsionando y ahora todo es un drama horroroso? Pues sí, porque todas las personas tenemos reacciones de ansiedad y a los hijos hay que enseñarles a afrontar las dificultades. Y no podemos llamar crisis de ansiedad a preparar un examen. Me refiero a estar agobiado porque tienes un examen y no has estudiado.

Todas las personas tenemos reacciones de ansiedad y a los hijos hay que enseñarles a afrontar las dificultades

- Hoy en día ¿ cuáles son los problemas más habituales de conducta?

- Una situación de desajuste conductual puede ser que un niño nazca con un temperamento más difícil de gestionar , porque sea más testarudo, y los padres actúen de manera muy sobreprotectora con él y no lo exponen a la frustración, a una norma estable y sistemática. Ahí se va configurando un problema de gestión conductual. Antes lo encontrábamos mucho. Ahora hay familias en lo que ocurre esto pero también hay incidencia predisponente de sujeto a trastornos de otro tipo, con rasgos obsesivo compulsivos o aspergerianos. Todo eso está empezando a incidir más.

Pilar JuradoJesús D. Caparrós

- ¿Cuáles serán los niños mejor preparados para el futuro?

- Podemos pensar en la teoría de perpetuación de las especies (ríe), el que se adapte al entorno en el que tiene que vivir. El que esté bien formado, evidentemente. Mejor dicho, el que entienda que debe formarse, pero no ser un cerebrito de la física cuántica, sino formarse para la vida. Tenemos que tener conocimientos de historia, de filosofía… Las personas tenemos que disponer de unos recursos que amueblen nuestro cerebro para poder pensar. Y es muy importante contar con otros recursos, los que nos permiten afrontar las dificultades. Ahora le llaman resiliencia, puede venir en los genes pero también se trabaja. Contestando a tu pregunta, te diré que aquellos a los que los padres o educadores se hayan encargado de subir gradualmente el umbral de tolerancia a la frustración, para afrontar las dificultades de la vida.