Varias personas toman el aperitivo en la Plaza de Santa AnaEuropa Press

Terrazas

La guerra de las terrazas en Madrid: «Es necesario un consenso entre vecinos y bares»

Analizamos la situación a pie de calle sobre la llegada inminente de la nueva ordenanza que regula las terrazas y la hostelería 

Si España es el bar de Europa, Madrid es su terracita al sol. Los madrileños encarnan la cultura del vermú de las doce, el café de las cuatro y el gin-tonic de las diez de la noche. Las terrazas se llenan de cervezas, copas y vinos, que dan vida a las calles de la capital española. Los madrileños no necesitan que apriete el calor; les basta con un rayo de sol para lanzarse a las terrazas a amenizar el día de la mano de una Mahou. El terraceo forma parte de la esencia de Madrid, que atrae ya no solo a locales, sino a nuestros visitantes que desean disfrutar de una bebida bajo el sol de enero. En Madrid se hace la vida y en las terrazas se celebra.

Terraza madrileña en la Plaza MayorEFE

Hoy en día, en Madrid contamos con 6.276 terrazas y 60.912 mesas en total. Este número ha crecido vertiginosamente a raíz del Covid-19, ya que el contagio se reduce notablemente en espacios abiertos, por lo que el gobierno local en la primavera de 2020 tomó la determinación de ampliar las terrazas. Desde entonces se han concedido en la capital más de 900 autorizaciones de terraza añadiendo 5.747 mesas adicionales. Las denominadas «terrazas Covid» fueron un salvavidas tanto para los clientes, que acudían a los bares reduciendo las posibilidades de contagio, como para los hosteleros y propietarios, que podían volver a la actividad.

Pero la normalidad está volviendo y nos encontramos en el momento de mirar hacia el futuro con esperanza, sin encierros, sin muertes masivas ni las UCI colapsadas, sin mascarillas y sobre todo, sin miedo. Los pequeños pasos hacia la normalidad son el trampolín al fin de esta pandemia, que tantas secuelas ha dejado en la sociedad española a todos los niveles. Nada es eterno y los hosteleros lo saben. Los vecinos también lo sabían y hoy se dividen las opiniones a raíz de la nueva ordenanza de terrazas del Ayuntamiento de Madrid, por la cual las terrazas, al igual que la vida, volverán a la normalidad, con alguna que otra restricción añadida.  

Nueva normativa

  • Suspensión de las «terrazas Covid» en un plazo de dos años.
  • Nuevos criterios para determinar las «zonas saturadas».
  • Prohibición de las estufas de gas.
  • Reducción del horario de cierre de terrazas a las 23 horas.
  • Establecimiento de la figura del mediador para lidiar con los posibles conflictos entre vecinos y hosteleros.
  • Prohibición de fumar en terrazas.
  • Homogeneización de criterios estéticos y mobiliarios.
  • Consideración de los «food trucks» como venta ambulante.
  • Nuevas sanciones que conllevan el cierre inmediato de las terrazas.

Terraza en el centro de MadridJesús Hellín - Europa Press

Estas nuevas medidas que contiene la Nueva Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración fueron aprobadas el pasado día 25 de enero en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid. Los hosteleros se llevan las manos a la cabeza y a los bolsillos, algunos vecinos celebran su descanso, otros siguen insatisfechos con las medidas y los clientes simplemente quieren su cerveza bajo el sol madrileño.

Los hosteleros

En la calle Fernando el Católico se encuentra el restaurante Casa Ricardo, pequeño local familiar que añadió la terraza a su negocio a raíz de la pandemia. «Esta nueva normativa nos quita una fuente grande de ingresos», declaraba Patricio Benalcázar a El Debate mientras su padre, todavía con la fregona en la mano, acababa de preparar el restaurante para su apertura. «Estas medidas van a afectar al consumo porque la gente sigue teniendo todavía el hábito de no consumir en el interior», proseguía Patricio.

Esta nueva normativa nos quita una fuente grande de ingresosPatricio Benalcázar, propietario de Casa Ricardo

En cuanto a la prohibición de las estufas de gas, el propietario comentó que es una medida «bastante saludable y positiva», pero que los hosteleros tienen que lidiar con el problema de la solicitud de estufas eléctricas, abriendo un nuevo trámite «que se demora entre 6 y 8 meses, por lo que no vale la pena meterse ahí».

