Arma 9 mm Parabellum encima de un chaleco antibalas

Crónicas castizas  Cerdos con chalecos

En esas apareció por allí un coronel, los guardias se cuadraron y saludaron, tras lo cual procedieron a explicarse porque la escena de los cerdos con chaleco

Dicen los que saben, de estas cosas al menos, que el organismo del cerdo es parecido al del ser humano, vamos, que son los más similares en la naturaleza. El cerdo también es cercano al hombre desde el punto de vista anatómico y fisiológico. De ahí que se hagan trasplantes con órganos de este animal que no tiene desperdicio. Ya ha sido utilizado para curar a los humanos en cirugía cardiaca con válvulas aórticas, y producción de heparina, un conocido anticoagulante.

Un análisis del genoma del cerdo, publicado por la revista Nature, el más completo y revelador realizado hasta nuestros días, saca a la luz nuevas analogías con el ser humano, lo que confirma el interés de este animal como modelo para la investigación biomédica.

Precisamente por ello, había que probar unos nuevos chalecos blindados para saber qué poder de parada de un proyectil tenían y qué daño sufriría el usuario por el impacto de una bala que viaja a 360 metros por segundo, al menos en el caso de la conocida y generalizada 9 mm Parabellum.

Ya dicen las malas lenguas que el soldado va armado con el fusil de quien presentó la oferta más barata y protegido por el chaleco de precio más módico

Para realizar las pruebas compraron unos cerdos vivos y con bastantes dificultades, cuatro agentes les vistieron con los diversos chalecos antibalas, que optaban al concurso de compra de esa institución policial, para probarlos y saber cuál de ellos era el más interesante por sus prestaciones, y precio claro, para dotar a los guardias civiles. Ya dicen las malas lenguas que el soldado va armado con el fusil de quien presentó la oferta más barata y protegido por el chaleco de precio más módico.

El caso es que estaba todo preparado y los técnicos del benemérito instituto se aprestaban a empuñar las pistolas del calibre antedicho, el 9 mm Parabellum, y otras del .45ACP más masivo, pero con menor poder de penetración para estudiar los daños que la energía cinética del proyectil trasmite aunque no perfore el blindaje del chaleco. Hay quien lo ha sufrido en la realidad y dice que, aunque no atraviese el chaleco, la energía que transmite es como recibir una coz de un caballo, aunque no haya recibido ninguna.

Volvamos a la prueba a punto de realizarse. En esas apareció por allí un coronel, los guardias se cuadraron y saludaron, tras lo cual procedieron a explicarse porque la escena de los cerdos con chaleco despertaba la curiosidad de un estoico. El coronel mirando el entorno y escuchando al especialista se entusiasmó y decidió ser él quien realizase los disparos de prueba a los animalitos semivestidos y ajenos a la que les esperaba. Total, que se planta usía, con sus tres estrellas, pistola en mano junto a cada bestia, la monta –la pistola- para introducir un cartucho en la recámara, quita el seguro y sin encomendarse a Dios ni al diablo dispara sobre cada uno de los marranos con chaleco. Y los puercos de derrumban sin decir este gruñido es mío, exangües sobre el suelo. Los chalecos de los gorrinos estaban intactos y los puercos muertos. La zona de pruebas en silencio hasta que una voz temblorosa, no sabemos si de miedo o de risa, le comenta al jefe:

Se marchó dejando tras de sí dos cerdos muertos y cuatro guardias que apenas podían contener la risa

–Mi coronel, usía tendría que haber disparado a la zona del animal que cubrían los chalecos, no a la cabeza de los cerdos, allí no tienen protección alguna.

El coronel, farfullando maldiciones en sanscrito porque sabía que el cachondeo a sus espaldas le perseguiría durante años y se extendería como la pólvora ardiendo dentro del cuartel en cuestión de horas, depositó la pistola Beretta encima de la mesa, y se marchó dejando tras de sí dos cerdos muertos y cuatro guardias que apenas podían contener la risa cual si de soldados romanos de La Vida de Brian se tratara.