Bocadillo de calamares

Bocadillo de calamaresWikimedia Commons

Gastronomía

Historia del bocadillo de calamares: ¿por qué es típico en Madrid?

Muchos se asombran. Otros simplemente no lo entienden. ¿Cómo en una ciudad como Madrid, interior, a mínimo cuatro horas en coche del mar, puede tener como plato típico el bocadillo de calamares? ¿Qué historia se esconde detrás de esta tradición que sigue sorprendiendo a todo aquel que visita la capital española?

El origen de este peculiar plato se remonta a la época de la reforma católica. Según el canon 1251 del Código de Derecho Canónico «todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne». Aunque esta tradición se ha ido perdiendo con el paso de los años, en el siglo XVI contribuyó a que el pescado y el marisco formasen parte de la dieta de la corte madrileña, la única que podía permitirse dichos majares.

Según explica José María Escudero Ramos en Cocinando la historia. Curiosidades gastronómicas de Madrid, «el camino que cruzaba la maragatería de este a oeste se llamaba 'calzada real' o 'camino gallego'. En total eran 100 leguas y aproximadamente doce jornadas en llegar a Madrid. Para que llegase bien el pescado se construyeron pozos que rellenaban con nieve durante el invierno y que resistían gran parte del verano».

A partir de la gran demanda de estos en las ciudades del interior, en 1793 se pidieron permisos especiales para traer los pescados y mariscos a la capital del imperio, dejando atrás los difíciles desplazamientos con tan precarios transportes. Posteriormente, con la mejora de condiciones y la llegada del ferrocarril, el pescado llegaba más rápido.

Con el paso de los años, en el siglo XIX, llegó una gran influencia cultural y gastronómica desde Andalucía y se empezó a popularizar el característico rebozado.

Debido al bajo precio del calamar y la ausencia de espinas, se le añadió pan al plato para añadirle sabor y aporte calórico. Pronto los jóvenes convirtieron este bocadillo en el fast food castizo. Fue ya en el siglo XX cuando el bocadillo de calamares se convirtió en un clásico de Madrid.

Este excelso bocado de la capital, apreciado por madrileños y turistas, se encuentra ahora en bares por toda la ciudad. Una opción buena, bonita y barata de la gastronomía madrileña con una gran historia.

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