Los tesoros de la sede central del Banco de España

¿Cuál es el primer lugar que se nos pasa por la cabeza al oír la palabra Madrid? Muy probablemente, junto a la Puerta del Sol o la de Alcalá, la plaza de Cibeles encabeza esa lista. Pues bien, en ella, donde confluyen el Paseo del Prado y la calle Alcalá, en medio de las idas y venidas de los madrileños y turistas, los coches y autobuses, y el ritmo que nunca cesa en el corazón de la capital, se erige uno de los edificios más significativos de Madrid. Hablamos de la sede central del Banco de España, que quedó inaugurada en 1891, y como señala el propio organismo, suele describirse, incluso, como «una de las joyas de la arquitectura decimonónica en nuestro país». 

Tal es su valor arquitectónico que en 1999 el edificio fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento Histórico, si bien en 1884 su gusto decorativo también fue premiado en la Exposición Nacional de Bellas Artes. La institución se creó en 1856 como resultado de la fusión del Banco de Isabel II con el Banco de San Fernando, y estaba ubicado entonces en la calle Atocha, en el edificio de los Cinco Gremios Mayores, como queda recogido en el BOE publicado en diciembre de 1999.

Es interesante lo que apunta el historiador de arquitectura, Pedro Navascués en su artículo El Banco de España en Madrid, génesis de un edificio. Por un lado, el cambio de lugar a la que hoy es su sede principal responde a una cuestión pragmática, y es que las necesidades se volvían cada vez más complejas y el edificio, difícil de adaptar para cubrirlas. Por otro, la idea de establecimiento bancario como un tipo de edificio no estaba todavía definida, ni en España ni, en general, en Europa, y más que ser práctico para resolver esas necesidades, adoptaba una imagen de estilo. Estos edificios, los bancos, en palabras del experto, tenían que «inventar su propia imagen, su organización interior, los distintos servicios que requería el movimiento del capital».

Desde la primera piedra hasta completar la manzana

El proyecto de construcción del nuevo edificio se aprobó a finales de 1883, y fue encargado a los arquitectos Eduardo Adaro y Severiano Sainz de la Lastra. El 4 de julio del año siguiente se colocó la primera piedra del edificio que hoy conocemos, con el Rey Alfonso XII presente, y el 3 de marzo de 1891 tuvo lugar su inauguración, a la que asistió la Reina Cristina de Habsburgo. 

Desde entonces, ha pasado por varias fases para, manteniendo su homogeneidad, adaptarse a las necesidades que surgían en cada momento histórico. Según detalla el propio organismo, la primera de ellas llega en 1927, con el arquitecto José Yarnoz Larrosa, que construye la fachada que mira a la céntrica calle Alcalá, y cambia el Patio de Efectivos del interior por el amplio Patio de Operaciones, con elementos de estilo art decó, como su gran vidriera del techo. Su hijo, Javier Yarnoz Orcoyen, fue quien estuvo a la cabeza de la segunda intervención, en los años 60, que consiguió cerrar el edificio por la calle de los Madrazos y la de Marqués de Cubas. 

En los años 70, el Banco convocó un concurso de ideas para lograr cerrar la manzana completa y garantizar una mejor seguridad del organismo. Fue la propuesta del arquitecto Rafael Moneo la elegida. Sin embargo, no pudo llevarse a cabo entonces por ser un edificio protegido. No fue hasta 2006 cuando se concluyó todo un proceso evolutivo complejo hasta conseguir el objetivo, añadiendo un chaflán en la esquina de la calle de Alcalá con Marqués de Cubas. 

Riqueza decorativa: mármol y vidrieras

Dentro del interior del edificio, destaca en primer lugar la monumental Escalera de Honor, construida en mármol de Carrara. Como señalan desde Turismo de Madrid, fue diseñada por los propios arquitectos del banco, y su ejecución la realizó el escultor bilbaíno Adolfo Areizaga. A su alrededor, como puntos de luz y color, aparecen las vidrieras de estilo simbolista, que fueron encargadas a la empresa alemana Mayer. Asimismo, en la biblioteca –un espacio que anteriormente era el Patio de Efectivos– se pone de manifiesto el carácter industrial que también tiene la sede, con una estructura de metal procedente de la Fábrica de Mières, y, como decoración, de nuevo, elementos de estilo art decó y una vidriera en el techo. 

Un legado de más de dos siglos de historia

El pasado octubre, la institución inauguró su Sala de Exposiciones, en el chaflán de esta sede central, con la que se busca dar a conocer, a través de un programa de muestras temporales, varias partes del patrimonio histórico-artístico acumulado a lo largo de más de dos siglos de historia. La Colección Banco de España cuenta con pinturas –entre ellas, retratos de figuras destacadas de la historia del Banco o de monarcas españoles–, esculturas, dibujos, fotografías, piezas de artes decorativas y obra gráfica. Se trata de una de las colecciones más importantes del país. 

Por un lado, encontramos una sección clásica, en la que se inscribe el conjunto comprendido entre finales del siglo XV y finales del XIX, y, por otro, una contemporánea, con obras datadas desde mediados del XX hasta hoy. En esta amplia colección se encuentran obras de autores tan prestigiosos como Goya, Madrazo, Salvador Maella, Joaquín Sorolla o Ignacio Zuloaga. 

«2328 reales de vellón. Goya y los orígenes de la Colección Banco de España» es la primera exposición. Fue inaugurada en octubre por el Rey Felipe, y podrá visitarse hasta el 26 de febrero de 2022.