Mateo Sastre y Clara Martínez, matrimonio misionero
«Dios no defrauda»
El matrimonio y sus siete hijos marcha a una misión en Guinea Ecuatorial
La campaña del Domund de este año ha sido presentada en Córdoba, diócesis elegida por la oficina de Obras Misionales Pontificias para dar a conocer la realidad de las misiones que lleva a cabo la Iglesia católica, columna vertebral de su labor: proclamar el Evangelio y ayudar a los más desfavorecidos.
Córdoba es prolífica en número de misioneros. Hay repartidos por el mundo alrededor de doscientos, y no todos son sacerdotes, religiosos o seglares. Existe una modalidad no suficientemente conocida pero que supone una realidad viva del mensaje que se quiere transmitir: la familia misionera. Si bien se ve con normalidad al misionero religioso, que unos padres embarquen a sus hijos en un viaje hacia remotas tierras para anunciar a Cristo es algo que, en una sociedad como la actual, puede parecer incluso una locura. Pero no es así. Poca gente tiene la honestidad, y sobre todo la valentía, de ser consecuentes con sus valores y ponerlos en práctica. Es difícil encontrar hoy en día ejemplos de compromiso de tal calibre en la sociedad civil.
Mateo Sastre Pascual (Valladolid, 1988) y Clara Martínez Rico (Granada,1987) son un matrimonio residente en Córdoba y padres de Maria del Sinaí (11 años), Francisco de Asís (10), Victoria (8), Isabel (7)Valle, (5) Gracia (2) y Clara (5 meses). En breve marchan a Guinea Ecuatorial como misioneros. Ella es licenciada en Periodismo, aunque no ejerce en la actualidad, y él es el responsable de administración del concesionario Peugeot en Córdoba (Grupo Eticalidad). Una familia normal y numerosa. Por delante les espera una experiencia que, sin duda, va a marcar sus vidas para siempre.
- Con siete niños hasta Guinea. Menuda mudanza.
- Mateo: A priori se podría decir que sí, pero al final no creemos que sea para tanto…nos hemos enfrentado a cosas más difíciles.Además, tampoco habrá tanta mudanza porque, así como Jesucristo invitó a dejar las redes a los discípulos y seguirle, algo parecido haremos nosotros dejándolo todo para seguir al Señor.
- Clara: Bueno, aún no pensamos en eso porque no tenemos una fecha concreta para salir. Pero pensamos que no será difícil; iremos con poca cosa y allí iremos viviendo al día.
- Relacionamos las misiones fundamentalmente con la labor de sacerdotes, religiosos y religiosas. ¿Cómo es la labor misionera de una familia seglar?
- Mateo: Pues pienso que la misma, lo único que lo multiplicas por los miembros de la familia ¿Cuál es la misión de un misionero? Pues hacer presente a Jesucristo en medio de esta generación. Por eso la misión no será solo la que hagamos nosotros sino también nuestros hijos que, aunque pequeños también tendrán su misión en su entorno.La familia que evangeliza tiene una belleza que no existe en la de un sacerdote. En la familia se ven más palpables los signos del amor de la unidad.
- Clara: Es la misma misión, conseguir que viendo a un cristiano contemplen a Cristo. Uno igual a ellos con sus alegrías, combates, dificultades…Hacer ver, nosotros como familia, que el amor existe y con Dios es duradero, ¡eterno! Nosotros somos un matrimonio normal y corriente y no somos ejemplo de nada; somos peleones, pero Dios nos regala el perdón; como matrimonio, como padres… y esa simpleza llama la atención.
- Es inevitable pensar en lo que renuncian aquí, pero no se suele mirar cual es la recompensa de una andadura como la que emprenden ¿Qué esperan obtener de la misión?
- Mateo: La felicidad. ¿Qué es lo que busca toda persona en este mundo? pues ser feliz. Tenemos la certeza porque lo hemos visto, que viviendo en la voluntad de Dios (que para nosotros pasa por emprender esta misión en Guinea Ecuatorial), se está realmente feliz. También somos conscientes de lo que dejamos (comunidad, familia, amigos, trabajo, casa etc..), pero por experiencia y esto lo he vivido yo en mi casa siendo hijo de una familia en misión, sabemos que será una gracia enorme para nosotros y nuestros hijos.
