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El Reina Sofía registra un incremento en todas las modalidades asistenciales de salud mental

Se aprecia una menor estigmatización en personas con patologías leves y moderadas y menor ocultación del malestar psíquico

El Hospital Universitario Reina Sofía apunta el incremento de demanda asistencial en todas las franjas de edad (especialmente en la etapa infanto-juvenil) y en todas las modalidades de atención (consultas, hospitalización total y parcial). Así lo han puesto de manifiesto hoy en la rueda de prensa que el hospital ha organizado con motivo del Día de la Salud Mental, que cada año se conmemora el 10 de octubre. La delegada de Salud y Consumo, María Jesús Botella, el director gerente del hospital, Francisco Triviño, la jefa del servicio de Salud Mental, Carmen Prada, y el psiquiatra Fernando Sarramea, han participado en la convocatoria junto al presidente de la Asociación de Allegados y Personas con Enfermedad Mental de Córdoba (ASAENEC), Juan Guijo.

La doctora Carmen Prada ha explicado que «el aumento en la demanda asistencial se experimenta en todos los recursos sanitarios que ofrecemos, aunque en algunos perfiles es más notable que en otros, como es el caso de personas con sintomatología predominante depresivo-ansiosa y en estados graves de alteración de la conducta (psicóticos, afectivos graves y trastornos de personalidad, entre otros)».

Otro de los aspectos destacados en la rueda de prensa ha sido la tendencia a «una menor estigmatización de patologías leves moderadas, en las que vemos que la persona que la sufre oculta menos su malestar psíquico y, por tanto, se produce un acercamiento a la búsqueda de ayuda para abordarlo», ha señalado la jefa de servicio. «Pero también tenemos que tener cuidado con esto», añade, porque «como efecto colateral puede condicionar una ‘psicopatologización’ del sufrimiento emocional no enfermo, es decir, que pensemos que el sufrimiento emocional es una enfermedad». En este punto, la doctora ha hecho un llamamiento a la sociedad para que este clima de mayor sensibilización favorezca también el desarrollo de un afrontamiento social que ayude a desestigmatizar también a las personas que sufren patologías graves (esquizofrenia o trastorno bipolar), sin detrimento de sus derechos, en igualdad al resto de ciudadanos con o sin otros tipos de patologías.

El hospital cordobés cuenta con una amplia red de recursos asistenciales para atender esta demanda que, como señalan, está registrando un incremento continuo en los últimos años. El servicio del hospital constituye el nivel especializado para la atención de las necesidades de la población de referencia en materia de salud mental y ofrece una amplia cartera de servicios que comprende asistencia clínica, prevención y promoción de la salud. Concretamente, cuenta con cinco unidades de salud mental comunitarias en Córdoba y provincia; la unidad de hospitalización; la unidad infanto-juvenil; la de rehabilitación y el hospital de día, así como la comunidad terapéutica y de media estancia. Además, trabajan coordinadamente con resto de niveles de la asistencia sanitaria como Atención Primaria, hospitalaria de otras especialidades y colaboran con otros sectores (Educación, Servicios Sociales, Judiciales, Asociaciones de familiares y usuarios, entre otras). A todo ello se suman los programas específicos dirigidos a población en riesgo de exclusión (en el centro penitenciario o con la red CoHabita, entre otros).

Salud física y mental

A la labor asistencial se suma el trabajo docente (para la formación de especialistas en Psiquiatría, Psicología Clínica, Enfermera Especialista y formación pregrado -grado de Medicina y de Enfermería-) e investigador de este servicio. En la presentación, el doctor Sarramea ha explicado uno de los últimos trabajos realizado por un equipo multidisciplinar integrado por profesionales de la Unidad de Gestión Clínica Intercentros de Salud Mental del Hospital Universitario Reina Sofía e Infanta Margarita de Cabra, IMIBIC (grupo de Trastorno Mental Grave) y Universidad de Córdoba.

Se trata de un novedoso estudio relacionado con la enfermedad física y la salud mental que se centra en cómo personas fumadoras con trastorno mental grave (trastorno bipolar o esquizofrenia) pierden función pulmonar antes que el resto de la población. La capacidad respiratoria se ha medido a través de FEV1, que contabiliza la cantidad de aire que alguien puede expulsar de sus pulmones en un segundo (este parámetro es un predictor probado de mortalidad, pues a medida que se pierde FEV1, el riesgo de muerte prematura aumenta).

Este equipo de investigación de Córdoba es referente a nivel internacional en el estudio de la función respiratoria en esta población vulnerable con graves problemas de salud mental. Fundamentalmente, centra sus esfuerzos en describir el estado de su función pulmonar y en comprender los factores que influyen en su deterioro.

