Ayuso unifica en un bar de Madrid «a mayor gloria de España» los reinos de Tabarnia y Tabernia

Las aguas del nuevo curso político bajan repletas de incertidumbres; y no son pocos los nubarrones –nacionales e internacionales– que asoman por el horizonte de Europa. Tal vez pensando que el humor es una de las más eficaces armas con las que hacer frente a los retos que depara la vida, la Asamblea Nacional de Tabarnia (ANT) ha convocado en una cervecería de Madrid a su Estado Mayor para tomar una trascendental decisión: nombrar a Isabel Díaz Ayuso presidenta de Tabarnia en Madrid.

La atmosfera de la gala, sospechosamente próxima a la de un photocall de una boite marbellí, tuvo carácter lúdico de principio a fin. Había una intencionalidad aquí. Fue Miquel Giménez, a la sazón maestro de ceremonias del evento, el encargado en hacerla explícita: «A los totalitarios, a los agraviados por agravios imaginarios, nunca les gustan las risas. Los totalitarios nos han robado las sonrisas en Cataluña. Esto no lo vamos a permitir aquí».

Tomás Guasch, José Luis Martín, José María Fuster-Fabra y el propio Miquel Giménez asumieron con el máximo pundonor el encargado de investir a Isabel Díaz Ayuso presidenta plenipotenciaria de tan insigne reino. Pero antes de dar paso al momento central de la jornada, se quiso vivir uno de los protocolos más antiguos y con mayor prestigio y sabor de Tabarnia; nos referimos a la presentación de Cartas Presenciales de los nuevos embajadores del reino. La actriz Mónica Pont, el torero José Ortega Cano, el cantante Ramón Arcusa, el productor Alejandro Abad y el periodista Javier Cárdenas fueron nombrados «embajadores de Tabarnia en Madrid».

Caña más butifarra, la síntesis total

Acto seguido, Ayuso subió al estrado. Aunque siempre contenida, la líder política estuvo relajada y alegre. Jugaba en casa y lo sabía. La presidenta autonómica disfrutó de la gala; no todo van a ser –debió pensar Ayuso– jornadas a sangre y fuego en la Asamblea de verdad; es decir, la regional madrileña.

«Estimados miembros de la República Coronada de Tabarnia, como buena tabernaria, acepto con gusto vuestro ofrecimiento para ser presidenta de Tabarnia en Madrid. Con tanto ruido político, enfrentamiento y análisis sesudo sobre política, geopolítica, economía... y hasta sobre lo que debemos comer, se agradece un evento lúdico e interesante como este, con una buena caña y butifarra», apuntó una sonriente Ayuso al comienzo de sus palabras.

«Los taberneses de Cataluña y los tabernarios de Madrid tenemos muchas cosas en común y una es que hablamos claro y con bravura torera. Trabajamos mucho, pero nos encanta tomar algo con nuestra gente cuando el día sale mal, y si sale bien... Pues también para celebrarlo», prosiguió Ayuso para anunciar, en tono jocoso, que «una nueva Isabel vuelve a unificar dos reinos, Tabarnia y Tabernia, a mayor gloria de España».

«Frente al autoritarismo, libertad, ley e igualdad; frente a la tiranía, verdad; y ante el despropósito político, ciudadanos adultos, responsables y bravos», remarcó la presidenta madrileña ya entrando en los mensajes más políticos. En este momento, aprovechó para lanzar un gancho directo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, porque «a los españoles» les duele que «trate al presidente de la Generalitat», Pere Aragonès, «como un jefe de Gobierno extranjero» así como que se les despoje de los derechos «recogidos en la Constitución».

Ayuso también recordó que ya son «55.000 catalanes que viven» y alegran «la vida en Madrid». Les dio la bienvenida a todos estos «madrileños de Cataluña» porque están «en casa» y les ha trasladado que pueden «estar tranquilos», porque en Madrid no van a «crear una red de embajadas, ni ningún reducto oficial para premiar al agraciado ni crear empleos para ningún odiador profesional de España».

El broche final de la gala consistió en la presentación en vivo y directo del nuevo himno oficial de Tabarnia, más la entrega a la presidenta de una figura de Manolita I de Tabarnia con un gesto característico y –como apuntó la propia presidenta autonómica– plenamente «universal».