- Clara: Nosotros no esperamos más que ser felices haciendo la voluntad de Dios. Las renuncias son siempre parte de la vida. Yo ya me fui de mi casa y de mi ciudad al casarme, que fue una renuncia importante y he visto que no me ha hecho infeliz, estoy donde Dios quiere con mi familia y tengo la certeza de que yendo a Guinea Ecuatorial será igual.
- Otra imagen habitual es la del misionero en países remotos y poco o nada cristianizados. Ustedes van a un destino con pasado español y, por tanto, católico. ¿Eso es terreno ganado o siempre hay que aportar más?
- Clara: Es verdad que hace más «fácil» la misión porque para la sociedad no seremos tan diferentes. El idioma es importantísimo también. El terreno ganado es que conocen la Iglesia, a Jesucristo. Nosotros no vamos a aportar nada nuevo, vamos a hacer presente a Jesucristo en medio de una familia normal. Dar lo que hemos recibido en la Iglesia.
- Mateo: Pues te diría que de terreno ganado nada; es más fácil hablar de Dios a alguien que nunca ha escuchado hablar de él; por eso pienso que podemos aportar sin hacer grandes cosas, solamente viviendo lo que hemos recibido en la Iglesia, mostrando la belleza de la familia cristiana.
Nosotros no vamos a aportar nada nuevo, vamos a hacer presente a Jesucristo en medio de una familia normal"
- ¿Hay un tiempo de duración delimitado para la misión?
- Clara: No, el que Dios tenga pensado que estemos allí. Estamos disponibles para todo.
- Mateo: Yo soy hijo de misioneros y mis padres siendo de Valladolid llevan mas de 40 años de misión aquí en Córdoba. Lo que quiero decir es que al final te das cuenta que la misión no tiene tiempo, es la que Dios con los acontecimientos va marcando.
- ¿Cómo esperan que se adapten sus hijos? ¿Cuál será el papel de los niños en la misión?
- Mateo: Creo que se adaptarán muy bien. Ya lo están haciendo; están muy contentos y si nos ven contentos a nosotros más todavía.Su papel en la misión como ya decía en una de las primeras preguntas será el mismo que el nuestro: evangelizar en su entorno, en el colegio, con los amigos.También el otro día el señor obispo, en una celebración en la que nos enviaba a varias familias a la misión en distintas partes del mundo nos dijo que la mejor escuela para nuestros hijos era la misión. Don Demetrio nos animó a no tener miedo.
- Clara: Los niños siempre se adaptan mucho mejor a todo que los adultos. El hecho de que se hable español es una ayuda super importante para su adaptación.Su papel es el mismo que el nuestro, somos una familia en misión todos igualmente necesarios.
- Decisiones de este tipo, aunque no se entiendan, entre adultos se respetan. Pero ¿ cómo viven sus hijos en su entorno escolar la próxima partida?
- Mateo: La mayoría son muy pequeños y apenas se enteran, pero los mayores que están siendo más conscientes están contentos e ilusionados, confiando en que sus padres siempre quieren lo mejor para ellos.
- Clara: Los niños están contentos y con ganas, con los nervios e incertidumbre normales ante tal cambio. En el colegio enseguida lo contaron a sus profesores y amigos y nos ha sorprendido la alegría con la que han recibido la noticia; especialmente una profesora que nos contaba con emoción que llevaba varios años yendo a Malabo de misión, nos daba ánimo y nos ofreció su ayuda, ya que conoce bastante la ciudad.
Estoy donde Dios quiere con mi familia y tengo la certeza de que yendo a Guinea Ecuatorial será igual"
- Se predica con el ejemplo. Las familias misioneras son ejemplo y testimonio, desde luego, de que otra vida es posible. ¿Qué es lo que más les satisface de su decisión?
- Mateo: Lo que más nos satisface es poder dar gratis lo que hemos recibido gratis y tener la oportunidad de poder hablar bien de Dios a todas las personas que nos conocerán y verán.
- Clara: Así lo vivimos nosotros. Somos hijos de misioneros y conocemos a muchos hermanos del Camino Neocatecumenal que nos preceden con su testimonio y alegría. A mí ha sido lo que más me ha ayudado a estar disponible para la misión. Sobre todo, ver en todos, sin excepción, que Dios no defrauda.