Este trabajo, publicado recientemente en European Neuropsychopharmacology, que figura entre las revistas de mayor impacto en el ámbito de la psiquiatría a nivel mundial, recoge que más de la mitad de los participantes en el estudio, tras un seguimiento durante 5 años, perdió bastante más capacidad pulmonar que la población general que no presenta esta patología. En la investigación han participado 60 pacientes y el trabajo ofrece datos novedosos que hasta ahora nunca se habían publicado.

El investigador principal del estudio, el psiquiatra Fernando Sarramea, explica que «esta relación entre hábito tabáquico y salud mental grave es especialmente relevante porque hablamos de pacientes con altas tasas de mortalidad prematura, como ocurre con personas con trastorno mental grave». El especialista matiza que tres de cada cuatro muertes prematuras en la población son trastornos mentales graves se debe a causas físicas (enfermedades cardiovasculares, respiratorias o infecciones, fundamentalmente)”.

El psiquiatra concluye que la actividad física se sitúa como «el único factor capaz de frenar la pérdida acelerada de función pulmonar en estos y estas pacientes». Por ello, los resultados del trabajo «refuerzan nuestra misión de mejorar la salud física de las personas con trastornos mentales graves y seguir aportando soluciones innovadoras que puedan mejorar su calidad de vida y reducir su mortalidad prematura».

Junto a Fernando Sarramera figuran como autores del estudio Cristina Ruiz (médico de familia), Nuria Feu (neumóloga), Cristina Camacho (bióloga), Mª José Jaén (psiquiatra y profesora de la UCO), Marta Rodríguez (enfermera), Gloria del Pozo (enfermera) y los residentes de psiquiatría Micaela Reyes, Rosa Fiestas, David Lagua y Ana Jimenez. Asimismo, han colaborado en el trabajo David Mannino (neumólogo de la Universidad de Kentucky) y Eduard Vieta (jefe de servicio de psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona, catedrático de la Universidad la Autónoma de Barcelona y uno de los principales expertos internacionales en trastorno bipolar).

Balance de actividad

Los profesionales de la Unidad de Salud Mental del hospital atendieron durante el pasado año a unas 150 personas en hospital de día, realizando más de 3.000 intervenciones terapéuticas en modalidad de hospitalización parcial. Según ha destacado la jefa de servicio, Carmen Prada, «este recurso ofrece una amplia variedad de programas intensivos dirigidos principalmente a los enfermos que sufren psicopatología moderada-grave, proporcionando tratamiento en personas que, por su complejidad, requieren intervenciones intensivas y de alta especificidad, buscando la mejoría, la desaparición o reducción de los síntomas y actuando sobre las circunstancias sociales y familiares que modulan el curso de la respuesta a los tratamientos y el pronóstico de la enfermedad».

Por otro lado, el balance de actividad de consultas del año 2023 apunta que 23.878 personas fueron atendidas en este periodo, lo que supone un incremento del 5% respecto al año anterior y un 10% si lo comparamos con 2021. La atención a estas personas generó 105.052 consultas (primeras consultas, seguimiento, psicoterapias, visitas a domicilio, exploraciones de evaluación, entre otras), de las que 20.027 correspondieron a población menor de 18 años. Estas últimas son atendidas en la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil (USMIJ), ubicada en el Hospital Los Morales, a través de la que se ofrece asistencia a pacientes de 0 a 18 años con trastornos de la conducta alimentaria, niños con autismo y otras complicaciones generalizadas del desarrollo, entre otras.

Además, el servicio cuenta con otro dispositivo, la comunidad terapéutica, que asiste en hospitalización de media y larga estancia y en programa de día casos de prolongada psicopatología grave activa, que requieren intervenciones intensivas para la estabilización de síntomas y reincorporación a entornos socio-familiares. Durante el pasado año, los profesionales del hospital atendieron a 27 personas que necesitaron hospitalización completa en este recurso, en el que también también se atendió a otras 50 personas en su programa de día.

En cuanto a la unidad de hospitalización ubicada en el Hospital Provincial, en la que se asiste en régimen de hospitalización completa de corta estancia a población adulta en situaciones clínicas psicopatológicas, se atendieron 790 episodios (unos 150 más que el año anterior).

Todos estos recursos permiten ofrecer una actividad asistencial en todas las franjas de edad de la población y organizarla en base a procedimientos de funcionamiento interno, estrecho, fluido y coordinado entre todos estos dispositivos, con el objetivo de ofrecer coordinación y continuidad asistencial, clave en este perfil de pacientes. Para ello, el hospital cuenta con una plantilla de 200 profesionales de diferentes disciplinas (psiquiatría, psicología, trabajo social, enfermería, celadores y celadoras, etc.) que ofrecen un atención integral.