Make periodismo great again
7TV y Rafael Ruiz reciben el 39º Premio Ciudad de Córdoba de Periodismo que otorga la Asociación de la Prensa
«Oh, un periodista incómodo. Premiémosle». Tocar las pelotas ( y mucho más) ha merecido un galardón por parte de la Asociación de la Prensa de Córdoba. Lo mejor es que el premio se lo ha llevado Rafael Ruiz Gómez de Aranda, Rafa Ruiz, un hombre que se ha dedicado a hacer muy bien su trabajo durante más de treinta años, que es, en efecto, tocar las partes sensibles, «no quedarse con la primera versión» y preguntar. Y volver a cuestionar y buscar papeles y estar en los bares donde ya no se está. Salvo en El Correo, pero esa es otra cuestión y otro tipo de bar.
Ayer por la tarde el salón Julio Romero de Torres del Real Círculo de la Amistad se llenó de políticos y periodistas. Hay más políticos que periodistas, así en general. Se vive mejor de la política que del periodismo, así en particular, por eso muchos periodistas son políticos o ejercen la política o se atrincheran en un bando o no preguntan. Ya no preguntamos porque hay que comer. Por eso tiene más mérito el premio a Rafa y porque, aunque sea de una manera gremial y colegiada, se reconoce en el galardonado, a modo de terapia grupal de espejo, lo que fue esta profesión y lo que debería ser y ya no es. «Abordar temas críticos y a menudo incómodos pero siempre necesario», que recordó Ricardo Rodriguez Aparicio, presidente de la APC.
Ocurre lo mismo que con el programa sobre patios cordobeses que también fue premiado y que puso en antena (esta es una expresión que da una pista de mi edad), en la era digital del cable, la cadena andaluza 7TV desde su delegación en Córdoba. Digo que sucede igual porque si en el periodismo ya no se pregunta en el audiovisual ya no se acerca, no se aproxima el vecindario al encuadre ni a la desconexión local radiofónica, copado todo como está por el centralismo global de los grandes medios. Las televisiones locales recogen lo cercano que ya no se escucha ni en las radios y, aunque tampoco preguntan porque también necesitan vivir del maná público, al menos testifican ante el pueblo lo que el pueblo sigue conservando de propio, autóctono, cotidiano y singular. Las teles locales son la última barrera frente a Belén Esteban o los balbuceos oligofrénicos de Broncano. Gracias de verdad.
Vuelvo a Rafa porque yo he ido a ver al Ruiz premiado. Es la primera vez, por cierto, que acudo a este evento. También es la primera vez que le dan un premio a este hombre. A los periodistas incómodos no se les suele galardonar, sino leer mucho - ese es el premio- hasta que los echan del periódico los mismos que aplauden al periodista incómodo y se hacen la foto con él. Que conste que a Rafa no lo han lanzado, pero a otros sí. Por eso ya no se pregunta en la ciudad en la que tradicionalmente incomodar no estaba bonito ni garantizaba un futuro mejor. Antes, en el siglo pasado, por esas cosas que han ocurrido aquí, y ahora, en el siglo XXI, por esas cosas que siguen pasando.
Total, que Rafa nos recuerda lo bueno que tiene esto a pesar del verdadero coste que no es el desempleo o la salud sino la familia, a quien Ruiz le dedicó el premio. El periodismo acaba pasando factura a la esposa, al novio, a los padres y a los hijos porque el periodista suele tener su mayor relación personal con la parte laboral, que ahora además acostumbra a ser en precario, aunque las redes sociales sigan ofreciendo una imagen molona y accesible de la cosa. Ruiz, por cierto, recordó que más redes y medios más modernos no convierte en mejor a este oficio. Fue una advertencia desde la banda, que es la parte del campo, de la cancha, donde ahora Rafa juega con el privilegio de quien ha hecho de casi todo y además con innegociable decencia.
El acto del periodismo cordobés transcurrió en la aldea global con los ecos del discurso de Trump estrenando su segunda presidencia. Mis amigos fachas - solo tengo amigos fachas- , me estaba bombardeando el telefono móvil con destacados de la intervención trumpiana. Make America Great Again. Y hay nervios wokes, también en nuestra profesión. Parece que vienen tiempos oscuros pero yo no lo creo, aunque la Universidad de Córdoba abandone X porque la App ya no es demócrata. Claro, ahora es republicana, como Musk. Quiero decir que está llegando el pendulazo que favorece a los que resultaban incómodos al mainstream progre, la doxa, que diría mi querido Bernd Dietz. Y los seres de luz no pueden soportar la incomodidad que produce la verdadera libertad de expresión, como no toleran los políticos corruptos ni los tunantes el periodismo libre que es el que toca las pelotas, como antes ya se ha dicho. El periodismo veraz, la historia bien contada, los datos contrastados y la presión externa soportada.
Ese ha sido el premio a Rafa Ruiz, creo yo. Un tipo que ha ejercido el periodismo por derecho y sin ambages. De hecho, es que el mejor oficio del mundo. El más grande, sin duda. Así que enhorabuena, buen hombre. Síguenos incomodando.