Dos agentes de la Policía NacionalEuropa Press

La Policía tuvo que devolver cinco veces al centro a la menor tutelada de Madrid

Los trabajadores del centro percibían que su estado de salud había empeorado y volvía de sus salidas «sucia como una yonki»

La Policía Nacional y Municipal de Madrid tuvieron que llevar hasta cinco veces al centro de menores a la niña de 14 años que era explotada sexualmente por una organización criminal, según recoge el atestado policial. 

Es una de las menores que fueron liberadas por la Policía el pasado 3 de enero tras una operación en la que se detuvo a 37 miembros de la banda latina Dominican Don't Play que captaban menores a través de las redes sociales y las prostituían y utilizaban para vender drogas. 

Esta menor, tutelada por la Comunidad de Madrid, había ingresado en el Centro de Aranjuez el 28 de julio de 2020 por una denuncia por malos tratos que había interpuesto hacia su tía paterna, de origen magrebí, con la que vivía después de que sus padres abandonaran el domicilio por su adicción a las drogas. 

Según explica la directora en un escrito que obra en el sumario de la operación, desde que la menor ingresó en el centro, no cumplía las normas y sus fugas eran continuas. Ante las primeras ausencias de la niña, los responsables interpusieron varias denuncias. 

La primera vez que la Policía tuvo que devolverla al mismo fue el 29 de diciembre de 2020, tal como consta en el informe policial, llevando fugada desde el día 10 de ese mes. Su madre había dado aviso a la Policía Municipal de que estaba en su casa. Sin embargo, a los pocos días volvió a fugarse, y el 25 de enero de 2021 los agentes la localizaron en la calle Puerto Monasterio, ubicada en Puente de Vallecas, con su padre, devolviéndola a las instalaciones de Aranjuez esa misma tarde. 

Volvió a escaparse del centro, y tras encontrarla la Policía en una casa okupada, el tercer reingreso se produjo el 12 de febrero. Después de pasar todo el mes de marzo desaparecida, volvió, esta vez por voluntad propia. La siguiente fuga llegó a los dos meses. Los agentes la localizaron entonces en la calle Peña Gorbea, también ubicada en el distrito de Vallecas, y junto a su padre. 

El 23 de junio es la última desaparición de la niña de este centro que consta en el atestado policial. La identificaron en un narcopiso en la calle San Norberto, cerca de una zona de chabolas en el barrio madrileño de San Cristóbal, del distrito de Villaverde

Empeoramiento del estado de salud

Los trabajadores del centro señalaron que desde sus salidas la menor había perdido «muchos kilos», que cuando volvía lo hacía «sucia» y «como una yonki» y que, por tanto, su salud había ido empeorando. Asimismo, la directora del Centro de Aranjuez relató en su escrito presentado que la niña había dado positivo en coronavirus, y que, según sus compañeros, había pasado la enfermedad en una casa okupada con muchos jóvenes. Apuntaba, además, que era la segunda vez que se contagiaba y que no cumplía el aislamiento. 

Como señala Efe, los agentes tutores de la Policía Municipal de Madrid –que comparecieron ante la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional– enseñaron a los investigadores los lugares a los que acudía la menor con su padre y alertaron de que daba positivo en los controles de drogas en cocaína y cannabis, y de que podía estar siendo prostituida. Los agentes de policía ya tenían sospechas de esto después de haberla encontrado, en una de las últimas desapariciones, en «alto estado de somnolencia, incoherencia» y con una mochila con «numerosos preservativos».

Al parecer, la menor consumía droga en compañía de su padre y era él el que la obligaba a prostituirse a cambio de obtener beneficios. Incluso, familiares de la menor trasladaron a la policía sus sospechas de que el padre había abusado sexualmente de ella y que la había vendido a uno de los integrantes de la banda con alias 'Kalifa' a cambio de dos bolsas de cocaína, algo que él mismo reconoció. 

La directora de las instalaciones de Aranjuez donde residía la menor presentó un escrito el 9 de junio donde proponía que derivaran a la niña a un centro específico –ante la limitación de los recursos de este para «tratar su problemática»– para que pudiera dar «cobertura a sus necesidades» y tratar su adicción, así como con el objetivo de que la alejara de «la situación de calle que tenía». 

Así, la menor fue trasladada a un centro de deshabituación en un régimen cerrado, informa Efe, del que se fugó a los pocos días. Fue su primo quien la localizó el 22 de agosto en el barrio de San Cristóbal