Declaraba, además, que nunca había tenido problemas con los vecinos durante los dos años que lleva la terraza abierta y que la prohibición de fumar en terrazas es «una medida de prevención porque hay personas que no respetan». «Hay personas que se ponen a fumar en una mesa teniendo otra al lado con niños o personas mayores, sin saber si a ellos les molesta o no el humo» sentenció Patricio.

Restaurante Casa Ricardocasaricardo.net

Cristian Chávez, propietario del bar La Tapa de la calle San Bernardo comunicaba a El Debate que si las terrazas se cierran a las 23 horas «los ingresos se van a reducir mucho». Añadía que para ellos «es más cómodo no tener terraza, pero que económicamente tiene un peso muy fuerte». 

El hostelero se posicionaba en contra de la medida del veto del tabaco y afirmaba sobre las quejas de los vecinos que «todos somos clientes, y los vecinos tienen que tener un punto de criterio porque también son clientes de otros bares y restaurantes; todos nos tenemos que adaptar». 

Por otro lado, el presidente de Hostelería Madrid, José Antonio Aparicio, considera fundamental «poder proporcionar espacios seguros, sostenibles y ordenados para un consumo al aire libre, ofreciendo el servicio de restauración en las condiciones de máxima seguridad».

Aumentar las restricciones desplaza el consumo a lugares menos segurosJosé Antonio Aparicio, presidente de Hostelería Madrid

Además, desde la asociación opinan que «aumentar las restricciones a la actividad de hostelería, desplaza el consumo a otros lugares menos seguros, especialmente a espacios interiores privados o a espacios exteriores desordenados». Finalmente, desde Hostelería Madrid afirman que «las terrazas son espacios seguros y disponen de medidas estrictas para prevenir el riesgo de contagio de Covid-19».

Desde la asociación de Hostelería Madrid consideran esencial la ampliación de las autorizaciones extraordinarias, al menos hasta que haya una recuperación de los negocios, la reducción de cargas burocráticas, la flexibilización y mejora de la calidad normativa, la inclusión de normas de liberación de servicios, la simplificación de los procedimientos administrativos y la defensa y coordinación de los intereses de los colectivos concurrentes.

Terraza de la calle de FuencarralEl Debate

Hostelería Madrid valora positivamente la incorporación de la nueva modalidad de terraza con mesas altas de baja ocupación, la posibilidad de instalar terrazas en esquinas o en zonas terrizas, así como el mantenimiento durante dos años de las terrazas en bandas de aparcamiento.

Sin embargo, desde la asociación consideran «prematuro» retirar las terrazas en bandas de aparcamiento que se encuentren en zonas saturadas y sostienen que la norma de las estufas eléctricas «debe ir acompañada de un plan de ayudas al sector para su sustitución y de facilidades administrativas para realizar las obras de canalización de tomas eléctricas y demás requerimientos técnicos».

Los vecinos

Como en los Western, todo indio tiene su vaquero y, en este caso, el descanso de los vecinos es el mayor enemigo de la hostelería nocturna. Víctor Ruíz, vecino de la calle de Fuencarral, cercano al metro de Quevedo, ha declarado a El Debate que está «cansado del ruido diario de las terrazas, que no tienen en cuenta que la gente trabaja». Alegaba, con una voz ronca castigada por los años, que «con la edad es más complicado dormir y no se ponen en la situación del otro». Entendía que la hostelería es el alma de Madrid pero que «es necesario un consenso entre vecinos y bares para que pueda beneficiar a todos».

No tienen en cuenta que la gente trabajaVíctor Ruíz, vecino de la calle Fuencarral

Terraza de MadridEFE

Por otro lado, Victoria Oca, vecina de la calle Donoso Cortés sentenciaba que no tiene problemas para descansar a causa de las terrazas. «Solo estoy en casa desde la tarde-noche hasta por la mañana y duermo perfectamente. Vivo en una calle llena de bares, en un piso primero y orientado al exterior y no puedo tener queja».

Sobre el cierre de las terrazas a las once de la noche, Victoria declaraba que no lo ve necesario. «Creo que en zonas más residenciales dónde viva más gente mayor deben cerrar antes por respeto, pero realmente eso debería quedar en manos del bar. Si esta es una zona de estudiantes y la gente se queda hasta la una de la mañana tomándose algo, pues la verdad que no veo ningún problema en que se queden abiertas hasta esa hora».

Terraza CovidEuropa Press

Como vecina y clienta habitual de los bares y restaurantes de la zona, comentaba que «a los clientes nos sigue gustando estar en la terraza». «Si la gente que fuma no va a poder sentarse en una terraza a fumarse un cigarro mientras se toma la caña, ¿qué va a hacer?» proseguía Victoria.

A los clientes nos sigue gustando estar en la terrazaVictoria Oca, vecina de la calle Donoso Cortés

Echó un capote más a la hostelería declarando que «hay bares cuyas horas buenas son de 11 a 1, y se les está quitando una ayuda esencial».

El pasado 25 de enero, durante el Pleno de Cibeles, varios vecinos, que mostraban su rechazo a la nueva ordenanza, fueron desalojados de la tribuna de invitados  por parte del presidente de este órgano, Borja Fanjul, después de que la Policía les invitara minutos antes a retirar unas pancartas de protesta.

Vecinos desalojados del Pleno de CibelesEuropa Press

Los vecinos portaban pancartas en las que se podía leer «Ruidos SOS» como queja del ruido en las terrazas que conlleva el permiso de dos años para la retirada de las denominadas «terrazas covid» en las zonas no saturadas.

Los clientes

Los bares y terrazas se sustentan de las personas que eligen disfrutar brindando en sus mesas, barras y terrazas. Estas medidas también les afectan a ellos, que juegan un papel esencial para la hostelería. La gente necesita los bares y los bares necesitan de la gente. María García, que tomaba plácidamente un café en el bar Erre que erre de la calle Fuencarral declaró a El Debate que «esta nueva normativa es para cargarse las terrazas, porque como hay muchas quejas, las están castigando así» porque «si no puedes fumar, prohíben las estufas y cierran antes, la gente va a dejar de llenar las terrazas». Sin embargo, se declaraba a favor de la medida antitabaco alegando que «ya era hora de que prohibieran fumar en terrazas».

TerrazaMadrid 365

Por otro lado, Jaime Clemente, joven asturiano, asiduo en bares y restaurantes, declaraba a El Debate que «hay que tener en cuenta el descanso de los vecinos, la gente que se levanta cada mañana a ganarse el pan». En cambio, afirmaba que las once le parece una hora demasiado temprana para cerrar las terrazas. «Una hora prudente, serían las 12 de la noche. Entiendo perfectamente, que, de esa hora en adelante, en las calles trate de guardarse cierto silencio, que se cuide el descanso. Pero, que nadie se engañe, todos han sido jóvenes, y, en las terrazas madrileñas se han jugado las mejores finales».

Sobre las estufas de gas, Jaime comentaba que «tomar una caña mientras reduzco la contaminación me parece perfecto, pero deberían ayudar a los hosteleros con esta transición». Sentenciaba, además, que «prohibir fumar en una terraza es como prohibir que te enamores por la calle; no tiene ningún tipo de sentido». Añadía que, como persona no fumadora, detesta el tabaco y que «si realmente quisieran promover la salud de las personas, empezarían por prohibir su consumo».

Prohibir fumar en una terraza es como prohibir que te enamores por la calleJaime Clemente, cliente

Jaime declaraba que estas medidas también perjudican a la hostelería, pero que «de la misma manera que todos queremos volver a la normalidad cuanto antes, los hosteleros tienen que entender que estas medidas no pueden prolongarse eternamente» y que «si queremos remar hacia delante, la normalidad ha de llegar para todos».

Terraza madrileñaEP

Jaime finalizaba diciendo que «Los vecinos deben entender a los hosteleros, de la misma manera que el hostelero debe entender al vecino. Y hasta el que más se queja ha dado la nota en alguna terraza a altas horas. Necesitamos a los bares y ellos nos necesitan a nosotros».

La nueva ordenanza ha trasladado el debate a la calle dónde, si algo queda claro, es que la solución al problema es encontrar las medidas que mejor favorezcan tanto a la hostelería, como a los vecinos y clientes, encontrando un consenso equilibrado que satisfaga a todos y perjudique lo menos posible. Remar juntos en una misma dirección para dejar atrás los estragos de la pandemia y mirar con esperanza a la normalidad que ya está llegando.